El aprendizaje cooperativo como un pilar esencial de la innovación educativa actual

Anastasio Ovejero

Se dice que hoy día la educación está en crisis y que el fracaso escolar es el reflejo más evidente de tal crisis, cuando realmente el fracaso escolar obedece a otra lógica muy diferente (Ovejero, 2019). La escuela siempre estuvo en crisis, sobre todo por dos motivos: en primer lugar, porque ya nació en crisis, dado que siempre fue –y sigue siendo– una institución intrínsecamente paradójica, pues fue el producto tanto de las necesidades de un sistema industrial que necesitaba trabajadores alfabetizados para que funcionara eficazmente la maquinaria capitalista (se le pedía a la escuela que disciplinara al alumnado y que hiciera de ellos trabajadores dóciles y sumisos), como de los intentos de los ilustrados de que la ciudadanía fuera libre, independiente y con pensamiento crítico; y en segundo lugar porque la escuela tiene que adaptarse continuamente a las circunstancias del entorno social, que es siempre muy cambiante, y ahora mucho más. Pero no olvidemos que la educación no es en sí misma liberadora. Depende de quién la utilice y con qué fines. Según Paolo Freire (2005), no se puede hablar de educación a secas sino de “educación para qué, educación en favor de quién, educación contra qué”. La educación puede ser liberadora, pero también puede ser manipuladora y domesticadora. Para que sea liberadora propongo la implementación de un aprendizaje cooperativo crítico que le dé al alumnado el protagonismo en su propio aprendizaje y en su formación que no le da la enseñanza tradicional (Ovejero, 2018a).

Por tanto, no es de extrañar que la escuela esté hoy día en crisis, dadas las turbulencias sociales y económicas que actualmente está viviendo la humanidad, y dado sobre todo la necesidad que tiene la escuela de cambiar drásticamente sus métodos educativos o pedagógicos si quiere dar buena cuenta de los principales retos a que nos enfrentamos hoy día, derivados de factores tan diversos como la hegemonía neoliberal (Giroux 2014), el desafío de Internet para la educación, el auge de las falsas noticias o fake news, el peligroso debilitamiento de la democracia a causa de los casos de lawfare o guerra judicial, o la amenaza que supone la inteligencia artificial.

De lo anterior se deduce que necesitamos construir una adecuada innovación educativa, una innovación educativa que se adapte a los retos educativos y sociales actuales, que esencialmente son los siguientes:

1- Al nivel del planeta, tenemos ya ante nuestros ojos una amenaza sin precedentes a la propia supervivencia de la especie humana a causa de la respuesta del planeta a las persistentes agresiones que hemos cometido contra él, especialmente la contaminación del aire, los mares y las tierras, y que se refleja principalmente en el cambio climático que ya nos amenaza con infernales desastres, como se vio en el Levante español hace sólo unas pocas semanas;

2- A nivel escolar nos enfrentamos a una fuerte falta de motivación: el neoliberalismo ha conseguido que buena parte del alumnado esté interesado solo por conseguir buenas notas exclusivamente para una mejor inserción laboral y así poder obtener un mejor salario, que es su objetivo principal, y no para saber más ni hacerse personas más cultas.

3- A nivel social, vivimos en sociedades cada vez más plurales desde diferentes puntos de vista (cultural, étnico, etc.) con lo que nuestros países son cada vez más heterogéneos.

4- La actual hegemonía de la ideología neoliberal está haciendo que seamos cada día más individualistas, más egoístas y más competitivos, con lo que están disminuyendo los niveles de solidaridad y de ayuda mutua, justamente en un momento en que más necesarios son, porque tengamos muy presente que hoy día hay casi 300 millones de migrantes en todo el mundo, casi un 250% más que en 1990. Es imprescindible que la escuela eduque para la tolerancia y la convivencia pacífica entre diferentes, mucho más que para la inserción laboral, que también tiene su importancia, pero mucho menos. Los inmigrantes seguirán viniendo, sobre todo a Europa y particularmente a España, por lo que es más inteligente crear un ambiente pacífico y de convivencia que uno auténticamente bélico. De cómo hagamos las cosas en este ámbito dependerá el nivel de conflictos interpersonales y grupales del futuro. Procuremos que el conflicto no se enquiste, como pasó en EEUU con las personas afroamericanas. Sería una tragedia para mucho tiempo y para todos.

5- El neoliberalismo está incrementando muy peligrosamente las desigualdades, así como la inestabilidad laboral y el desempleo, y, como consecuencia de ello se están incrementando muchísimo las tasas de ansiedad, incertidumbre, inseguridad y miedo al futuro, lo que está aumentando los índices de depresiones y suicidio. Por ejemplo, en España mueren cuatro veces más por suicidios que por accidentes de tráfico, a la vez que somos el país del mundo que más ansiolíticos consumimos. Una de las más inquietantes consecuencias de todo ello es el aumento del racismo y la xenofobia, pues cada vez más personas están percibiendo al “otro” como un peligroso rival, y no como alguien a quien ayudar y de quien recibir ayuda.

