140 años después de su muerte, qué queda de las ideas de Carlos Marx?

Frank Mintz

Me parece que la mejor introducción nos la puede dar Karl Korsh con extractos de sus 10 tesis sobre el marxismo en 1950.1

«2. Todos los intentos de restablecer íntegramente la doctrina marxista en su función original de teoría de la revolución social de la clase obrera son hoy utopías reaccionarias.

Marx es hoy simplemente uno de los muchos precursores, fundadores y continuadores del movimiento socialista de la clase obrera. […] En el marxismo son particularmente críticos […] su adhesión incondicional a las formas políticas de la revolución burguesa; su aceptación incondicional de la situación económica avanzada de Inglaterra como modelo para el desarrollo futuro de todos los países y como condición objetiva preliminar de la transición al socialismo».

«Marx no cambió nunca su postura de comunista autoritario y partidario de la emancipación de la organización nueva del proletariado mediante el Estado, por consiguiente, de arriba abajo, por la inteligencia y la ciencia de una minoría ilustrada, que profesa naturalmente opiniones socialistas y ejerce, por el mismo bien de las masas ignorantes y estúpidas, una autoridad legítima sobre ellas».2

Bakunin añadía: «Un reproche se les puede hacer al señor Marx y a sus discípulos. Es dedicarle una importancia demasiado secundaria al lado intelectual y moral: religioso, filosófico, político y jurídico en los desarrollos históricos de la sociedad. […] por ejemplo, que una gran parte de la burguesía, la mediana y sobre todo la pequeña burguesía está tan amenazada en su existencia como el proletariado por el desarrollo de la prosperidad económica actual. ¿Por qué no se suma al proletariado? ¿Qué la mantiene entre los rangos de la reacción? ¿Será el interés? De ninguna manera, son los prejuicios políticos y jurídicos y la vanidad burguesa en la que enraizaron estos prejuicios».

Otro ejemplo, los campesinos en casi todos los países de Europa: revolucionarios por interés y postura, resultan reaccionarios a causa de la potencia de sus prejuicios religiosos. Por fin tenemos incluso el ejemplo de una gran parte del proletariado que se deja aún demasiadas veces llevar por sus prejuicios políticos, jurídicos y hasta a veces religiosos, por vías que son completamente opuestas a su objetivo: la emancipación del trabajo y de los trabajadores».3

Leon Trotsky

Otra crítica fundamental de Bakunin es la negación de la autoridad que expresó más tarde. «[…] empecé a predicar en público la abolición de los Estados, la abolición de todos los gobiernos, de cuanto se llama dominación, tutela, poder, incluida desde luego la supuesta dominación revolucionaria y provisional, que los jacobinos de la Internacional, discípulos o no discípulos de Marx nos recomiendan como un medio de transición absolutamente necesario, eso pretenden, para consolidar y organizar la victoria del proletariado. Siempre pensé, y pienso hoy en día más que nunca, que esa dictadura, resurrección encubierta del Estado, nunca podrá producir otro efecto que el paralizar y matar la vitalidad misma y la potencia de la revolución popular».4

No obstante, durante la Comuna de París en 1871, Carlos Marx hizo dos observaciones importantes.

«[La Comuna de París] no trataba de destruir la unidad de la nación, sino por el contrario, de organizarla mediante un régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al destruir el Poder del Estado».

«La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. […] Igual que los demás funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser funcionarios electivos, responsables y revocables. Como es lógico, la Comuna de París había de servir de modelo a todos los grandes centros industriales de Francia».5

Jan Waclav Makhaïski

Bakunin apuntó que «los mismos marxianos, con todas sus ideas derrocadas por esta insurrección, se vieron obligados de sacarse el sombrero ante ella. Hicieron más: al revés de la más sencilla lógica de sus sentimientos verdaderos, proclamaron que el programa y el objetivo de la Comuna eran los suyos. Fue un disfraz realmente de payaso, pero forzado. Debieron hacerlo, por no verse desbordados y abandonados por todos, tan poderosa había sido la pasión que es‐ ta revolución provocó en todo el mundo».6

¿Un disfraz de payaso?

Obviamente, ni en 1871 ni tampoco hasta su muerte, Marx presentó una modificación de su visión del Estado y de la necesidad de aplicar en la Asociación Internacional de Trabajadores o en un futuro partido político burgués y proletario la práctica de compañeros «responsables y revocables en todo momento». Pero en sus textos de juventud antes de 1848, Marx rechazaba el Estado y creía en la capacidad de los trabajadores. Y vamos a ver que Erich Fromm y Maximilien Rubel retomaron estos textos.

Marx escribió así sin desear, me parece, engañar a nadie y, además, se olvidó dos veces en un texto suyo de su propia idea.

«El carácter de las elecciones no depende del nombre, sino de la base económica, de las relaciones económicas de los electores entre sí, y tan pronto como las funciones dejan de ser políticas:

  • dejan de existir como funciones de gobierno,
  • la distribución de las funciones generales se convierte en un problema administrativo, que no encierra dominio alguno,
  • las elecciones no conservan nada de su carácter político actual» [¿Dónde están los «responsables y revocables en todo momento»?]

Marx comentó, para rebatirlo, este aserto de Bakunin «considerarán [los marxianos] el mundo trabajador desde su altura estatista; no representarán ya desde entonces al pueblo, sino a sí mismos y a sus pretensiones de querer gobernar al pueblo. El que quiera dudarlo no sabe nada de la naturaleza humana».

«Si el señor Bakunin conociese, por lo menos, la posición que ocupa el gerente de una cooperativa obrera, se irían al diablo todas sus fantasías sobre la dominación. Hubiera debido preguntarse: ¿Qué forma pueden asumir las funciones administrativas, sobre la base de un Estado obrero? (si le place llamarlo así)».7 [¿Dónde están, de nuevo, los «responsables y revocables en todo momento»?].

Fotos trucadas de Joseph Stalin y sus colaboradores

¿Seguía todavía el «un disfraz de payaso»?

Las citas provienen de un texto de 1875 que Marx nunca publicó y conocido como el konspekt [resumen, en alemán] o sea un comentario de Estatismo y anarquía, libro de Bakunin publicado en ruso en 1873. Para mí es evidente que Marx se preparaba para tener argumentos contra Bakunin puesto que empezaba a tener partidarios en Rusia.

Una oportunidad llegó con una ex bakuninista y ex terrorista Vera Zasúlevich que mandó una carta a Marx en 1881 con el problema de la comuna rural, combativa y con aspectos solidarios.

«[…] Una de dos: o esta comuna rural, […] es capaz de desenvolverse por la vía socialista, […] En este caso el socialista revolucionario debe sacrificar todas sus fuerzas por la liberación de la comuna y su propio desarrollo.

Si al contrario la comuna está destinada a perecer […] ¿en cuántas decenas de años la tierra del campesino ruso pasará desde sus propias manos a las de la burguesía? ¿En cuántos cientos de años, acaso, el capitalismo alcanzará en Rusia un desarrollo semejante al de Europa Occidental? Quienes predican aquel enfoque se llaman a sí mismos los discípulos por antonomasia de usted: «Marksistas [grafía como en cirílico]». Su mayor argumento es, varias veces: «Lo dijo Marx». Pero otros objetan: ¿Cómo lo deducen de El Capital? Marx no discute de la cuestión agraria y no dice nada de Rusia[…]».8

En su respuesta a la carta de Vera Zasúlich, Carlos Marx se expresaba sin ninguna ambigüedad:

«[…]Analizando la génesis de la producción capitalista digo: La base de toda esta evolución es la expropiación de los campesinos. Todavía no se ha realizado de una manera radical más que en Inglaterra […] Pero todos los demás países de Europa occidental van por el mismo camino. (El capital, edición francesa, p. 316). La «fatalidad histórica» de este movimiento está, pues, expresamente restringida a los países de Europa occidental. […] Entre los campesinos rusos, por el contrario, habría que transformar su propiedad común en propiedad privada. El análisis presentado en El capital no da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia, mas, para que pueda funcionar como tal, será preciso eliminar primeramente las influencias destructoras que la acosan por todas partes y a continuación asegurarle las condiciones normales para un desarrollo espontáneo. Tengo el honor, querida ciudadana, de ser su afectísimo y ss. Karl Marx».9

Louise Michel

¿Por qué Marx confesó tan tarde que El Capital (con su «fatalidad histórica») era una obra que valía únicamente para algunos países de Europa Occidental?

