La misma libertad. Liberación animal y anarquía

Asamblea Antiespecista de Madrid

Texto original: otoño de 2010

Nota sobre lenguaje y género:

Para la reedición de este texto hemos decidido no ceñirnos al uso del masculino como neutro, así que hemos alterado indiscriminadamente masculino y femenino. Nos parece importante encontrar y desarrollar poco a poco formas de expresarnos más inclusivas que las que nos dictan desde las instituciones, siendo conscientes de que ello exige cierto esfuerzo por parte tanto de quienes escriben como de quienes leen, pero con la convicción de que ese pequeño esfuerzo merece la pena.

0.- ¿QUIÉNES SOMOS?

Antes de empezar, creemos necesario que toda aquella persona que quiera leer este libreto, conozca un poco los motivos que nos han llevado a editarlo, así como quién es la asamblea que lo ha realizado.

Este texto nació de una charla que nos invitaron a dar con motivo del Otoño Libertario de la CNT de 2010, con el nombre de “Liberación animal desde un punto de vista anarquista”. A raíz de dicha charla nos pusimos el objetivo de editarla y sacar copias escritas para luego difundirla.

Somos un colectivo unido por el sentimiento común de injusticia que nos produce la situación de los animales no humanos en nuestra sociedad. Nos reunimos asambleariamente de forma habitual para hacer actividades que nosotras creemos que combaten esta injusticia. Aunque en el momento que escribimos por primera vez esto no nos definíamos como un colectivo anarquista, las formas que teníamos y tenemos de funcionar sí que encajan perfectamente dentro de estos parámetros.

Pese a que no todos los que formamos este colectivo pensábamos y pensamos igual, ya que no creemos que esto sea necesario para trabajar juntos, sí que coincidimos en unos mínimos, que todos los animales, humanas y no humanas, tenemos nuestros propios intereses que merecen igual respeto y consideración.

Han pasado casi cinco años desde que hicimos esta charla y editamos este libreto. Como colectivo creemos que hemos ido creciendo y definiéndonos aún más con lo que pensamos y hacemos. Cada vez más convencidas de que la lucha por la libertad, tal y como titulamos este escrito, abarca a humanos y no humanos y que hacer distinciones o diferencias entre la libertad de unos o de otros no tiene sentido.

Con la edición de este libreto no queremos tratar de imponer nuestra opinión, vamos a hablar desde nuestro punto de vista y de cómo nosotras vemos las cosas, de una manera humilde y sencilla. Nuestra intención es invitaros a reflexionar sobre la situación de los animales no humanos. Lo que queremos es contaros cómo vemos el problema de la explotación animal, qué nos parece y qué hacemos nosotras para tratar de cambiar esta situación.

Durante el texto (que es una transcripción revisada y ampliada de la charla) repetiremos el pronombre “nosotras o nosotros”, cuando lo hagamos nos estamos refiriendo a las personas que formamos la asamblea.

1.- DEFINICIONES

– El antropocentrismo es un concepto filosófico o idea que considera al ser humano como centro de todas las cosas y fin absoluto de la naturaleza. Distintas son las razones que lo defienden: criterios metafísicos, posesión de determinadas capacidades intelectuales, lingüísticas, mantenimiento de ciertas relaciones, etc.

Todas estas razones carecen de fundamento si las vamos analizando minuciosamente. Si nos basamos en la posesión de determinadas capacidades, como intelectuales, lingüísticas o creativas encontramos también a otros animales humanos que tampoco las poseen, y que merecen nuestra consideración.

El antropocentrismo ha sido una idea dominante desde la formación de las primeras civilizaciones. Es un pensamiento que surge con más fuerza a partir del Renacimiento y como evolución del monoteísmo, heredado de la religión cristiana: “Dios ha creado toda la tierra para el ser humano”. A partir de la época renacentista, el ser humano se convierte en la medida de todas las cosas, los demás seres vivos son solo meros objetos de experimentación y análisis científico. Desde entonces el antropocentrismo ha sido la excusa de la barbarie del progreso y del capitalismo.

– Consecuencia inevitable de la creencia antropocéntrica es el especismo. Este término fue acuñado por primera vez en 1970 por el psicólogo Richard Ryder y consiste en la discriminación de aquellas que no son miembros de una cierta especie (o especies).

El especismo, al igual que el racismo o el sexismo, es una discriminación basada en diferencias injustas o determinadas por la voluntad o el capricho.

Tanto el especismo como el antropocentrismo abogan por la superioridad del ser humano sobre el resto de los seres de la tierra y esto implica una relación de dominación sobre el resto de animales.

– La liberación animal es el nombre que se dio al movimiento que defiende los intereses de los animales no humanos.

A veces dentro del movimiento de liberación animal se engloba a todo el movimiento de defensa de los animales, sin distinciones entre bienestaristas, neobienestaristas y abolicionistas.

Los bienestaristas creen en las reformas legales, para conseguir mejoras en las condiciones de muerte y explotación de los animales, como una muerte sin sufrimiento.

Las neobienestaristas, aunque su fin último es la abolición, utilizan la estrategia bienestarista, pidiendo reformas legales y la mejora de condiciones, ya que piensan que la ley va a ir cambiando poco a poco.

Nosotras entendemos el término de liberación animal dentro del ámbito abolicionista, que persigue el fin de la esclavitud animal, sin ningún tipo de concesión.

Para nosotras la liberación animal engloba a animales humanos y no humanos, lo que queremos es la libertad de todos los individuos. Entendemos que no existe la libertad individual sin aspirar también a la libertad colectiva, es decir, no creemos que una pueda ser libre mientras otras están oprimidas. Nosotras luchamos para conseguir la abolición de la esclavitud animal principalmente a través de la información y la concienciación.

– En 1944, Donald Watson y Elsie Shrigley acuñaron el término “veganismo”, si bien muchas abolicionistas ya habían adoptado esos principios antes, aunque no estuviesen definidos y agrupados bajo un concepto. El veganismo pasó a formar parte del ideario de la liberación animal por razones obvias. Nuestra forma de entender el veganismo es una actitud de respeto hacia todos los animales, contraria a ciertas prácticas y al consumo de productos obtenidos a partir de su uso o muerte.

El veganismo implica no comer ni vestirse con ningún producto de origen animal, tampoco utilizar productos que contengan ingredientes animales o hayan sido experimentados en ellos, ni participar en espectáculos donde sean utilizados.

Además, como más adelante explicaremos, también nos preocupamos por la explotación de animales humanos, tratamos de hacer un consumo los más consciente posible. En este caso es aún más difícil, porque lo que se realiza en esta sociedad conlleva casi siempre explotación para los animales humanos.

2.- ANARQUISMO Y LIBERACIÓN ANIMAL: HISTORIA DE UN ACERCAMIENTO.

– Las anarquistas se oponen a toda autoridad, opresión y jerarquía por considerar que no solo son nocivas, sino que además no las necesitamos. Las ideas básicas anarquistas realmente han estado presentes desde siempre, existiendo grupos precursores desde muy antiguo, aunque no es hasta el siglo XIX cuando el anarquismo se formaliza como movimiento e ideología. Desde entonces, numerosas corrientes se van implicando poniendo énfasis en distintos aspectos y luchando mediante diversas estrategias.

– La presencia de la liberación animal dentro del anarquismo es algo bastante reciente, con lo cual no forma parte de la tradición libertaria y eso hace que mucha gente la vea con recelo. Por suerte, el anarquismo nunca se ha caracterizado por respetar las tradiciones por el mero hecho de que lo sean.

– Algunos autores como Reclus y Kropotkin mostraron una visión de las demás animales distinta a la corriente, pero tampoco fueron una base relevante para lo que vendría después.

– En los medios libertarios a veces se alude a los naturistas libertarios de principios de siglo XX como un referente y un precedente. Por lo que nosotras sabemos, el vegetarianismo de las naturistas, y su discurso en general, iban más encaminados hacia una nueva visión armoniosa de la naturaleza y los humanos, buscando potenciar el desarrollo individual a todos los niveles. Ahí entrarían en juego la importancia que se le daba al cuidado del cuerpo, el ejercicio físico, el naturismo, el higienismo y la dieta vegetariana. Lo que a nosotras nos interesa es una reconsideración de nuestra visión y trato hacia los demás animales en pos de una nueva forma que les considere individuos con capacidades e intereses dignos de respetar. Pero es cierto que las naturistas libertarias rechazaban frontalmente matar animales para comida y lo consideraban una aberración, defendiendo una postura muy avanzada para la época y que en ningún caso deberíamos ningunear.

– Siempre ha habido individuos sueltos que han adoptado una dieta vegetariana y que han sentido empatía hacia las demás animales, pero no se formula teóricamente ni se plasma en una práctica de manera significativa hasta los años 70, con el nacimiento del movimiento por la liberación animal. Sin querer entrar en detalles, el movimiento por la liberación animal tal como hoy lo entendemos se puede decir que nace en Inglaterra a finales de los 60, principios de los 70. En Inglaterra había ya una amplia tradición organizativa entorno al concepto de bienestar animal (lo que ellos llaman el Animal Welfare) que busca que a los animales no se les haga sufrir más de lo necesario (con todo lo que eso implica). Se había caracterizado por seguir estrategias políticas, por medios legales que buscaban cambios en la legislación (por ejemplo mejores condiciones en las granjas, medidas restrictivas en la caza, etc.). A finales de los 60, muchas activistas se sentían defraudadas por la ineficacia de estas formas de actuación, y decidieron cambiar la acción legal por la acción directa, no por una cuestión ideológica, sino por una cuestión de eficacia. Los resultados hablan por sí solos, y animamos a conocer la historia de este movimiento porque está repleto de ejemplos de que ciertas prácticas, empleadas con cabeza y pensamiento estratégico, han ayudado mucho a conseguir los objetivos buscados.

Para dar unas pinceladas y que suenen algunos nombres que lo merecen, en el año 1964 se funda la Hunt Saboteurs Association (Asociación de Saboteadores de la Caza) creada con la intención de sabotear la caza mediante la acción directa legal. En vez de hacer campaña para que el gobierno prohibiese o regulase de forma más restrictiva la caza del zorro, los saboteadores de la caza iban a los cotos a intentar entorpecer todo lo legalmente posible a los cazadores: alertando a los zorros, desorientando a los perros, haciendo ruido, etc. Algunas activistas del sabotaje de la caza vieron que eso era insuficiente, pues no se impedía la cacería, aunque sí se reducía su efectividad, y aún morían muchos animales o vivían situaciones de pánico y ansiedad, y además la opinión pública se centró en la confrontación entre cazadores y saboteadoras y no en la explotación de los animales. Así se creó en 1972 la Band of Mercy (Banda de la Misericordia), que empezó a centrar sus acciones en los momentos previos a la cacería, para intentar impedir que ésta se llegase a producir, por ejemplo, atacando los coches de los cazadores. La Band of Mercy supuso el principio de la acción directa ilegal por la liberación animal. Al poco tiempo empezaron a tocar más campos, así en el año 1973 incendiaron un laboratorio de vivisección en construcción en lo que fue su primera acción contra la vivisección y la primera vez que se utilizaba el incendio como medio, táctica que parte del movimiento asumió como propia y que muy buenos resultados ha dado. En el 74 volvieron a utilizar el fuego, esta vez contra dos barcos destinados a la matanza de focas, consiguiendo arruinar a la empresa, que ese año no se celebrara la matanza de focas en la bahía de Wash y que no se haya vuelto a celebrar nunca más.

Un par de años después, la banda se disuelve para dar paso al Frente de Liberación Animal, que más que una organización, que como tal no lo es, es un nombre, asociado a unos principios, unos objetivos y unas prácticas, bajo el cual cualquiera que asuma el funcionamiento puede actuar. Del FLA hay bastante información así que no hablaremos mucho más, solo decir que a día de hoy sigue actuando, ya por casi todo el mundo y que no parece que vaya a dejar de hacerlo por mucho que encarcelen a algunas activistas.

También queríamos hacer un recordatorio de las Ligas de Liberación Animal, cuyo principal objetivo era entrar en los laboratorios de vivisección para extraer toda la información posible y divulgar la situación de los animales. El trabajo de las ligas de liberación animal fue fundamental para que la sociedad inglesa (y por ende, el mundo entero) tomase conciencia de lo que ahí dentro estaba ocurriendo. Bueno, para quien tenga interés hay bastante información en Internet y un par de libros que hablan del tema (Libros: “Contra todo pronóstico”, “R-209: habla el frente de liberación animal”, “Encendiendo la llama del ecologismo revolucionario”. Revista “Sombras y cizallas”. Puedes descargarlos gratis en Internet buscando un poco.)

– Volviendo a lo que nos ocupa, el anarquismo, por su propia esencia, es un conjunto de ideas en constante evolución y debate, nunca cerrado sobre sí mismo (o al menos eso sería lo deseable). Hace unas décadas, los anarquistas veían la homosexualidad como una desviación y la masturbación como una práctica degenerada y antinatural (ver “Anarquismo y homosexualidad”, de Richard Cleminson). En el fondo, todas vivimos en una época concreta con unos valores determinados y eso nos afecta a la hora de interpretar la realidad. Es por ahí por donde vemos luz al final del túnel, pensamos que el rechazo de muchos a las ideas antiespecistas no se debe a que estas no sean lo suficientemente argumentadas y válidas, sino a los condicionantes culturales que ya comentaremos a lo largo de la charla. Por eso no cejamos en nuestro empeño, porque esto ya ha pasado otras veces con otros temas y seguirá pasando, las ideas evolucionan y se enriquecen y el anarquismo no es impermeable y también se hace eco de ideas y prácticas que no necesariamente han nacido en su seno, basta con que concuerden con las ideas y los principios básicos, cosa que, a nuestro entender, la liberación animal cumple a la perfección.

