Última poesía crítica

Jóvenes Poetas en tiempos de colapso. Selección y edición de Alberto García-Teresa y David Trashumante.

Lastura Ediciones. Madrid, 2023. 278 págs.

Matías Escalera Cordero

Cuando me enfrento a una antología de este tipo, lo primero que miro es quiénes son o quién es la persona, especialista en el campo, que realiza la labor antologadora; lo segundo es ver cuál es la editorial que sostiene dicha antología. En este caso, tanto los antologadores, Alberto García-Teresa y David Trashumante, como la editorial, Lastura Ediciones, nos ofrecen y son garantía de la mayor confianza. Los compañeros antologadores, porque conocen exactamente la materia y el campo que antologan (la nueva poesía crítica de las primeras décadas de este siglo), la editorial, porque no posee intereses espurios de ningún tipo a la hora de apoyar esta esmerada selección de treinta y cuatro voces críticas, de poetas menores de treinta y cinco años, que tratan, con sus obras, de responder al desastre.

¿Están todas las voces posibles?, claro que no; pero ¿son necesarias las voces que se recogen?, claro que sí; estos son los peajes que tiene que pagar cualquier antología que se precie, el de la incompletud (valga este neologismo ad hoc) y el de la interinidad. Es inevitable.

En Última poesía crítica. Jóvenes Poetas en tiempos de colapso participan: Celia Bsoul, Alba G., Miki Garofalo, Yeison F. García López, Ángela Martínez Fernández, Joan Deusa, Mayte Gómez Molina, Julio León, Alejandro Pérez-Paredes, Víctor Benavides Escrivà, Jesús Godifredo AKA Sisu, Brenda Mondelo, Francisco Javier Navarro Prieto, Ismael Ramos, David Silvestre, Daniel Martínez Bauzá, David Ferrez Gutiérrez, Carlos Catena Cózar, Sofía Crespo Madrid, Eduard Olesti, Youssef Taki, Paloma Chen, Diego Gutiérrez, Rocío Acebal Doval, Raúl Castañeda, Marta Dylan, Natalia Velasco, Elsa Moreno, María Sánchez-Saorín, Ivette Dalianna, Ane Campaña Blanco, Ángela Navarro, William González Guevara y Ander Villacián.

¿Por qué reseño todas las voces? Porque en sus nombres está justamente la clave del asunto: nuestro entero mundo y el valor y la riqueza intrínseca de esta antología. Son voces distintas y diversas, de raíces geográficas y raciales distintas y diversas, escrituras distintas y diversas, voces caleidoscópicas que no agotan todas las posibilidades, a la hora de abordar poéticamente el desastre, por supuesto, pero que señalan las sendas principales, posibles y transitables.

Es, en su diversidad, precisamente, en donde reside, como digo, su principal virtud y en el hecho de que sus voces, al constituirse en síntomas del malestar, son un exacto diagnóstico poético de los efectos personales, morales y existenciales del colapso al que nos aboca este capitalismo de voracidad ciega y salvaje.

Que la escritura de este conjunto de voces poéticas críticas seleccionadas se oriente y se constituya, fundamentalmente, a partir de parámetros morales y existenciales, es lógico (la vida es lógica); por supuesto que sus respuestas son esencialmente de carácter moral y existencial, porque no puede ser de otro modo en este mundo en que viven y se expresan, sin referentes de clase, ni sujetos colectivos políticos y revolucionarios efectivos; cuando el viejo sujeto político, el proletariado, la vieja clase obrera, sus padres y sus abuelos, ha desaparecido y el nuevo –ellos mismos y sus hijos– se está aún articulando; de hecho, estos poemas, aquí seleccionados, y sus obras –en marcha–, son, de alguna forma, las  primeras sílabas, de las primeras palabras, que construirán la lengua de ese nuevo sujeto, que surgirá a partir de este precariado al que ellos mismos pertenecen. Es decir, sus obras son, serán, así, los cimientos sobre los que se levantará esa nueva lengua. Y este es el valor más resaltable de esta antología, su vocación pionera y fundamentadora.

Y es, desde esta perspectiva, de su mirada social –en sentido estricto–, comunitaria, no individualista, no encerrada sobre sí misma ni solipsista, desde la que hay que leer y recibir esta poesía nueva y crítica, que se abisma, desde distintas experiencias y raíces, como hemos dicho y como dicen sus antologadores, en «el desastre ecológico, la precariedad laboral, el racismo y la exclusión…/… en estos tiempos de colapso ecosocial…». Y se levanta contra todas «las injusticias, las opresiones y las desigualdades generadas por el sistema neoliberal capitalista, heteropatriarcal y ecocida» en el que malvivimos. Poesía síntoma, sí; poesía esperanza, también.

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