Evidentemente, Marx había leído estudios en ruso sobre el estado de Rusia que era tal como lo evocaban desde 1851 Alexander Herzen (en Sur le développement des idées révolutionnaires en Russie [Acerca del desarrollo de las ideas revolucionarias en Rusia]) y luego Miguel Bakunin. Marx les había rebajado y no se atrevió a reconocer las deudas que les debía. En una palabra, dos años antes de su muerte Carlos Marx reconocía sus insuficiencias.

¿Por qué Marx no respondió directamente la pregunta de «¿en cuántas decenas de años» será posible actuar en Rusia con el proletariado del campo y de las ciudades?

Marx no podía contradecir a sus partidarios del determinismo histórico por etapas que él predicaba antes para unos países, tampoco quería admitir una táctica de combate demasiado similar al bakuninismo, por eso, como un buen dirigente político burgués, no propuso nada. Otro problema surgió después de su muerte. Friedrich Engels ocultó la evolución de Marx para seguir la línea marxista anterior dedicada a Alemania. Los organizadores del socialismo marxista en Rusia, Plejanov primero y, más tarde, Lenin, no se preocuparon por el legado de Marx porque no favorecía su liderazgo sobre las ciudades, al impulsar la comuna rural.

En 1917, Lenin recuperó a sabiendas el «disfraz de payaso» en El Estado y la revolución con las citas de Marx sobre la revocabilidad desde la base, para atraerse no solo a anarquistas inconscientes sino también a los partidarios de los soviets libres que habían derribado el zarismo en Petrogrado, la capital del imperio, sin intervención de ninguna dirección o minoría socialista.10

Un ardid leninista a corto plazo para conservar el poder pero parte de los disidentes soviéticos y chinos se nutrieron de este libro para fortalecer su oposición.11

Carlos Marx y sus vínculos con el marxismo leninismo

Bakunin sintetizó en 1873 su visión global del marxismo:

«El sufragio universal –el derecho de elección por todo el pueblo de los representantes del pueblo y de los gerentes del Estado–, tal es la última palabra de los marxistas […]

Así, pues, desde cualquier parte que se examine esta cuestión, se llega siempre al mismo triste resultado, al gobierno de la inmensa mayoría de las masas del pueblo por la minoría privilegiada. Pero esa minoría, nos dicen los marxistas, estará compuesta de trabajadores. Sí, de antiguos trabajadores, quizá, pero que, en cuanto se conviertan en gobernantes o representantes del pueblo, cesarán de ser trabajadores y considerarán el mundo trabajador desde su altura estatista; no representarán ya desde entonces al pueblo, sino a sí mismos y a sus pretensiones de querer gobernar al pueblo. El que quiera dudar de ello no sabe nada de la naturaleza humana.

Pero esos elegidos serán convencidos ardientes y además socialistas científicos. […] el llamado Estado del pueblo no será más que una administración bastante despótica de las masas del pueblo por una aristocracia nueva y muy poco numerosa de los verdaderos pseudo‐sabios. […] Esa dictadura será provisional y corta [según los marxistas]. […] Educar y elevar al pueblo, tanto desde el punto de vista económico como del político, a un nivel tal que todo gobierno se vuelva pronto superfluo […]. Tenemos aquí una contradicción flagrante. Si el Estado fuera verdaderamente popular, ¿qué necesidad hay de abolirlo? Y si el gobierno del pueblo es indispensable para la emancipación real del pueblo, ¿cómo es que se atreven a llamarlo popular?».12

Estas líneas se adaptan hoy no solo a la República de China, Corea del Norte y Laos sino (cambiando «trabajadores» por religiosos o demócratas y abreviando el texto en «pseudosabios») valen para todos los Estados del mundo. Desde luego, las dictablandas son más aguantables que las dictaduras siempre que no se aluda a la contaminación organizada por todos los gobiernos, lo que provoca el envenenamiento de las poblaciones, la corrupción de la mayoría de los ejecutivos y políticos nacionales e internacionales, etc.

Seguro de la evolución económica del mundo hacia la revolución, Carlos Marx no quiso ver las «fantasías sobre la dominación» (que atribuía a Bakunin), cultivó la verdad única de su táctica y la calumnia y la mentira propagadas en la prensa burguesa para acabar con sus enemigos bakuninistas, blanquistas, proudhonistas (por orden alfabético) ocultando que fueron los artífices de la Comuna de París y los organizadores de gran parte de las luchas obreras. Empleó Marx las maneras de pensar y oprimir de las clases dirigentes clasistas y clásicas. Impulsó su inquisición con el pensamiento socialista científico del grupo dirigente y las herejías que excomulgar. Lenin dio la estructura inquisitorial‐policial‐carcelaria –campos de concentración– a sus discípulos13 (de Stalin a Breznev) que las mantuvieron hasta que la podredumbre de la corrupción acabara con la URSS. Chinos, coreanos, laosianos, la mantienen con más astucia y con la misma fuerza.

Lenin en un mitin en la Plaza Roja

Obviamente, Marx no escribió nada sobre la represión y Marx no tiene nada que ver con los asesinatos en masa por el triunfo del «marxismo leninismo».

Carlos Marx, lecturas críticas pasadas y actuales

El Capital fue analizado de modo novedoso hace más de un siglo por el socialista un tanto solitario, el ciudadano ruso de etnia polaca, Yan Waclaw Majayski. Observó este párrafo: «El trabajo considerado como trabajo más complejo, más elevado que el trabajo social medio, es la manifestación de una fuerza de trabajo que representa gastos de preparación superiores a los normales, cuya producción representa más tiempo de trabajo y, por tanto, un valor superior al de la fuerza de trabajo simple. Esta fuerza de trabajo de valor superior al normal se traduce, como es lógico, en un trabajo superior, materializándose, por tanto, durante los mismos períodos de tiempo, en valores relativamente más altos».14

Majayski dedujo que los «trabajadores intelectuales» no cobran su salario del producto no remunerado del trabajo del proletariado, sino bajo forma de gratificación por su fuerza de trabajo calificada. […] El trabajo complejo en una determinada etapa deja de ser el trabajo de ejecución mecánica (en sentido amplio) y se convierte en un trabajo de dirección, gestión y organización de toda la labor social. Este es precisamente el trabajo de los mercenarios privilegiados del sistema capitalista, el trabajo de la «inteligentsia», el ejército de trabajadores intelectuales».15

Majayski afirmaba que todos los grupos socialistas representaban direcciones que iban a ser los nuevos explotadores de los trabajadores. Por lo tanto, estos debían organizarse sin intelectuales. Entre 1910 y 1920 multiplicó sus análisis, muy acertados, pero sin lograr un apoyo significativo de los trabajadores del campo y de las ciudades. En cambio, parte de los anarquistas, que Majayski rechazaba, defendieron su postura. Majayski murió (de enfermedad natural) como trabajador de imprenta en Moscú en 1926.

Los escritos de Marx, reunidos en un conjunto de 1844 denominado Grundrisse [plan en alemán], antes de la publicación del Manifiesto en 1848, fueron republicados y reivindicados por Erich Fromm16 (con un enfoque psicoanalítico) y en parte Maximilien Rubel, con un enfoque socialista supuestamente anarquista.17

Una empresa difícil que se funda (en el caso de Rubel) en un libro de Marx, inexistente pero que habría pensado escribir, y una visión de Bakunin, creador de un partido bolchevique, sin documentos escritos en que Rubel pudiera apoyarse. Reivindicar el Grundrisse puede ser una manera de esquivar el enfoque marxista leninista o, más sencillamente, volver a los múltiples elementos de las ideas de Carlos Marx antes de 1848. Es una elección delicada puesto que deja de lado la orientación que el mismo Marx dio a una parte de sus ideas.

¿Qué ideas encontramos en el Grundrisse?

La parte económica es muy importante en número de páginas, pero la reflexiva es original. Por ejemplo:

«El comunismo, como naturalismo plenamente desarrollado, es un humanismo y, como humanismo plenamente desarrollado, es un naturalismo. Es la resolución definitiva del antagonismo entre el hombre y la naturaleza y entre el hombre y el hombre. Es la verdadera solución del conflicto entre la existencia y la esencia, entre la objetivación y autoafirmación, entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y la especie. Es la solución del dilema de la historia y sabe que es esta solución».

«El dinero aparece, pues, como un poder desintegrador para el individuo y los lazos sociales, que pretenden ser entidades para sí. Transforma la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, el siervo en amo, la estupidez en inteligencia y la inteligencia en estupidez».18 Marx eligió otros elementos económicos y tácticos sin ver la capacidad represiva y simultáneamente integradora del capitalismo, sobre todo en Gran Bretaña, donde él mismo residía. Su objetivo de alianza entre burgueses progresistas y obreros aburguesados iba a crear la sociedad actual de persistencia de la desigualdad económica en el primer mundo y, en las colonias directas e indirectas en África, Asia, América Latina, el capitalismo clásico (barbarie, esclavitud laboral y violaciones de los derechos humanos).

Al contrario, la visión de oposición total al capitalismo y a la desigualdad económica de Bakunin sigue válida y eficaz, tanto en los países de capitalismo democrático como en los del Tercer Mundo con sus gobiernos fantoches.

Un posible legado de las ideas de Marx, 140 años después

Obviamente, hay numerosos Carlos Marx, el teórico en parte censurado y falsificado por Friedrich Engels, Lenin, el Comité Central del PC de la República China y los múltiples militantes, entre fanáticos, ignorantes (por falta de informaciones y de formación) y sinceros que los siguen; también el Marx, más auténtico, el que apareció gracias a Vera Zasúlevich, el de Erich Fromm, Maximilien Rubel, etc.; el Marx saludado como teórico y odiado como activista por Bakunin, un Marx poco conocido y muy rechazado por los anarquistas.

Para mí, el legado de Carlos Marx es que supo aprovecharse de los análisis de los economistas capitalistas e interpretarlos de manera crítica. Es un aporte indudable que sirve a múltiples investigadores de la explotación social en todos los ámbitos. Es también indudable que fue positiva su participación en la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores hasta la intervención de Bakunin, o sea entre 1864 y 1868.

Muchos análisis de Marx pueden ser importantes como el papel de la guerrilla en España contra las tropas de Napoleón y su visión de las luchas proletarias en España,19 la crítica de la religión judía, etc. En cambio, su visión de Francia durante la Comuna de París con un «gobierno obrero» es poco seria. Es también el caso para sus juicios sobre Alemania en el Manifiesto de 1848, y sus páginas sobre los checos y otras etnias eslavas.

Marx es un socialista alemán, entre otros, que permite comprender la evolución histórica de los países influenciados por Austria y Alemania y también las relaciones intelectuales complejas entre sus seguidores (Kautsky, Bernstein, Rosa Luxemburgo, Adler, Rühle, Pannekoek, etc.) que enriquecieron la crítica del marxismo y del leninismo.