– Para nosotras no es interesante entrar en un debate de posturas sobre si hay anarquía sin liberación animal o si hay liberación animal sin anarquía. Evidentemente tenemos nuestra postura, y esperamos que quede lo suficientemente clara, sobre la relación existente entre las dos corrientes, pero vemos que si no se tocan los temas con cierta delicadeza o humildad, es fácil acabar cayendo en un pseudodebate sobre quién es el mejor, qué lucha es más prioritaria y cuál es una “bobadita caprichosa” y cosas así que todas, por desgracia, alguna vez hemos presenciado. Para nosotros, la liberación animal encaja perfectamente en el discurso anarquista, comparten principios y formas de actuar, comparten muchas enemigas (la autoridad, las cárceles, la represión, la dominación, la esclavitud, la mercantilización de la vida) y también comparten un fin último: la libertad y la autonomía de los individuos. Por otro lado y complementariamente, vemos que el anarquismo enriquece las ideas de la liberación animal, que ayuda a tener una visión más amplia de los problemas y a aprender a relacionarlos, y que tanto su base teórica como práctica sirven para potenciar lo que nosotras entendemos por liberación animal.

– No es nuestra intención decidir si el anarquismo debe declararse antiespecista o si se puede ser anarquista y apoyar y financiar la explotación animal. La mayoría de las personas que formamos esta asamblea no tenemos una formación suficiente en cuanto al anarquismo como para entrar en debates filosóficos e históricos. Consideramos que más bien las ideas anarquistas no son un ente separado de la sociedad y que una postura podrá ser incluida dentro del ideario anarquista, o podrá ser declarada como un principio anarquista, una vez que las anarquistas la hayan asumido como propia y lleven a cabo esa lucha, nunca al revés; es decir, el anarquismo evoluciona y adopta nuevas luchas, ideas o métodos de lucha (siempre sobre la base de lo que es el anarquismo en esencia) una vez (que puede ser poco o mucho tiempo después, según la situación concreta) que las personas implicadas en la lucha anarquista y revolucionaria hayan meditado, debatido, aceptado y luchado por esa idea, y no que las personas deban adoptar nuevas ideas porque estas sean incluidas en el ideario anarquista, como si de una biblia se tratase.

3.- NUESTRA POSTURA

A continuación vamos a definir la asamblea, un colectivo independiente que lucha a su manera por la liberación animal. Creemos necesario comentar, entre otras cosas, nuestra visión del problema, las motivaciones que nos empujan a llevar a cabo diferentes acciones, y la metodología que estamos usando, para después centrarnos en las distintas dificultades que nos encontramos en nuestro día a día como colectivo, así como nuestros propios límites a la hora de llevar adelante esta lucha.

¿Cómo vemos el problema de la explotación animal?

El problema de la explotación animal es muy grave en todo el planeta, aunque no está visto como tal. Es algo que se encuentra muy normalizado, pese a las implicaciones tan devastadoras que tiene.

Usamos animales como nosotros, simplemente de otra especie, para todo: alimentarnos, vestirnos, arreglar problemas que solo nos atañen a nosotras (utilizándolos de vigilantes, de guías, para experimentar, etc.)

Todo empieza cuando somos pequeñas; mediante la educación/adoctrinamiento se nos enseña que la vaca vive en la granja y sirve para dar leche, la gallina para dar huevos y el cerdo para dar jamón. Los típicos libros para niños nos piden que unamos con una flecha el animal con el producto que obtenemos de su explotación y muerte.

A partir de ahí, nuestra visión de los animales se reduce a que somos superiores a ellos, están aquí para servirnos y podemos utilizarlos a nuestro antojo. Por supuesto, jamás nos enseñan como malviven las gallinas en las granjas batería o como le cortan el cuello a un cerdo colgado boca abajo de una pata. Esto se maquilla con imágenes como una vaca que ríe y nos da su queso encantada, vacas pastando felices en los envases de leche, cerdos con gafas, sombrero y bastón sonriendo en la etiqueta de una pierna de cerdo, etc., y se lleva a cabo en las afueras de las ciudades donde nadie pueda verlo ni oírlo.

Para la gente, sería más difícil vivir de la forma en que lo hace si viera y entendiera los efectos directos de dicho consumo. El capitalismo ha eliminado a la consumidora de los procesos de producción. El resultado, es que nadie se siente responsable de pagar para que maten a un cerdo o a una vaca, pues desde que nacemos el sistema educativo y cultural nos ha adoctrinado para seguir perpetuando esta esclavitud, sin asumir nuestra responsabilidad, ni cuestionárnoslo, ni verlo como algo malo o raro. Estamos programadas para no hacernos cargo de la esclavitud animal.

Estos mismos patrones ya se repitieron, y aún hoy se repiten, con los esclavos humanos. En la historia humana ha habido muchos casos de esclavitud y dominación, y los sigue habiendo: la esclavitud entre personas, basándose en distinciones aleatorias como el color de piel, el sexo o la edad. Al igual que estas situaciones estaban ya muy implantadas en la sociedad y tuvimos el valor de dejarlo atrás, al menos de cara a lo socialmente aceptado, también podemos dar los primeros pasos para acabar con la esclavitud a la que sometemos a las demás animales.

Este problema tiene la particularidad de que no puede ser solucionado solamente por sus víctimas. Los animales no humanos no utilizan el mismo lenguaje que las humanas que los esclavizan. Esta barrera a menudo dificulta la comunicación pero basta con mirar a un cerdo a los ojos antes de ser asesinado para ver el miedo que transmite su mirada, y escuchar los gritos de dolor que van después, para entender lo que está pasando.

Los animales no humanos también resisten y luchan. En las granjas, zoológicos, laboratorios o mataderos, están librando su propia batalla por su supervivencia y libertad. Los animales no humanos utilizan diversos mecanismos y estrategias para luchar por su libertad, muchos de ellos documentados a través de historias concretas (en el blog quererlalibertad.wordpress.com están recogidas varias historias sobre rebeliones animales). Algunos ejemplos son intentos de fuga, agresiones a los entrenadores o domadoras, el uso de herramientas para intentar destruir la propia prisión u otras formas como la autolesión, la negación a reproducirse o el abandono de la alimentación son respuestas que las no humanas emplean para sobrellevar el sufrimiento y privación de libertad que padecen.

