Laura Fernández Cordero
Entrevista: Diana Cordero (colaboradora de Redes Libertarias).
Laura Fernández Cordero es socióloga y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina con sede en el CeDInCI donde coordina el Programa Sexo y Revolución. Memorias políticas feministas y sexogenéricas.
Diana Cordero: ¿Cuál es la importancia de la reflexión sobre el género y la sexualidad en la historiografía del anarquismo en Argentina?
Laura Fernández Cordero: La reflexión sobre el género y la sexualidad es importante en el estudio del pasado y en cualquiera de sus expresiones políticas, sin embargo, en el caso del anarquismo es fundamental ya que fue un indiscutido precursor en la puesta en discusión de ese costado de la realidad humana. Incluso la idea de no separar la revolución social de la revolución sexual es lo que le otorga una especial actualidad en tiempos en los que las dimensiones del género y la sexualidad están siendo tan debatidas.
DC: ¿Cómo se han presentado estas problemáticas en la historiografía del anarquismo en Argentina?
LFC: Si bien esas aristas eran conocidas y referenciadas, recién en los años ochenta del siglo pasado (si pensamos en España y Río de la Plata) autoras comprometidas con los feminismos y la Historia de las mujeres como Martha A. Ackelsberg, Mary Nash, Dora Barrancos, Graciela Sapriza, María del Carmen Feijoó y Mabel Bellucci, entre otras, fueron recuperando las biografías de las mujeres anarquistas y visibilizaron sus acciones y sus producciones escritas. Actualmente, esa línea tiene muchas continuadoras en toda América Latina con investigadoras que se cruzan y dialogan, y en esos intercambios internacionales reviven, en parte, las experiencias de aquellas anarquistas que recorrían los distintos países llevados por la pasión de la propaganda o las persecuciones policiales. Ante esa proliferación, el desafío actual es evitar convertirse en un accesorio o una nota de color en la historia del anarquismo, sino producir una relectura de su legado. Es decir, mostrar la omisión de aquellas aristas como una falencia grave de las historiografías previas, tanto como visibilizar la apuesta anarquista por la libertad sexual como un aspecto esencial de la vida humana. Al mismo tiempo, no temer a sus contradicciones, sus costados moralistas, su dificultad para aceptar la diversidad de deseos.
DC: En tu trabajo «Historiografía del anarquismo» señalas: «Como vimos, las mujeres anarquistas y sus producciones no fueron tanto víctimas de la invisibilidad como de la mención particular, y de la atribución por parte de los historiadores de un carácter peculiar o accesorio.» ¿Podrías extenderte más sobre esta aseveración?
LFC: Es una situación que excede al anarquismo y se registra en la historiografía más general. Para afirmarlo suelo apoyarme en una cita de la historiadora estadounidense Joan W. Scott muy productiva: (…) «obviamente no es la falta de información sobre la mujer, sino la idea de que tal información no tenía nada que ver con los intereses de la “historia” lo que condujo a la “invisibilidad” de las mujeres en los relatos del pasado.»[1]
Esa afirmación es útil para pensar en esos mecanismos de invisibilización y en la reducción de las temáticas relacionadas con la emancipación de la mujer y la sexualidad a un contenido accesorio o anecdótico. Al contrario, la libertad sexual en sentido amplio era el corazón de la lucha anarquista y parte inseparable de su búsqueda de la emancipación humana. Y esto no es una interpretación forzada, son los documentos preservados, sobre todo la producción en prensa, los que demuestran la centralidad de esos debates en relación con otros aspectos del ideario.
Esa propuesta de Scott me permitía a su vez proponer que era preciso ir más allá de la reposición de las biografías femeninas y avanzar hacia una lectura del anarquismo desde una perspectiva de género crítica. Es decir, pasar de una instancia de uso del concepto de género casi como un sinónimo de «mujer» a una relectura que poco a poco se va desplegando relacionada con las construcciones de poder en el movimiento, los debates entre mujeres y con los compañeros, las masculinidades, etc.
« … el desafío actual es evitar convertirse en un accesorio o una nota de color en la historia del anarquismo, sino producir una relectura de su legado… »
DC: ¿Cómo ha evolucionado la participación de las mujeres en el movimiento anarquista en Argentina a lo largo del tiempo?

LFC: Según se observa en los documentos siempre ha habido una importante presencia de mujeres en el movimiento. Con algunos picos, por supuesto, pero no es fácil determinar hoy si esos vaivenes tenían que ver con la propia participación o con su capacidad para visibilizarse como, por ejemplo, con sus periódicos. Los más célebres fueron La Voz de La Mujer (1896-97 en Buenos Aires, luego en Rosario hacia 1900) y Nuestra Tribuna (Necochea,Tandil y Buenos Aires entre 1922 y 1925). Pero también su participación dispersa en la prensa o en páginas «femeninas» o «de mujeres» en algunos otros periódicos. También podría explicarse por una lógica que se imponía ya que, muchas veces, su participación no es consignada con nombre propio o se las menciona como «la compañera de tal». O se dedicaban a tareas que no merecían mención como las administrativas o de apoyo. En suma, mujeres ha habido siempre; estudios que recorran sus experiencias en la segunda parte del siglo XX los hay menos o, para ser más optimista, están en proceso.
Ambos periódicos ahora son muy accesibles (para eso también hubo mucho trabajo de mujeres feministas y anarquistas). La edición pionera de la Universidad de Quilmes: http://www.unq.edu.ar/noticias/3820-la-voz-de-la-mujer-para-descarga-gratuita.php
Ambos pueden encontrarse en el “Portal de las publicaciones latinoamericanas del siglo XX”, dirigido por Karina Jannello: https://americalee.cedinci.org/quienes-somos/
Allí también encontrarán la colección en línea más completa del célebre y longevo periódico La Protesta.