6- Debilitamiento del pensamiento crítico. La creación y expansión de las noticias falsas o fake news no son algo nuevo, pero nunca antes habían alcanzado el nivel de expansión y peligrosidad que tienen hoy día. Por ejemplo, las mentiras de Trump le hubieran inhabilitado para ser candidato a la presidencia de Estados Unidos hace solo unos pocos años. Hoy día ni siquiera el haber sido condenado por los tribunales o el haber estado tras el asalto al Capitolio le han inhabilitado. Se dice que ha sido la aparición de internet y de las redes sociales lo que ha incrementado hasta límites nauseabundos la expansión de las fake news, pero, al menos a mi modo de ver, ha sido sobre todo el debilitamiento muy generalizado del pensamiento crítico lo que hace que cada vez más personas acepten a pie juntillas y de forma acrítica los más absurdos bulos. A mi juicio, se trata de uno de los retos más serios que tienen planteadas hoy día las democracias occidentales. De hecho, es la extrema derecha la que mayoritariamente está detrás de los fake news.

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Pues bien, aunque no es solo la escuela la que debe hacer frente a todos estos retos, su contribución es sin duda indispensable. Y me gustaría destacar que el aprendizaje cooperativo puede ser la base para salir de esa crisis de la educación, de la que no puede sacarnos la enseñanza tradicional, esencialmente individualista y competitiva: sin ninguna duda, los métodos de aprendizaje cooperativo, especialmente si es crítico, son los más idóneos y eficaces para conseguir todo esto (véase Ovejero, 1990, 2018a, 2021b).

Entiendo por aprendizaje cooperativo el método pedagógico que, siguiendo los antecedentes de John Dewey y de Lev Vygotsky, aprovecha las relaciones interpersonales y la cooperación entre alumnos y alumnas para que todos ellos aprendan más y mejor. Y entiendo por aprendizaje cooperativo crítico el método que pretende que el aprendizaje cooperativo no sirva solo para que el alumnado aprenda más y mejor, sino también para que aprendan a ser ciudadanos responsables y críticos que quieran colaborar en la construcción de una sociedad mejor, más justa, más cooperativa, más igualitaria y más solidaria.

Nuestro sistema escolar tiene estas tres paradojas (véase Johnson y Johnson, 1999):

1ª. Nuestra escuela sigue métodos individualistas y competitivos que son poco eficaces para el rendimiento en ciencias y en matemáticas, algo tan útil para el sistema económico. El aprendizaje cooperativo, sin embargo, ha mostrado ser mucho más eficaz en este campo.

2ª. Indudablemente, en Internet está toda la información, pero hay que saber qué es lo que hay que buscar. Por eso es más necesario que nunca el pensamiento crítico. Para navegar con éxito por Internet y encontrar la información pertinente hay que tener una gran preparación intelectual. Pero seguimos utilizando los métodos escolares menos eficaces para producir pensamiento crítico. El aprendizaje cooperativo crítico sí lo consigue.

3ª. Nos quejamos de que en nuestra sociedad hay poco altruismo, poca solidaridad, mucho egoísmo y demasiada competición. Y, sin embargo, seguimos utilizando unos métodos educativos individualistas y competitivos que no ayudan a resolver esos problemas, sino que los agrava. El aprendizaje cooperativo tiene la capacidad de solucionar también esta paradoja. Nuestros genes y nuestro cerebro están preparados evolutivamente para cooperar y para ayudar a los demás y la cultura nos ha predispuesto durante miles de años para ello. Pero el neoliberalismo ha conseguido que retrocedamos mucho en este aspecto tan fundamental para la supervivencia de la especie humana. Los hombres y las mujeres no nacemos sabiendo cooperar: hay que enseñarlo. Y la escuela es un lugar privilegiado para ello.

Hoy día, cuando estamos viendo que existe un peligro real para la democracia, es imprescindible un pensamiento crítico que haga posible el compromiso con los valores inherentes a una democracia real (pensamiento crítico, libertad, justicia, cooperación, igualdad y solidaridad) y que facilite la transformación social (Giroux, 1990). También esto es más fácil de conseguir con el aprendizaje cooperativo que con la enseñanza tradicional, pues en los grupos cooperativos se aprende a dialogar, a convivir y a ser solidarios. El aprendizaje cooperativo constituye un auténtico entrenamiento para una democracia real (Ovejero, 2021b), participativa, tolerante y solidaria. Y no olvidemos que convivir en solidaridad es la verdadera esencia de la democracia. Y la ayuda mutua ha sido durante casi toda nuestra ya larga historia como especie nuestra principal seña de identidad (Kropotkin, 2005, 2009; véase Ovejero, 2021a). Por eso es tan eficaz el aprendizaje cooperativo y por eso, una vez que, al menos temporalmente, desapareció en España el peso del Estado, los obreros pudieron construir las colectividades libertarias, protagonizando la que tal vez sea la experiencia de autogestión obrera más importante a nivel mundial de los últimos siglos (Ovejero, 2017, 2018b).