A menudo, estas rebeliones han tenido consecuencias positivas en la vida de los animales, ya sea en la suya propia o en las de otros de su especie o quienes sufren su misma explotación. Por ejemplo, la rebelión de la elefanta Tyke en el año 1994, que agredió a su entrenador durante un espectáculo circense para luego huir y recorrer la vía pública, supuso, además de su violento asesinato tras 88 disparos, la prohibición de los circos con animales en la ciudad de Honolulu (Hawaii). En Canadá, el ataque de la orca Tilikum a su entrenador, a quién causó la muerte, supuso el quiebre y cierre definitivo el acuario Sealand of the Pacific en el año 1991. No obstante, Tilikum aún sigue preso en el famoso acuario SeaWorld en los Estados Unidos de América, donde ha protagonizado varios ataques mortales hacia sus explotadores (para conocer la historia de Tilikum, recomendamos el documental “Blackfish”, disponible en Internet)

Creemos que es urgente hacer algo por los demás animales, pues aunque ellas utilicen todos los medios para intentar alcanzar su libertad, la mayoría de las veces son insuficientes en un mundo antropocéntrico donde la dominación y la violencia sobre ellas es tan brutal. Es por ello que pensamos que la mejora de su situación dependen en gran medida de nuestra lucha por ellos. Un problema de tal magnitud, con 3.000 animales asesinados por segundo solo para alimentación (según cifras del organismo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación [FAO]) sin contar los peces, es el mayor holocausto que haya ocurrido jamás en nuestro planeta, y como implicadas en ello, nos toca luchar para intentar cambiarlo.

En nuestra vida diaria, estamos ejerciendo sobre los demás animales toda esa opresión y dominación que tanto odiamos y combatimos.

Como personas que abogan por la libertad y detestan la dominación, tendríamos que replantearnos nuestra relación con las demás animales. Al igual que somos críticos con otras muchas cosas como ejercicio de vida, es hora de plantearnos esta cuestión.

Los demás animales son vistos como objetos de consumo y valorados en función del beneficio que podemos obtener de ellos. El capitalismo valora todo en función del beneficio que pueda dar. Vender y comprar vidas animales y humanas, como si fueran libros o sillas, es lo normal.

Cada una de nuestras vidas también está incluida en eso. Somos valiosas porque podemos producir beneficios, como esclavas sometidas a la autoridad de nuestro jefe, y luego como consumidoras, devolviéndole al sistema lo que hemos “ganado” esclavizadas, y generando beneficios a otros, a su vez esclavos, etc. haciendo que el engranaje siga adelante.

La explotación animal existe porque es rentable. Los demás animales están sometidos a la dominación, solo que de una forma más directa, más atroz. Diariamente se les hace nacer en jaulas, cárceles donde sus madres llevan ya tiempo soportando la crueldad y la indiferencia, y se les tiene ahí esperando a que engorden lo suficiente, dejen de poner huevos, dejen de producir una cantidad rentable de leche, estén demasiado reventadas para poder saltar por el aro de fuego o su piel sea lo suficientemente buena para despellejarles y hacer abrigos. Después se les mata, o bien porque ya no son rentables vivos o bien para usarlos (pieles, carne, etc.) porque solo sirven muertos.

En resumen, animales no humanos y humanos seguimos un camino bastante parecido: nacemos esclavas, producimos lo que beneficia al sistema durante lo que se considera nuestra vida útil y morimos unas, son asesinadas otras.

La lucha libertaria, en contra de toda opresión sobre el individuo, busca la desaparición de cualquier tipo de autoridad sobre el desarrollo de nuestras vidas para poder vivirlas en libertad, interés básico de cualquier humano y animal. Luchamos contra la dominación ejercida por el sexismo, racismo, fascismo, etc., por eso consideramos que no podemos dejar de lado el especismo.

El especismo es otra forma de ejercer autoridad, dominación, opresión y esclavitud sobre individuos con intereses propios, basándose en argumentos elegidos al azar, como la pertenencia a una especie diferente a la nuestra. Otros criterios arbitrarios según los cuales también se discrimina a los individuos serían el cociente intelectual, las capacidades físicas, la edad (niñas y ancianas), la capacidad adquisitiva o el nivel cultural.

Nosotras nos sentimos cercanas a la apuesta por la transversalidad de la lucha, porque entendemos que la mayoría de opresiones y violencias están interrelacionadas y recaen de formas variadas sobre diferentes sujetos. Consideramos que es muy importante tratar de entender cuándo estamos teniendo privilegios sobre otras personas (humanas o no), que nos vienen dados por la forma en que está estructurado el sistema, y que queremos localizar para trabajarlos y combatirlos en nuestras vidas y relaciones cotidianas. De la misma forma, creemos que siempre es positivo tejer redes de solidaridad y vinculación entre las diversas luchas y movimientos contra la opresión, que nos permitirán ampliar la mirada y enriquecernos a partir de otras experiencias, nuevos cuestionamientos, saberes y estrategias.

En definitiva, proponemos luchar para abolir toda esclavitud e intentar conseguir la liberación animal y humana, así como unas relaciones más respetuosas con el entorno, creando una lucha global contra la dominación (que aunque suene muy maximalista se puede materializar en prácticas concretas).

¿Por qué queremos la liberación animal?

Como ya hemos mencionado antes, consideramos que todo el entramado complejo que es la explotación animal, se encuentra totalmente normalizado dentro de la sociedad y cultura en que vivimos, siendo muy complicado escapar de las creencias y valores a la misma asociados, por lo que dicha problemática aparece invisibilizada en nuestras vidas cotidianas.

Así, después de definir nuestra visión de la explotación animal, queremos la liberación animal porque:

– Todos los animales somos individuos con los mismos derechos morales y con el mismo interés por vivir. No es superior nuestro interés por sobrevivir que el del resto de los animales, y no debemos imponer, mediante la autoridad, estos intereses nuestros a los de las demás criaturas.

– Todas poseemos un abanico de capacidades de sensibilidad tanto física como psíquica, lo cual nos otorga unos intereses básicos que merecen ser considerados. Esto comprende el interés por vivir, el interés por disfrutar de nuestras vidas en libertad, y el interés por poder hacerlo sin padecer sufrimiento (evidentemente, es imposible vivir sin sufrir, y es cierto que el sufrimiento tiene un gran peso en los procesos de aprendizaje, pero también es innegable que, en principio, si nos dan a elegir, generalmente vamos a preferir evitar sufrir).

– En la consideración de que todo animal es un individuo igual al resto, creemos que ninguno merece ser explotado en pos de unos intereses y/o satisfacciones de otras, ya que otra vez en este caso, quien tiene el poder es el que triunfa y se impone a las demás.

– Nos ponemos en la piel de los demás animales que son utilizados, esclavizados y/o asesinados por los seres humanos, y no podemos quedarnos quietas de brazos cruzados. Sentimos la necesidad de organizarnos y luchar por su liberación. Aquí y ahora, vemos urgente dar respuesta a esta situación.

