Cantos sin voz

Arabella Salaverry

Arabella Salaverry, escritora y actriz, ha obtenido varios Premios Nacionales de Literatura en narrativa y poesía en su país Costa Rica, siendo traducida a múltiples idiomas y habiendo llevado a cabo una intensa actividad cultural que se extiende también al universo audiovisual.

Su fecunda trayectoria literaria incluye diversas publicaciones poéticas que pueden indagarse en la antología Búscame en la palabra.

Arabella se convierte en lo que escribe. Su poesía clara y honda a la vez, tan conmovedora como certera, tan tierna como valiente, con su naturalidad en la inserción de imágenes, con el brillante perfilado final de tantos de sus poemas, con un desnudo latido de denuncia social… apuesta por la concordia en el pájaro en vuelo que es la vida, por la fraternidad unánime del mundo.

Frida

Me asombra
tu corazón de cactus con espinas
tus venas trashumantes
la sangre surtidor enardecido
la lucidez de tu pincel
y el resplandor enamorado de tu canto

Frida, Frida Kalho
doble mujer vestida de huasteca
Ay de mi llorona
Llorona
Llorona llévame al río
allí duplicará el dolor su perfil
será espejo

Cuánto sufrimiento Frida
un amasijo de heridas
que no despertará ni en primavera

Te latigó el amor
amor de bisturí y silicio
a pedazos
viviste entera

Te atreviste
corsaria
a navegar las velas del espanto
y retornaste viva
para sufrir en pasión
cada parte de tu cuerpo desgajado

Quiero aprehenderte
y de tu fuerza
alimentar la débil estructura de la mía


Del poemario Llueven pájaros

Nos sobrevuela
nos sobrepasa
nos sobrecoge
sobresalta
ese pájaro atormentado

Nos traspasa
nos trasciende
nos traspone
ese imprevisto pájaro

nos despoja
desalienta
distorsiona

Nos aplaca
nos acuna
nos aroma
para terminar al fin
abandonándonos

Ese indiscreto pájaro
nos declina
nos decanta
nos desdice
ese precipitado pájaro

Ese pájaro precipitado
nos declina

Sevilla

Sevilla se averana y me recibe
Sevilla se agitana y es mi abrazo

El mar aprisionado en calderos
despliega la dorada geografía de croquetas
y ajos turbulentos aromando

Sevilla me recuerda con su torre
El oro galopante desde tierras mías
ahora en iglesias y capillas
labrando altar y resplandores

Palpitan en la judería mis ancestros
me descubro en Judith en Sara
vivo en Jezabel y somos una
El Guadalquivir acompaña.
Y canta tonadas marineras
por meandros y recodos

Sevilla mía
Árabe y judía y mestiza
Soy con ella

New York

Las mariposas se incrustan
en el alto estallido del cemento
Juro que caminé Manhattan
yo despoblada
en un bosque de piernas extranjeras

Traté de asir una mirada
cualquiera
pero únicas la materia
argamasa el acero
responden.
Las palomas bravías no encuentran
dónde depositar sus nidos

Un viento de prisas
de ahogos
recorre tus calles ateridas

Sé que hay un mundo escondido en el asfalto
vibra como el corazón de un pájaro carpintero
trato de desenterrarlo de su muerte
pero mis manos terminan en muñones

Te prometo
que seguiré hurgando en tus resquicios
hasta encontrar el mástil donde ondeará el desvelo
se cubrirá entonces la noche con arrecifes
mareas de otros mares
en mi insomnio te seguiré nombrando
hasta que al fin seas mía.

Villa Grimaldi

(Visita a Villa Grimaldi, antiguo Centro de Torturas)

Al pie del frío
comenzando a escalar la cordillera.

En Villa Grimaldi
allí
entre el trazo de las rosas
y el bálsamo de los olivos

No me referiré a mutilación de cuerpos
a encierros a torturas
no me referiré a rostros machacados
a uñas removidas de raíz
ni a cuchillos para descuartizar esperanzas
no hablaré de picanas rompiendo genitales
ni ratas albergándose en vaginas
ni de grillos que cantan
para no oír el espanto

No.
Solamente diré:
en Villa Grimaldi allí
allí se borró la frontera de lo humano

Canción de niña africana

(Del poemario Afrodita anochecida)

Yo tuve una corola
tuve una flor espléndida
yo tuve una anémona
que también fue fruta de la pasión

Tuve una flor de suculentos pétalos
yo tuve una sencilla mariposa
durmiendo entre los muslos

Tuve una golondrina
Yo tuve un grillo cantando
un abejorro
tuve una tórtola
soñando entre los muslos

Pero un día
me latió un pájaro
de desconsolado vuelo

La tradición fue navaja
de un turbulento trazo
enmudeció mi grillo
la mariposa abortó su vuelo
desapareció la fruta
la corola se anegó en mi sangre

Ahora tengo un poco de nada
muriendo entre mis muslos

Exilios

(Del poemario Otras lunas)

Exiliada hasta de exilios
no conocí olor de cunas
ni acentos arrullándome

No reconocí paisajes
como ciertos
ajeno el mar
también las golondrinas

No me vestí con las montañas
y los ríos no deletrearon mis silencios
el amanecer fue crepúsculo
Y la nieve verano

No conocí a ciencia precisa
por dónde sale el sol
dónde se oculta.
Un juego de engaños recurrente

El hilo de la extranjería
corrió sin pausa por mis venas

No comí en platos de amistad
ni me abrigaron aromas inequívocos

Giran a mi alrededor mil calles
de mil sitios
que no terminé nombrando como míos

No aparece mi nombre
en la primera o la última página
de una biblia
o en alguna tarjeta identitaria.
Debo explicar origen y destino.
Aliada la soledad
siempre fiel siempre constante
para acompañar los días.
He vivido exiliada de mí misma
El exilio es un resumen de la ausencia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *