Ⓐna. Una aproximación a la vida de Anita Piacenza

Gabriela Cladera

Abordar la vida de una militante anarquista presenta la problemática de una doble invisibilización, por mujer y por libertaria. «Para las militantes ácratas, se imbrican distintos elementos para su invisibilización, por un lado, como anarquistas, la clandestinidad… Por otro lado, sus propios compañeros… no reconocieron su accionar… Incluso, cuando cobran identidad, en la mayoría de los casos, fueron nombradas como la compañera de, la hermana de o la hija de, etc.» [Ledesma Prieto y Manzoni, 2025].

En las memorias «amigas» de su compañero de vida e ideas, José Grunfeld, Ana ocupa un rol secundario.

En palabras de su padre, era «una romántica que deseaba cambiar el mundo».

En los registros «hostiles» de la División Social de la Policía de Santa Fe, una militante «comunista» (sic) peligrosa.

Es en sus escritos donde podemos aproximarnos a sus ideas, sin tamices parciales.

Pero ¿quién era Ana, Anita Piacenza, Nita Nahuel, Nina?

La «niña bien» de la pequeña burguesía rural, aficionada a cantar ópera y universitaria, que un buen día abandona la vida cómoda que auguraba su posición social para transitar el camino de la Anarquía.

Ana Rosa Piacenza fue una abogada, periodista, militante y destacada oradora anarquista. Había nacido en 1906 en Río Cuarto (Córdoba).

Cuando tenía 10 años su familia se estableció en Rosario debido a la actividad de su padre1. Gozaban de una posición económica desahogada, (como medianos productores agrícolas que eran), situación que le permitió acceder a la Universidad, vedada para las mayorías, y más en su tiempo, siendo mujer. Se graduó como abogada, y en los días de fin de carrera, estuvo en las calles en las manifestaciones que estremecieron al planeta: las ejecuciones de Sacco y Vanzetti. En septiembre de 1930 un golpe militar encumbra en Argentina una dictadura de corte fascista.

Anita Piacenza, en su ingreso en la Universidad

Ana abrazó el anarquismo un año después, a través de la causa de «los presos de Bragado»2. En el marco de esta lucha, conoció a quien sería su compañero, José Grunfeld.

Ella participó en el Congreso anarquista celebrado en Rosario en 1932, que fue el primer paso hacia la creación de la FACA (Federación Anarco-Comunista Argentina)3, constituida en 1935. Allí por primera vez se discutió si las mujeres debían asumir un rol diferenciado en sus luchas de reivindicación, aunque finalmente se impuso la idea tradicional: bregar por la igualdad del género humano. A este Congreso asistió un grupo rosarino «Luz en la Oscuridad» de mujeres que presentaron un proyecto centrado en las batallas femeninas, con el que Ana estuvo vinculada.

Cuando estalla la Guerra del Chaco, en Rosario integró el grupo heterogéneo desde lo ideológico «Mujeres por la paz», allí estrenó sus condiciones oratorias. Esta agrupación fue el embrión de Mujeres Antifascistas de Rosario, que llegado el momento trabajaría en pos de ayudar a la II República Española.

Julio del 36 conmovió a la sociedad argentina, y a los anarquistas en particular con las nuevas de la revolución social triunfante en Catalunya. Quizás había llegado la hora.

Abad de Santillán, que a la sazón ya se encontraba en Barcelona, fue explícito: no se necesitan hombres, sino armas, medicinas, ayuda económica, alimentos.

Motivo por el cual la FACA envía sólo tres delegados: Jacobo Prince, Jacobo Maguid y José Grunfeld. Ana viaja con ellos, en un «segundo plano», sin acreditación ni una función específica. Llegaron a Barcelona vía Marsella en diciembre de 19364.

Desde su arribo, trabajó en la edición de Tierra y Libertad, en donde aparecen artículos suyos firmados como Nita Nahuel. Junto a Jacobo Prince fue responsable del boletín para América Latina de las oficinas de la CNT-FAI.

También se sumó a Mujeres Libres, participando en diversos mítines y haciendo giras por Catalunya y Valencia.

En el número 7 de la revista de Mujeres Libres aparece un artículo suyo denunciando las actitudes machistas de los mismos compañeros:

«𝑳𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒐𝒈𝒍𝒐𝒅𝒊𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒂𝒛𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒏𝒂𝒓𝒒𝒖𝒊𝒔𝒕𝒂𝒔 …𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒂𝒍𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒂 𝒗𝒐𝒛 𝒚 𝒆𝒍 𝒂𝒅𝒆𝒎𝒂́𝒏 𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 … 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒏 𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒔𝒖 𝒉𝒊𝒍𝒂𝒄𝒉𝒂 𝒇𝒂𝒔𝒄𝒊𝒔𝒕𝒂…𝒑𝒆𝒔𝒆 𝒂𝒍 𝒑𝒂𝒏̃𝒖𝒆𝒍𝒐 𝒂𝒍 𝒄𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐 𝒓𝒐𝒋𝒐 𝒚 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒐…”5.

El 1° de mayo de 1937 publica en Tierra y Libertad, un poema alusivo a la fecha.

Una semana después participa en un mitin conjunto de mujeres CNT/UGT en pro de la unidad después de la masacre de los «sucesos de mayo». Desconocemos su discurso en esa ocasión, aunque su presencia va en consonancia con la actitud del CN de la CNT-FAI, a la que adherían plenamente los representantes argentinos de la FACA, partidaria del «colaboracionismo». Como fuera, en la correspondencia privada de Ana a la FACA, denuncia la embestida de la que son víctimas los militantes anarquistas que han colmado las cárceles en tanto se libera a fascistas reconocidos.

Mitin de mujeres de la CNT-FAI y la UGT a favor de la unidad sindical. Imagen: archivo del Ayuntamiento de Barcelona

Anita continúa trabajando en el periódico y escribe una serie de artículos vinculados a las tareas de las mujeres en la guerra, con el seudónimo de Nina. También colaboró en la selección de artículos de la prensa ácrata española destinados a la difusión en Argentina. Se publicaron bajo el nombre de «Documentos Históricos de España».

Permaneció en España hasta abril del 38, regresando debido a su estado de gravidez; por cierto, Ana y José se casaron por lo civil en Barcelona antes de su partida.

De regreso, continúa su campaña en pro de la causa española, dando conferencias y escribiendo artículos para distintos periódicos. No volverá a reencontrarse con Grunfeld hasta el retorno de este después de finalizada la guerra, a mediados de 1939. Por entonces, la situación económica de la pareja, sin medios para subsistir y con una niña de meses, los obligó a vivir en casa de los Piacenza.

En 1940, Anita consigue trabajo en el área de Maternidad del Departamento de Trabajo. Ambos continuaron militando, en agosto de 1943, dos meses después de instaurado un nuevo gobierno militar a través de un golpe de Estado, ambos fueron arrestados acusados de actividades «comunistas» (sic).

Ana fue detenida, cesada de su trabajo, e internada en una prisión de mujeres de Rosario gestionada por monjas de la Congregación del Buen Pastor, el paso por la cárcel, el tópico común a las biografías de los anarquistas, mujeres y hombres. Su padre movió influencias escribiéndole al ministro del Interior para gestionar su libertad, algo que logró recién en octubre de 1944, asumiendo «la tutela» de su hija, ya madre y con 38 años, a la que se le impuso como condición «no volver a intervenir en acciones que perturben el orden público». Consigna que Ana, por supuesto, no cumplió.

En 1946, Ana participó de la fundación de la Unión Socialista Libertaria (USL) de Rosario e impulsó la creación de la Unión de Mujeres Socialistas Libertarias (UMSL) de la misma ciudad junto con Elvira Mendoza y Electra Molina.

«El triunfo de Perón representó para la FACA la implantación definitiva del fascismo en el país, pero ya no como fenómeno aislado sostenido por un grupo de militares aduladores del clero —como habían evaluado al gobierno anterior— sino con un fuerte anclaje y aprobación popular. Sobre este reconocimiento del anclaje popular del peronismo, los anarquistas pensarán la clave para las nuevas estrategias organizativas y los proyectos culturales. Con más ahínco, la militancia libertaria será en clave de propuestas culturales y políticas que tendrán como objetivo el llamamiento a amplios sectores de la población que no adhieren al peronismo, pero que tampoco se definen por una propuesta de izquierda» (Bordagaray, 2014).

Con la apertura de la editorial y el periódico Reconstruir volvemos a encontrar sus contribuciones en prensa. Reconstruir fue el vocero de las ideas.

En 1946, Ana combate los argumentos que propugnan el voto de las mujeres y lo contrapone al feminismo, rompiendo con una tradición anarquista que no consideraba al feminismo como una lucha particular.

«“𝑭𝒆𝒎𝒊𝒏𝒊𝒔𝒎𝒐” 𝒆𝒔, 𝒆𝒏 𝒔𝒖𝒃𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂, 𝒍𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒄𝒊𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒖𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂. (…) “𝒔𝒖𝒇𝒓𝒂𝒈𝒊𝒔𝒎𝒐”, 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒄𝒆𝒑𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒎𝒂́𝒔 𝒓𝒆𝒅𝒖𝒄𝒊𝒅𝒂 𝒚 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂𝒍, 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 “𝒇𝒆𝒎𝒊𝒏𝒊𝒔𝒎𝒐”, 𝒆𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒂𝒎𝒑𝒍𝒊𝒐 𝒚 𝒇𝒖𝒏𝒅𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒍 (…)».

𝐀𝐧𝐚 𝐏𝐢𝐚𝐜𝐞𝐧𝐳𝐚, 𝐞𝐧 𝐑𝐞𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫, junio 𝟏𝟗𝟒𝟔.

Anita Piacenza, prontuario de su detención

Todos los años del peronismo (1946/55) fueron duros para la anarquía. Enfrenta un movimiento con inmensa base social, que ha diezmado las bases de su militancia, y que censura sistemáticamente a la prensa y a sus opositores. El peronismo fue el golpe de gracia para los libertarios, que padecían la deserción en sus filas desde la década del 1920 con el impacto del triunfo de la Revolución Rusa.

El propio Grunfeld fue detenido en 1947 por «desacato y ofensa a la investidura presidencial», con un precio a pagar de un año «a la sombra». Ana, ya con dos hijas, Miriam y Diana, empieza a ejercer por primera vez como letrada, asumiendo la defensa de muchos compañeros encarcelados. Continúa militando, colaborando en el traslado de la Editorial Reconstruir a Rosario, para salvaguardarla relativamente de los repetidos cierres de la censura.

En 1955 la familia se muda a Buenos Aires, y ya no aparecen colaboraciones suyas en la prensa. Después de vivir en La Plata, Ana regresó a Rosario cuando se le diagnosticó una enfermedad cardíaca grave que le provocó la muerte en enero de 1972.

Bibliografía

  • Bordagaray, María Eugenia (2014). “Controversias libertarias: la interpelación anarquista en tiempos del peronismo”. Tesis doctoral
  • Grunfeld, José (2000). Memorias de un anarquista. Grupo Editor Latinoamericano.
  • Guillamón, Agustín (2015). La represión contra la CNT y los Revolucionarios. Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria. Descontrol Editorial
  • Guzzi, Cristina (2014) Libertarias en América del Sur: de la A a la Z. Libros de Anarres.
  • Ledesma Prietto, N. F., & Manzoni, G. (2025). Una hebra en la urdimbre transnacional. Trayectoria ácrata de Ana Piacenza/Nita Nahuel entre Argentina y España. Pasado Y Memoria, (30), 53–77
  • Lescano, Rocío Soledad (2019). Itinerarios del anarquismo argentino en los años treinta: la Federación Anarco-Comunista Argentina y su expresión en la ciudad de Rosario. Estudios del ISHiR.
  • Migueláñez Martínez, María (2018). Más allá de las fronteras: el anarquismo argentino en el periodo de entreguerras (Tesis de posgrado). Departamento de Historia Contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.

Archivos/Hemerotecas

  • Acción Libertaria (1933-1971) Vocero de la FACA Bael
  • Correspondencia de la FACA. Bael
  • El libertario Bael
  • La Tribuna. Hemeroteca municipal de Rosario. Argentina
  • Solidaridad Obrera Cedall
  • Tierra y Libertad Cedall
  • Prio Nº 4652, Serie Orden Social, Sección División de Investigaciones, Fondo de la Policía de Rosario UR II. AGPSF – Sede Rosario

  1. El padre de Ana fue nombrado presidente de la Federación Agraria Argentina, institución que defendía los intereses de pequeños y medianos productores agrícolas. Ocupó el cargo hasta su muerte. ↩︎
  2. Se trató de un proceso judicial por el que tres trabajadores fueron encarcelados en 1931, acusados falsamente de un homicidio. La Causa de Bragado movilizó a la clase obrera que temía un final parecido a los de Sacco y Vanzetti. ↩︎
  3. La FACA es la primera organización de agrupaciones anarquistas, bibliotecas, grupos de estudio, etc; fue el embrión de la actual FLA. Nace ante la necesidad de renovación y de acordar entre los distintos grupos la difusión de las ideas en momentos que el anarcosindicalismo (la FORA) que había sido hegemónica a principios de siglo iba perdiendo militancia. ↩︎
  4. No fueron los únicos anarquistas argentinos en España. Los ex antorchistas Rodolfo González Pacheco, Horacio Badaracco, Simón Radowitsky, el francés Gastón Legal, que residía en Argentina desde 1923, el ítalo-argentino Aldo Aguzzi también se sumaron. Otros lo hicieron a título personal, como Laureano Riera Diaz y Raúl Carballeira Lacunza, que en la posguerra tendría actuación destacada en la guerrilla antifranquista. ↩︎
  5. Nita Nahuel, «Los que deshonran el anarquismo», Revista Mujeres Libres, N° 7, VIII mes de la revolución, 1937. ↩︎

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