Los seres humanos, al igual que muchos animales no humanos, tenemos capacidad de sentir empatía, esto es, ponerse en el lugar y pensar qué sienten otros individuos en determinadas situaciones. Es así como surge el sentimiento de rechazo a la explotación animal. Durante la historia de la humanidad, muchas han sido las ocasiones en que esta capacidad ha hecho tambalearse al sistema de explotación social. Una vez más, es hora de organizarse y luchar por ello.

– No creemos que los seres humanos seamos superiores al resto de animales, al igual que no consideramos que ninguna humana sea superior a otra. Para nosotros, el problema de la explotación animal es un problema más de la autoridad, donde los intereses de unos prevalecen sobre los de otras.

– Todo animal debe poder decidir sobre su vida, vivirla con autonomía y en libertad, sin ser oprimido o controlado por nadie.

Entendemos la dominación como una relación asimétrica, donde un individuo niega a otro. Al entender que todas las animales somos iguales en derechos morales, oponernos a la opresión humana significa oponernos a la opresión de otros animales.

– Hoy en día, dentro de nuestro ambiente, es viable una forma de vida que luche contra la explotación animal que existe a nuestro alrededor. Existen alternativas y opciones contrarias al consumo de animales y derivados como alimentos, como vestimentas, y como formas o estrategias de ocio, sin que ninguno de estos ámbitos vea mermada su efectividad. Todas estas alternativas podrían estar aun más desarrolladas si hubiese un verdadero interés social por hacerlo.

¿Cómo vamos a tratar de acercarnos a la liberación animal?

– Como asamblea nos centramos en la difusión de la realidad de la explotación animal y de las ideas antiespecistas, con el fin de favorecer un cambio de conciencia. Información sobre la relación de autoridad y poder hacia el resto de los animales, información sobre nutrición, sobre salud, sobre las alternativas y algunas ideas de formas de luchar contra todo esto, información desde un punto de vista antiespecista y crítico, ya sean charlas, debates de barrio, pegatinas, proyecciones y demás soportes.

Vemos que la información es muy importante porque, en esta lucha, la dimensión individual es de gran relevancia, al ser la explotación animal algo tan cotidiano y tan presente en nuestras vidas. Las decisiones individuales tienen más peso que en otros campos porque están más directamente relacionadas con el problema. Es decir, que si tú no quieres comer carne nadie te puede obligar, si no quieres montar a caballo, nadie te puede obligar, y eso ya es empezar a posicionarse contra ese tipo de relaciones.

– La agitación y la movilización están también entre nuestras prioridades. Nos parece fundamental proporcionar información e ideas que posibiliten cambios individuales, pero vemos también necesario exteriorizar ese rechazo a la explotación animal de forma que deje de entenderse como una cuestión personal y se empiece a ver como una cuestión social. Que cada vez más gente sienta y piense que, como sociedad, no se pueden seguir tolerando ciertas prácticas, pues son injustas y opresivas. En ese sentido intentamos visibilizar la situación de los demás animales y la oposición a la misma. Pensamos que los cambios sociales conllevan mucho esfuerzo pero son imprescindibles, no podemos aceptar que la liberación animal sea algo que solo cobre sentido en nuestras mentes y en nuestros hábitos cotidianos, pensamos que es una lucha con todas las letras y que merece ser luchada con coraje. Buscamos fomentar que las demás personas que compartan esas ideas se animen también a mostrar su posición y que entre todas vayamos empujando hasta conseguir que cada vez más gente amplíe su círculo de consideración e incluya a los animales no humanos en su idea de respeto y libertad. Para eso necesitamos información, ideas, debate, pero también salir a las calles a protestar, a mostrar lo que muchas no quieren que veamos y a hacer fuerza para ir acabando con las prácticas explotadoras.

– El veganismo es un buen medio para poner en práctica las ideas antiespecistas y para dejar de colaborar con la explotación animal. Dicho esto, aclarar que para nosotras el veganismo no es un fin en sí mismo, es una consecuencia lógica de las ideas antiespecistas, pero no es una lucha en sí, sino una actitud de respeto, ética y política que encaja y potencia una lucha, la de la liberación animal.

– Nuestra forma de funcionar:

a. Asamblearismo: pensamos que no hay mucho que explicar al respecto, no nos gusta ni ser dirigentes ni ser dirigidas, por eso nos organizamos de la manera más horizontal que sabemos, por principios y porque organizarse verticalmente puede parecer más funcional, pero genera unas dinámicas y unos problemas bastante considerables.

b. Acción directa: entendida como actuar sin intermediarios ni mediadores. Hace referencia a que si ves que hay un problema no te quedas esperando a que otros lo solucionen, sino que te planteas qué puedes hacer tú para ayudar a solucionarlo y lo haces. Esa es la esencia de la acción directa, el hecho de tomar la iniciativa frente a un problema en primera persona, sin delegar. No buscamos convencer a las altas esferas para que legislen “a favor de los animales”, pues no confiamos en leyes ni políticos. No son estrategias que podamos considerar como propias pues, además de rechazarlas ideológicamente, la experiencia nos ha demostrado una y otra vez cómo y para quién funcionan. Si bien es cierto que determinadas prácticas de explotación, especialmente las más aparatosas o que requieren de instalaciones más grandes (como circos o zoológicos, por ejemplo), sí que pueden llegar a desaparecer por cambios legales, las transformaciones más reales y duraderas se dan cuando las conciencias evolucionan hacia un punto. Hay ejemplos como el de las peleas de perros, el tráfico de animales exóticos o simplemente el narcotráfico, que nos demuestran que las leyes no garantizan el final de nada. Mientras haya especismo, habrá demanda de ciertos productos y espectáculos. Aún así, cualquier prohibición tajante de prácticas explotadoras seguramente revierta positivamente en la vida de los demás animales, y en ese sentido (nos parezcan mejores o peores los medios y las formas) puede ser una gran noticia para ellos. El movimiento por la liberación animal ha actuado principalmente cubriendo dos campos: la oferta, presionando a quienes se lucran con la explotación animal para que dejen de hacerlo; y la demanda, intentando extender una conciencia antiespecista que haga a la gente dejar de demandar productos o servicios obtenidos de la explotación de animales.

4.- INCOHERENCIAS, MITOS, AFIRMACIONES, LIMITACIONES Y DIFICULTADES DE LA LIBERACIÓN ANIMAL

Para entrar en la recta final de nuestra exposición, daremos unas pinceladas sobre las incoherencias, límites y dificultades de la lucha por la liberación animal. Lo que pretendemos con este último punto es que sea una reflexión positiva y enriquecedora. Asumir nuestras incoherencias nos permite trabajar para tratar de reducirlas y también a no creernos personas más puras o superiores al resto. Por otro lado, conocer nuestras limitaciones nos ayuda a no frustrarnos y a no generar frustración a nadie a quien le hayamos “vendido la moto”, tener los pies en el suelo y saber cuál es nuestra posición. Y ver las dificultades es vital para decidir las estrategias más eficaces y saber qué caminos son transitables y cuáles no.