DC: ¿En qué sectores productivos estaban las mujeres sindicadas y cuáles eran los más feminizados? ¿Cómo hacían compatible los cuidados con la militancia dentro del anarquismo?
LFC: Esta pregunta me excede, pero hay una cantidad de trabajos de hace varios años y actuales sobre el mundo laboral y sindical, y sobre las luchas de las mujeres en especial. Para no pasar una lista de bibliografía, recomiendo un podcast reciente en el que estuve colaborando. Fue producido por Yael Blanca para Miel de arcilla Contenidos y en él participan destacadas historiadoras que relatan los trabajos y los combates sindicales de muchas mujeres: Oficias Varias. https://open.spotify.com/episode/1Tl8Oajm3tLNuDqjxT5dml
Y, de paso y muy pertinente, de la misma productora, un podcast con las notas editoriales del periódico La Voz de La Mujer: https://open.spotify.com/episode/0XK8WhI0cZqydjPULNRJPs
Estas producciones circulan por espacios colectivos y radios comunitarias haciendo esa vinculación tan necesaria entre el presente de lucha y los legados sobre los que hacemos pie, los conozcamos o no.
DC: ¿Podrías mencionar algunas figuras femeninas de relieve en la historia del anarquismo y describir sus logros y contribuciones?
LFC: Hay algunas mujeres célebres dentro de la militancia anarquista local, por ejemplo, Virginia Bolten y Juana Rouco Buela. Tenemos muchos datos sobre ellas y trabajos sobre sus trayectorias, y es tan importante que las conozcamos como saber que no estaban solas. Ellas mismas lo dicen, son las que pudieron aprender a leer y a escribir, así como superar obstáculos y resistencias (incluso en el movimiento) para alzar la voz y llegar hasta el presente con sus ideas y sus producciones. Sus figuras nos tienen que permitir ver a las mujeres de biografías más modestas, muchas veces perdidas, y también a las anónimas que sostuvieron actividades y periódicos. Entre otros muchos proyectos de recuperación de sus memorias, contamos con el Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas (https://diccionario.cedinci.org/). Se trata de una obra colaborativa y abierta (dirigido por Horacio Tarcus y coordinado por Sandra Jaramillo Restrepo) que poco a poco va sumando esas biografías esquivas que atraviesan el continente y están en permanente riesgo de perderse.
Recientemente se ha celebrado una muy concurrida «Primera Jornada de investigación sobre mujeres anarquistas» en México. Fueron organizadas por Graciela González Phillips, Liliana Paola Avila y Gabriela López Ruiz, entre otras compañeras.
Para volver a las célebres, recomiendo un trabajo escrito a seis manos con Agustina Prieto desde Rosario y Paskual Muñoz desde Montevideo, sobre las peripecias de Virginia Bolten en aquellas ciudades, y una selección sobre sus notas de prensa:
https://ojs.politicasdelamemoria.cedinci.org/index.php/PM/article/view/302
Ahora hay mucha producción sobre Juana Rouco Buela recientemente hasta ha sido traducida al portugués por la investigadora Fernanda Grigolin, quien tiene un precioso trabajo sobre mujeres anarquistas: https://fernandagrigolin.com/ Muchas veces funciona como aglutinadora de nuestros propios trabajos como sucedió con el ciclo Charlas y luchas (https://tendadelivros.org/loja/categoria-produto/charlas-y-luchas/)

Es interesante notar como estos nombres, y tantos otros, continúan convocando y despertando el interés por la lucha en distintos frentes. Por caso, tenemos actualmente una Cátedra Libre Virginia Bolten y una agrupación docente que homenajea a Juana Rouco en Necochea, ciudad donde se publicó Nuestra Tribuna, para mencionar solo dos casos conocidos.
Hay que aclarar que lo interesante no es que se conviertan en figuras indiscutidas, sino que todavía inspiren con sus acciones. Recordarlas como protagonistas de las huelgas (ambas estuvieron en las huelgas de inquilinos de 1907), como oradoras en miles de actos, como escritoras de urgencia dispuestas a convocar a la lucha, como críticas de la confinación doméstica y los falsos llamados a la emancipación femenina que a veces sostenían algunos compañeros, en suma, como aquellas que dijeron en primera persona lo que significaba para ellas la doctrina y, después de esa voz, ni la revolución, ni la crianza, ni el amor libre pueden ser los mismos.
DC: ¿Cómo ha influido la historia del anarquismo en Argentina en la lucha actual por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ+?
LFC: Me gustaría tener una respuesta documentada sobre esto, pero sería una simple opinión. Conozco personas valiosas comprometidas con las ideas anarquistas que son activistas de las causas feministas y LGBTQ+. No identifico un programa diferenciado y mucho menos necesariamente relacionado con la historia previa del anarquismo local, pero sí estoy segura de que es una sensibilidad fundamental para pensar estas cuestiones. En especial, su perspicacia para advertir que las problemáticas no se resuelven siempre en el marco del Estado o en el aparato judicial. Su confianza en la producción de escrituras y saberes contra los pensamientos hegemónicos. Su llamado irrestricto a la libertad y el respeto por el pensamiento individual. Su posición contraria a toda policía, la institucional, la de las identidades, la de las conductas, etc. En suma, una serie de ideas profundamente libertarias en un sentido que nada tiene que ver con los actuales llamados a la libertad irrestricta de los mercados, esa fantasía que provoca una mayor concentración del capital y su consiguiente recorte de derechos y de libertades para las mayorías.
[1] Scott, Joan Wallach, “El problema de la invisibilidad”, en Ramos Escandón, Carmen (Comp.), Género e Historia, México, Antologías Universitarias, Inst. Mora, UAM, 1992, p.44.