Necesitamos implementar en las aulas un aprendizaje cooperativo crítico que permita a la escuela mejorar la situación actual. No será fácil, pues habrá mucha resistencia dado que este método constituye un verdadero torpedo a la línea de flotación del buque neoliberal, pues eleva los niveles de solidaridad y de ayuda mutua, tan contrarios a los objetivos neoliberales, pero para nosotros debe ser un reto: toda innovación educativa debería incluir unos métodos pedagógicos que faciliten:

1) El fortalecimiento y fomento del pensamiento crítico

2) La inclusión e integración escolar y social de todos los alumnos y alumnas, por diferentes que sean unos de otros.

3) Una buena gestión de la interculturalidad.

4) La reducción de la violencia escolar, particularmente del acoso escolar.

5) La cooperación, la ayuda mutua y la solidaridad. De hecho, ha sido la cooperación solidaria y la ayuda mutua lo que, a pesar de no ser la especie más fuerte ni la más veloz ni la más fiera, nos ha permitido sobrevivir e incluso dominar –para bien y para mal– a las demás especies animales.

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Pues bien, todo esto lo conseguiremos mucho mejor con el aprendizaje cooperativo crítico que con la enseñanza tradicional. La escuela no debe conformarse con preparar al alumnado para el mercado laboral, sino que también debe construir sujetos demócratas y críticos, capaces de entender el complejo mundo en que les ha tocado vivir, donde las redes sociales y la inteligencia artificial lo dominan todo, y ser capaces de convivir pacíficamente, en sociedades plurales y democráticas, con personas muy diversas. De hecho, existen cada vez más datos que indican que la implementación del aprendizaje cooperativo en el aula es un paso decisivo para la construcción de una sociedad cooperativa, y que el aumento de sentimientos de apoyo mutuo y hasta de felicidad que sienten los alumnos que trabajan cooperativamente pueden generalizarse a la sociedad entera y hacerla más solidaria. Los estudios disponibles muestran la poca correlación que existe entre riqueza y felicidad, una vez satisfechas las necesidades básicas. En cambio, vivir en una sociedad con una menor riqueza, pero más igualitaria, cooperativa y solidaria produce más felicidad, y menores tasas de delincuencia, de ansiedad, de depresiones y de suicidios. Esto debe ser tenido muy en cuenta en estos momentos en que resulta imprescindible un decrecimiento sostenible.

En suma, el aprendizaje cooperativo crítico le permite al docente alcanzar varios objetivos al mismo tiempo: 1) Elevar el rendimiento de todo el alumnado, incluyendo a quienes tienen dificultades de aprendizaje; 2) Mejorar las relaciones positivas interpersonales e intergrupales dentro del aula; 3) Proporcionar a los estudiantes las experiencias necesarias para lograr un saludable desarrollo social, psicológico y cognitivo; 4) Incrementar sus capacidades críticas; 5) Enseñar al alumnado a ser solidarios y a practicar la ayuda mutua; y 6) Concienciarles de su responsabilidad social y política. Sólo unos ciudadanos así podrán construir una democracia real. Otro mundo es posible, y los métodos de aprendizaje cooperativo crítico son de gran utilidad para conseguirlo. Por todo ello, estoy plenamente convencido de que hoy día resulta imprescindible incluir estos métodos en toda innovación educativa que pretenda que la educación contribuya a resolver los formidables problemas a que nos enfrentamos actualmente.

Bibliografía

Freire, Paolo (2005), Pedagogía del oprimido. México, Fondo de Cultura Económica.

Giroux, Henry (2014). Neoliberalism’s war on higher education. Chicago, Ill., Haymarket Book.

Giroux, Henry (1990). Los profesores como intelectuales. Barcelona: Paidós.

Johnson, David y Johnson, Roger (1999). Aprender juntos y solos. Aprendizaje cooperative, competitivo e individualista. Buenos Aires: Aiqué.

Kropotkin, Piotr (2005), El apoyo mutuo. Un factor de la evolución. Santiago de Chile, Instituto de Estudios Anarquistas.

Kropotkin, Piotr (2009). La selección natural y el apoyo mutuo. Madrid: Ed. Catarata y Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Ovejero, Anastasio (1990), El aprendizaje cooperativo: Una alternativa eficaz a la enseñanza tradicional. Barcelona: P.P.U.

Ovejero, Anastasio (2017), Autogestión para tiempos de crisis: Las colectividades libertarias: Ejemplo y utilidad de las colectividades libertarias. Madrid, Biblioteca Nueva.

Ovejero, Anastasio (2018a), Aprendizaje cooperativo crítico: Mucho más que una mera técnica pedagógica. Madrid, Pirámide

Ovejero, Anastasio (2018b), Las colectividades libertarias: una propuesta para salir de la crisis global en que nos encontramos. Libre Pensamiento, 195, 19-25.

Ovejero, Anastasio (2019), Fracaso escolar y reproducción social: la cara oscura de la escuela. Barcelona © 2019 Creative Commons (Acceso gratuito a través de este enlace: anastasio.ovejero.net)

Ovejero, Anastasio (2021a), Kropotkin como antídoto contra la actual hegemonía neoliberal. Revista Libre Pensamiento, 108, 27-33.

Ovejero, Anastasio (2021b), Escuela y democracia: el aprendizaje cooperativo críticoAula Libre, 2, pp. 11-22.

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