Para tratar los puntos que acabo de mencionar hay que partir de la base de que es imposible ser 100% coherente en todo, y de que lo que nos interesa son las posibilidades que tenemos en la vida real, aquí y ahora, en el año 2015 en Madrid.

Incoherencias

Las incoherencias de la liberación animal que suelen mencionarse se relacionan, generalmente, más con el veganismo que con la lucha por la liberación animal en sí. Desde dentro de esta lucha aceptamos que hay incoherencias, pero no más que en cualquier otro tipo de lucha. Igual que ser anarquista y coherente al 100% es imposible, ser vegana y coherente al 100% también es imposible, pero en ambos caso el esfuerzo por llevar una vida lo más acorde posible con tus ideas vale más que todo aquello a lo que no podemos llegar.

No es nuestra intención hacer un listado de incoherencias, porque no lo vemos útil y porque cada uno tendrá una opinión diferente, sino poner un par de ejemplos que hagan que, quien quiera, pueda reflexionar sobre esta cuestión y plantearse sus propias coherencia e incoherencias.

Sabemos, por ejemplo, que es imposible ser totalmente vegano porque la cantidad y diversidad de productos con ingredientes animales o testados en animales es infinita y desconocida; si, además, incluyes en la definición de productos no veganos aquellos en los que se han explotado humanas, entonces se suman gran cantidad de productos no veganos.

Sin embargo, una vez hecha esta matización y asumida esta reflexión, vemos que la forma de enfocarlo no es “bueno, ya que el barniz del mueble del salón puede contener colágeno de pezuña de vaca no tiene sentido dejar de comer carne”, sino más bien preguntándonos “¿qué productos puedo evitar?”. Lo más fácil y eficaz para reducir nuestro papel en la explotación animal es evitar productos o servicios directamente relacionados con ésta (carne, pieles, lácteos, cosméticos, huevos, zoos o circos…) e ir aprendiendo y decidiendo sobre los demás. Pero en la pregunta “¿qué productos puedo evitar?” creemos que deben incluirse todos los que se puedan evitar (sin volvernos locas, eso sí) y no sólo aquellos obtenidos directamente de la explotación animal; es decir, si te gustan las zapatillas y eres vegana y cambias de zapatillas con cada temporada de moda, por muy de plástico, goma o tela que sean tus zapatillas, 50 Nike fabricadas en China conllevan explotación animal (humana y no humana) y medioambiental. Y ahí es donde vemos una incoherencia, en el consumismo vegano, en el “todo vale” si en la lista de ingredientes no viene ningún animal o el nombre de un laboratorio famoso por su crueldad. Pensamos que es importante añadir un mensaje de “reducción del consumo” en la medida de lo posible, del “hazlo tú misma” y del “productos locales y poco manufacturados mejor” al mensaje básico de evitar productos de origen animal.

Esto se relaciona de cerca con otra incoherencia: el desprecio que muchas veces se hace desde los ámbitos de la liberación animal al ecologismo (y viceversa, aunque nos centraremos en lo primero). Gran parte de esta desavenencia se debe a que el ecologismo antropocentrista que domina la corriente ecologista general deja mucho que desear y en ocasiones se ha posicionado abiertamente en contra de la liberación animal, como en el caso de las liberaciones de visones y el “control” de las especies exóticas. Sin embargo, un ecologismo más radical y profundo y la liberación animal pueden tener muchos frentes de lucha comunes ante la dominación humana y pueden trabajar juntos si ambos se ponen a ello. De hecho, en otros países, especialmente en EEUU, esto ya se entiende desde hace años.

A veces las veganas se olvidan de la explotación de los ecosistemas y animales salvajes, cayendo en situaciones como viajar en avión todas las semanas y preocuparte sólo de que la comida que te sirvan sea vegana.

Mitos/afirmaciones

Creemos que muchas afirmaciones se hacen con demasiada facilidad, tanto de los sectores de la liberación animal, como de la gente que está en contra de dichas ideas. Se generan frases hechas que vemos simplistas o falsas, y cuando éstas vienen de nuestro lado, nos hacen perder credibilidad y decepcionar a la gente; por eso vamos a poner un par de ejemplos de este tipo de afirmaciones que se hacen en pro del veganismo:

1. “Salva el planeta, hazte vegano”. Objetivamente, la producción animal tiene una gran responsabilidad en el cambio climático, en la contaminación atmosférica, en la degradación de la tierra, del suelo y del agua, y en la reducción de la biodiversidad. Obviamente, la reducción del consumo de carne a nivel global tendría un efecto positivo en el medio ambiente, pero de ahí a pensar que sólo con hacerte vegana vas a salvar el planeta, olvidando los coches, aviones, basuras, carreteras, cultivos intensivos, etc. nos parece caer en una simplificación. También queríamos reflejar que, aunque esas afirmaciones fuesen ciertas y rigurosas, nos parece dudoso desde un punto de vista ético esgrimirlas en favor del veganismo, pues son afirmaciones que ponen en el centro de la cuestión las ventajas que tiene el veganismo para las humanas y eso oculta (o como mínimo, pone en un segundo plano) lo verdaderamente importante de todo esto: la vida y la libertad de los demás animales, que están siendo arrebatadas ahora mismo. Esa es la motivación que nos lleva a hacernos veganas desde una postura antiespecista, el hecho de no querer mantener esa opresión. Lo demás es interesante y tiene su valor, pero lo irrenunciable para nosotras es esto.

Aún así, es interesante la siguiente página: https://www.fao.org/4/a0701s/a0701s.pdf y el texto “La larga sombra del ganado”, del mismo organismo, que se puede bajar en pdf de internet (nos aseguramos de que los datos no son “exageraciones de veganos” porque han sido tomados por comisiones de expertos en cada ámbito, si bien hay que leerlo con capacidad crítica, ya que es un informe de la FAO).

2. “Si todo el mundo fuese vegano se acabaría con el problema del hambre”. Es cierto que, actualmente, la gran mayoría de grano producido en el mundo se dedica al alimento del ganado (p.e. el 80% de la soja del mundo se dedica a piensos) y que, por una cuestión básica de conversión energética, en cada escalón de la pirámide alimenticia se pierde el 90% de la energía. Sin embargo, es también cierto que actualmente hay comida suficiente para alimentar a todo el mundo; el hambre actual no lo causa el con- sumo de productos de origen animal, sino el desigual reparto de la riqueza. Un mundo vegano capitalista también tendría ricos y pobres. Es verdad que el excesivo consumo de carne que se da en los países desarrollados tiene un peso importante en el reparto del grano en el mundo, pero no es la raíz del problema. Si se dejara de consumir carne en EEUU, ese 75-85% del grano no se enviaría a África; bajaría el precio de muchos alimentos, sí, pero a partir del punto en que su cultivo no fuese rentable, simplemente dejaría de producirse ese grano o se usaría para otras cosas, como biocombustibles.

3. “Ser vegano es muy fácil”. En el Estado español, ser vegana es bastante fácil, pero las dificultades para mantener una dieta vegana variada y saludable, no son iguales para alguien que se lleva la comida a la oficina o que vive rodeada de veganas, que para un camionero que para a comer en bares de carretera entre España y Alemania. Puede sonar a chorrada, pero si lo decimos es porque el esfuerzo de las personas por ser lo más consecuentes posibles debe tener una valoración en sí mismo, y no sólo los resultados visibles de ese esfuerzo. Cada persona es distinta y tiene condiciones diferentes, eso no justifica de ninguna manera la explotación, simplemente es algo a tener en cuenta y a valorar si se quiere entender la realidad en la que vivimos.

Límites de la liberación animal

1. El primer límite que vemos es que la explotación animal es ilimitada, y por tanto los frentes de lucha también lo son. Este tipo de luchas inabarcables e infinitas en el espacio y en el tiempo dan sensación de inutilidad y de derrota continua a las activistas. Por otro lado, siempre surge la duda de tratar el problema de la explotación animal desde la raíz (forma de ver a los animales y de relacionarnos con ellos) con el peligro de perdernos un poco en un ámbito más teórico o filosófico y no llegar a hacer cosas concretas, o focalizarla en un ámbito de la explotación animal y luchar contra él, pero ¿en cuál?

2. Salvo unas pocas especies que teóricamente pueden vivir en el medio natural por sí mismas, la gran mayoría de los animales liberados necesitan de un espacio dedicado a ellos en el que vivir el resto de sus vidas (algunas de 15-20 años) y de personas dedica- das a ellos y dinero invertido en comida, medicinas, cuidados… Este es un factor muy limitante a la hora del rescate/liberación de animales de los centros de explotación, e impide que pueda hacerse a gran escala con la mayoría de las especies explotadas. Este problema se debe al propio modo de explotación de los animales, a gran escala y de forma incesante: sólo en España nacen 2 millones de pollos cada día (datos oficiales del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marítimo)

3. El veganismo también tiene sus propios límites:

a. Que es imposible conocer los ingredientes/experimentación de todos los productos que nos rodean:

Como hemos dicho al principio, es imposible ser realmente vegana. Desconocemos muchos componentes de origen animal, la gran mayoría de sustancias con cierto potencial tóxico están testadas en animales: desde el aceite del coche o la pintura de nuestra habitación a los pesticidas de las frutas y verduras que comemos. La intención de investigar todas aquellas sustancias que, en algún momento han sido testadas o llevan algún ingrediente de origen animal es una tarea ardua y absolutamente estéril, aparte de que el tiempo empleado en ello es tan alto que el sentido de dicha investigación es bastante dudoso.

b. Que la gran mayoría de productos veganos que consumimos implican la muerte de animales de forma indirecta:

Todos los productos envasados con plástico, traídos de otros lugares por cualquier medio de transporte, en los que se hayan utilizado pesticidas, que hayan necesitado la transformación del ecosistema original, que hayan supuesto la extracción de recursos, el transporte de materias y la manufactura de éstas, conllevan la destrucción de los ecosistemas y, por tanto, la muerte de animales.

c. No es viable a nivel global:

En zonas áridas, ya sean cálidas o frías, el veganismo no es viable. Un esquimal o un tuareg no pueden ser veganos; eso no resta sentido ni credibilidad al veganismo, pero es un límite (tampoco en Groenlandia, con 1 habitante por cada 40 km2, parece viable el desarrollo de asambleas, y eso no las invalida como forma organizativa).

Dificultades de la liberación animal

1. Las humanas no podemos organizarnos directamente con los demás animales, lo que genera un movimiento en que personas que no están sufriendo dicha explotación de forma directa deciden las estrategias, prioridades, enfoques y acciones para luchar contra esa explotación; sólo nos queda confiar en la capacidad de comprender las situaciones de explotación y de establecer prioridades de las activistas. La parte buena de esto (mala para los animales pero buena para las activistas) es que hay tanto por hacer y es una lucha tan nueva, que empieces por donde empieces o te centres en lo que te centres, si lo haces bien, tendrá resultados de algún tipo.

2. Requiere un cambio de mentalidad profundo y un cambio en el estilo de vida de la gente que es difícil de aceptar. No es algo que puedas hacer un día a la semana o cuando te apetece, sino que lo que tú le estás diciendo a la gente es que reorganice sus hábitos cotidianos (alimentación, ocio, vestimenta, productos cosméticos o del hogar). En realidad no es tan complicado, pero de entrada suele provocar cierto rechazo.

La parte positiva de que la explotación animal forme parte de nuestras vidas y que en el día a día nuestras decisiones tengan un efecto tan claro sobre los animales, es que cualquier cambio en dichas acciones cotidianas y decisiones tiene efectos a corto plazo, lo que nos otorga un papel más fuerte y protagonista que en otras luchas (por ejemplo, contra los centros de internamientos de extranjeros – CIE’s).

3. Algunas de las empresas y organismos explotadores son muy fuertes (farmacéuticas, industria cárnica o láctea…) y la lucha se convierte en David contra Goliat. Sin embargo, ha habido y sigue habiendo “pequeñas” victorias que demuestran que, con ganas e imaginación, David puede luchar contra Goliat.

4. Es un movimiento joven que ha nacido hace sólo unas décadas o que incluso está naciendo en algunos países, lo que hace que la gente desconozca por completo qué ideas y principios tiene y haya que ir muy lento y desde la base. La ventaja es que podemos ir construyéndolo y que aún no está muy desvirtuado por errores del pasado.

5. Dentro del propio movimiento, como ocurre en todas las luchas, hay críticas a las distintas formas de actuación y creación de héroes y mitos.

En cuanto a las divisiones o críticas, algunas son inevitables y no hay que rasgarse las vestiduras por ello; pero el excesivo corporativismo o el seguimiento ciego a unas siglas pueden provocar ampliar distancias que, en principio, eran salvables.

Muchas veces se critica por ello a las organizaciones, pero eso también pasa con siglas que no representan a ninguna organización, como por ejemplo las siglas FLA (ALF). Estas siglas surgieron como una representación abstracta de todas las personas que, a nivel individual o en pequeños grupos, deciden desobedecer las normas impuestas en su lucha por la liberación animal; el FLA no es nada, es gente, personas anónimas detrás de acciones; el FLA son acciones. Y, a veces, sucede que se cae en la estupidez de que dar a conocer las siglas sea el objetivo prioritario, cuando el objetivo debe ser la lucha. Las siglas son sólo un instrumento que, si no sabemos utilizar, pueden separarnos de otras compañeras con las que, sin embargo, la acción y las ideas nos unen.

En cuanto a la mitificación de personas concretas o grupos de luchas concretos, se dan algunos problemas:

a. Sentir que uno no es capaz de hacer ciertas cosas, cuando muchas de ellas están al alcance de cualquiera.

b. Sentir que uno debe hacer ciertas cosas para ser válido en la lucha, sin ver que cada persona es válida para una cosa diferente y que todas se necesitan entre sí.

c. Sentirse pequeño e insignificante al lado de estas personas y en vez de usarlas como fuerza usarlas como autoflagelación de lo cobardes que somos.

d. Centrarnos en el personaje y no en las acciones y en las ideas que hay detrás de la gente, que es lo que tiene importancia.

6. Y por último, encontramos dificultades en los propios ámbitos de lucha, en los que se menosprecia o se critica la lucha por la liberación animal como un capricho de pijos misántropos que tienen solucionados todos los problemas en su vida y pueden dedicarse a los animales no humanos. En estos ámbitos a veces se argumenta que “la liberación animal es una opción personal de aquellas personas a las que les preocupan los animales, pero que es una lucha parcial y secundaria que debe quedar en un plano personal para no restar tiempo ni esfuerzos a la lucha revolucionaria”.

La liberación animal no es una opción personal porque quiere y necesita ser expandida a la mayor cantidad de personas posible (de hecho la información es uno de los frentes más importantes de la liberación animal, en el que se usa un gran porcentaje del esfuerzo de las activistas) para ser viable. Una opción personal es aquella que no tiene efectos en los demás, pero la liberación animal es una lucha con claros efectos sobre las demás, y si no que se lo digan a un animal liberado o, en el lado contrario, a una elefanta entre las rejas de un zoo.

¿Qué es una lucha parcial y secundaria? Aquella que no es importante, urgente o necesaria respecto a luchas más prioritarias o apremiantes. ¿Cuáles son? ¿La lucha anticapitalista? ¿Y eso qué es y cómo se hace? ¿No es un conglomerado de luchas menores? ¿Cómo se lucha contra todo el capitalismo a la vez, en todos sus frentes? El argumento de una lucha prioritaria invalida casi todo el resto de luchas. Por ejemplo, si nos fijamos en la situación de esclavitud, hambruna, guerras y desplazadas en África nos resultará de una importancia relativa que la gente pida 35 horas de trabajo semanales, igualdad de derechos entre hombre y mujeres o entre homosexuales y heterosexuales. Dando importancia a la urgencia, globalidad y efectos, probablemente el cambio climático sería el problema más apremiante. ¿Cualquier lucha que no sea contra el cambio climático carece de sentido? No.

Debe entenderse que cada una se ve afectada de distinta forma por aquello que le rodea y por sus circunstancias y que, en base a esto, decide sus prioridades; a veces no siempre desde la importancia, sino también desde la eficacia, la cercanía del problema o las emociones. Lo importante es que cada una haga lo que pueda por aquello en lo que cree, sabiendo que es un grano de arena en una montaña de lodo, pero luchando por seguir siendo, al menos, ese grano de arena.

Por otro lado, en cantidad de individuos explotados y en grado de explotación, la situación de los animales no humanos es extremadamente grave; la urgencia puede medirse en millones de vidas diarias, en un sufrimiento cotidiano inimaginable. No vemos la secundariedad, los animales explotados nos necesitan, y nos necesitan ahora.

Aún en el caso de que sea considerada una lucha secundaria frente a las enfocadas en los problemas humanos, no se pierde más tiempo en ser vegana que en comer carne: intentar reducir tu papel en la explotación animal y en tu lucha diaria dedicarte a los problemas humanos no es incompatible.

En cuanto al aspecto de no restar esfuerzo a la lucha revolucionaria, cabe preguntarse cuál es esa lucha; no vamos a entrar a definir qué es la revolución, porque creemos que es prácticamente imposible dar una definición con la que todo el mundo esté de acuerdo; sin embargo, a grandes rasgos sí puede hablarse ella como un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos (social, económico, cultural, religioso, etc.)

Sin embargo, a pesar de que es un cambio dramático respecto a la situación dada hasta el momento, un evento revolucionario es siempre consecuencia de un proceso más largo, tanto individual como colectivo.

A nivel individual las revolucionarias han tenido que plantearse los valores y esquemas con los que han crecido y de los que se ven rodeadas. Han tenido que hacer una lucha interior para conocer y derrocar, o al menos intentarlo día a día, al policía, al opresor que hay en sus cabezas. La sublevación se lleva a cabo en el día a día y en acciones cotidianas; obviamente, para producir un cambio social esas personas deben juntarse y construir unas relaciones interpersonales de lucha, pero sin un cambio personal nunca se producirá una revolución social.

Convirtamos, en la medida de lo posible, nuestras vidas y relaciones personales en un mundo en miniatura de la sociedad que deseamos. La crítica constante (sin volvernos locas), no sólo del mundo que nos rodea, sino también de nuestras ideas, pensamientos y actitudes, y la búsqueda de lo que realmente queremos, se traduce en nuestro estilo de vida. Hay que desmantelar el presente y armar el futuro, y hay que hacerlo simultánea- mente, combatiendo la opresión y creando nuevas formas de relación, entre nosotras, con los demás animales y con el planeta; si no mostramos que hay alternativas y que son viables, la gente se queda con lo que tiene, y la mejor forma de mostrarlo es con nuestra actitud.

Por eso, no creemos que los estilos de vida deban quedar en un segundo plano hasta el cambio social “palpable” de reestructuración de las instituciones sociales. Sin embargo, y una vez explicado por qué consideramos importante el estilo de vida de las personas, tampoco creemos que el cambio personal vaya a tener como consecuencia la revolución el día en que sea practicado a mayor escala sin hacer nada más. Para eso hace falta una lucha y un activismo en conjunto, y ser activista es mucho más que tomar un partido, especialmente si ese partido se toma de forma silenciosa (ya que se puede usar como vía de explicar la situación de los animales).

Falta decir, que todo ese esfuerzo diario del que hablamos debe estar dentro de nuestras posibilidades y capacidades; cuando pedimos demasiado de nosotras mismas nos agotamos, y cuando pedimos demasiado a los demás, pueden distanciarse de nosotras para no tener que hacer ese sobreesfuerzo, pueden quemarse o pueden sentirse inútiles e inseguros si no llegan a lo que les pedimos.

Con esta última reflexión queremos animar a las personas preocupadas por la situación de los demás animales a que luchen por ellos sin complejos, especialmente sin complejos respecto a sus compañeros implicados en otras luchas; que le den duro y que se sientan orgullosas, porque todos los animales merecemos la libertad.

Asamblea Antiespecista de Madrid, otoño de 2015.

Revisión a partir del escrito original de otoño de 2010.

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