  1. http://www.fondation‐besnard.org/spip.php?article726 [Sitio en reparación después de un ataque informático]. ↩︎
  2. Relaciones personales con Marx [diciembre de 1871] en Obras Completas de Mijail Bakunin, tomo 1 Estatismo y anarquía (Madrid: Imperdible, 2018), pp. 22‐23. ↩︎
  3. Protesta de la Alianza (continuación), 4‐24 de julio de 1871. ↩︎
  4. Carta de Bakunin a Anselmo Lorenzo, 10 de mayo de 1872. ↩︎
  5. Carlos Marx, La guerra civil en Francia; Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores 30 de mayo de 1871. ↩︎
  6. Carta al periódico La Liberté de Bruselas, 8 de octubre
    de 1872. ↩︎
  7. Obras Completas de Mijail Bakunin, Tomo 1, pp. 34‐35. ↩︎
  8. Es totalmente exacto y por eso fue publicado en la Rusia zarista, con el visto bueno de los censores: «Por fuertes y duras que sean las críticas de Marx sobre las relaciones de los capitalistas con los obreros, no pueden causar […] daño, ya que […] están hundidas en una gran cantidad de argumentos abstractos, en parte oscuros, de economía política que constituye el contenido de este libro. Puede decirse con certeza que pocas personas en Rusia lo leerán y aún menos lo entenderán. Además, el estudio del autor se refiere exclusivamente a los pedidos extranjeros de la industria fabril […] Las fábricas rusas sólo se mencionan de pasada, en dos o tres lugares». Dmitri Petrovich Skuratov. ↩︎
  9. Ídem, pp. 42‐43. ↩︎
  10. Ver Yuri Ilich Kirianov, Социально‐политический протест рабочих России в годы Первой мировой войны (июль 1914 – февраль 1917 гг.) [La protesta socio‐política de los obreros de Rusia (julio de 1914–febrero de 1917)] Moscú, ИРИ РАН, 2005. Extractos en Frank Mintz, A cien años de la Revolución Rusa: de los sóviets libres a la restauración del privilegio Buenos Aires, Libros de Anarres, 2017. ↩︎
  11. Por ejemplo, Leonid Plioutch lo indica en su libro: Dans le carnaval de l’histoire, 1977. Wei Jingsheng pegó un texto en una pared de Pekín en 1978, denunciando la dictadura del PC, en nombre de la tradición socialista de Marx, de la moral humana tradicional. ↩︎
  12. Obras Completas de Mijail Bakunin, Tomo 1, pp. 238‐239. ↩︎
  13. Algunos marxistas suelen citar el estalinismo como periodo perverso de la URSS, salvando así el leninismo arropado en la pureza revolucionaria. Esta afirmación está totalmente desmentida por dos hechos característicos, entre centenas, de Vladimir Ilich Ulianov Lenin: los campos de concentración en 1918, la represión de Kronstadt (con Trotski) en 1921. Stalin no participó en ellos, sino que heredó de un sistema de tortura lubrificado. Lo cumplió y, si en 1936‐1938 se le puede atribuir órdenes de fusilar a un millón de responsables bolcheviques, se olvidan de las consecuencias «positivas». Stalin colocó a un millón de jóvenes con sus familias y protegidos, que le debían por tanto una obediencia total. Luego, Nikita Kruchov se aprovechó del mismo sistema para acabar con la insurrección comunista horizontal húngara en 1956 y la de los proletarios de Novocherkassk en 1962.
    Sobre el origen del gulag, tenemos la creación leninista de los campos de concentración el 9 de agosto de 1918. Ver este texto y el original publicado en 1970 (106.000 ejemplares), tomo 50 de las Obras Completas de Lenin, en ruso, pp. 143‐144. «Telegrama al Gubispolkom [Comité Ejecutivo Provincial] de Penza (sur este de Moscú, a 650 km), copia para Evguenia Bogdanova Bozh [chekista eficaz] Recibido su telegrama. Imprescindible organizar defensa consolidada con gente capaz, seleccionada, aplicar masivamente terror despiadado contra los kulaks [campesinos ricos, no existe ninguna definición económico‐política], los popes y los guardias blancos. Encarcelar a sospechosos en campos de concentración fuera de la ciudad. Poner en marcha un grupo. Telegrafiar el resultado. Предсовнарком [Presidente del Soviet de Comisarios del Pueblo (de Rusia)], Lenin, escrito el 9 de agosto de 1918». «Recibido su telegrama. Es necesario organizar una guardia reforzada de personas de confianza seleccionadas, para llevar a cabo un despiadado terror de masas contra kulaks, popes y Guardias Blancas; los que sean dudosos deben ser encerrados en un campo de concentración fuera de la ciudad. Ponga la expedición en acción. Telegrafíe la ejecución. Presidente del Comisariado del Pueblo Lenin, Escrito el 9 de agosto de 1918»(Trad. Deepl). ↩︎
  14. Carlos Marx, El Capital, tomo I, Sección tercera, capítulo V Proceso de trabajo proceso de valorización 2. El proceso de valorización, p. 124. ↩︎
  15.  A. Volski, Umstevenni rabochi [Умственный рабочий ‐ El obrero intelectual] New York, Inter‐Language Literary associates, 1968, p. 149. ↩︎
  16. Erich Fromm, Marx y su concepto del hombre (Manuscritos económico‐filosóficos), México, 1962. ↩︎
  17. Rubel‐Janover, Marx anarquista, Barcelona, Etcétera, 1977. ↩︎
  18. Erich Fromm, Marx y su o. c., pp. 135‐136, 174. ↩︎
  19. Carlos Marx, La Revolución española, Moscú, s. d. [¿1950?] Interesante es leer a Marx en 1856: «La próxima revolución europea encontrará a España madura para colaborar con ella. Los años 1854 a 1856 han sido fases de transición por las que tenía que atravesar para llegar a esta madurez». (p. 157). Un dato que Engels olvidaba en 1873 al escribir: «España es un país muy atrasado industrialmente, y, por lo tanto, no puede hablarse aún de una emancipación inmediata y completa de la clase obrera». Los bakuninistas en acción. ¡No es fácil ser un socialista científico! ↩︎

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *