En el 104 aniversario del nacimiento de Diego Camacho Escamez (Abel Paz) 12 de agosto de 1921, Almería. Un revolucionario, nuestro Durruti

Manel Aisa Pàmpols

Notas, conversación actualizada entre Manel Aisa y Diego Camacho (Abel Paz)

Manel Aisa: Qué tal Diego,  ya han pasado un montón de años, y  desde entonces no hemos hecho nada de provecho, parece que las cartas están marcadas, y poco recorrido tenemos.

El sueño de Buenaventura Durruti se quedó en el camino y nosotros no hemos sabido recuperar su espíritu, seguir su estela, aunque fuera desde lejos como esperando una nueva ocasión, pero nada.

Diego Camacho: Sí, Durruti no poseía nada, no poseía nada material cuando fue asesinado en Madrid, no tenía ni un traje que ponerse para ir al funeral,  un poco engalanado en su entierro y tuvo que ser un compañero, como Ricardo Orionda, que le prestara un traje para la ocasión.

En Madrid Buenaventura Durruti solo tenía una maleta vieja que guardaba unas gafas, una vieja gorra de cuero, una camiseta de recambio, unos prismáticos, un par de zapatos agujereados y un par de pistolas, probablemente también tuviera un par de calcetines y calzoncillos, ese era su equipaje.

Manel: Recuerdo cuando tú Diego marchabas de viaje para presentar tus libros por Europa, Alemania, Chequia,  Suecia y no sé cuántos países más con Dieter que te esperaba en Zurich para emprender el viaje en coche, y tu equipaje era muy parecido al de Durruti,  bueno eso de las pistolas, nunca fue lo tuyo, más bien tu arma, fueron los libros, la Biografía de Durruti,  de la Historia de los Solidarios, de Durruti y Ascaso, de Ascaso y Durruti que tu entendías como una biografía conjunta y te molestabas cuando trataban de separar a estos personajes, era como un binomio,  tan solo recuerdo un libro, una reflexión sobre Ascaso que tú de alguna manera  aceptaste, que fue  “La Perdida” de Francisco Carrasquer,  ya que la reflexión de aquel libro dio con muchas de las claves de la perdida de la ilusión por la revolución.  ¿Qué hubiese pasado con Francisco Ascaso vivo, participando en las decisiones de la asamblea del 21 y 23 de Julio de 1936 y en el frente de Aragón?

Diego: Te entiendo, y leí el libro de Francisco Carrasquer y se lo llegué a comentar, pero eso forma parte de las hipótesis, y nosotros nunca hemos podido hablar de hipótesis y hacer conjeturas, la reflexión de Francisco Carrasquer está bien, pero no eran hecho consumado, porque lo cierto es que Francisco Ascaso murió sobre las 12,30 del mediodía del día 20 de Julio de 1936, ni tan siquiera una hora más tarde ya estaba atarazanas tomadas por nuestros compañeros anarquistas.

Pero lo más triste de todo esto es que se ha perdido la memoria, después de tanta lucha ya nadie recuerda a  esos desconocidos anarquistas que quedaron en las cunetas, en los campos de fusilados, o en los campos de concentración de la Alemania Nazi,  o en las fosas  comunes después de ser fusilados como aquí en el Campo de la Bota, o los que mejor suerte corrieron en el silencio del exilio. Nunca nadie en este país apostó por ellos, el olvido fue el pago, por tanta generosidad y ahora todo se confunde, y hablan de izquierdas y derechas cuando todo no son más que pamplinas.

Manel: Sin duda, son tiempos nuevos, en que aquí en este rincón del mundo la Europa económica y social las personas se dejan llevar ya no por los gobiernos de cada una de las naciones o desde las consignas de Bruselas, no ahora ya son las multinacionales, son una elite transnacional que decide por todos nosotros ¡qué está bien!  y ¡qué debemos hacer! sin rechistar, repartiéndose el mundo cada vez más claro entre familias multimillonarias, y hoy en día Europa, esa sociedad del Bienestar, de la que hablan después de la Segunda Guerra Mundial, está al dictado de la economía norteamericana que amenaza con los aranceles, o anexionarse buena parte de su tierra, como es Groenlandia, en busca de lo que llaman Tierras Raras, que en definitiva, son esas tierras que en África abundan, y dan pie a innumerables guerras entre tribus que se disputan esas tierras raras, para mal venderlas a las multinacionales que nada tienen que perder y que siguen arrancando y desguazando el planeta.

Diego: Las dudas de  Durruti, eran las mismas, que  el mito y la inercia,  de al menos tres generaciones de anarquistas que creyeron que se podía construir un mundo mejor, y seguimos en ello, por ello hay que apostar por nuevas generaciones, para que sean capaces de plantar cara a todas esas multinacionales de las que hablas, que siempre han existido y ahora por lo que veo más que nunca. No necesitamos líderes, pero si impregnar de nuevo la idea de que necesitamos un cambio en nuestra definición de vida, el sistema que impera actualmente, no conduce más que a la destrucción.

Recuerda que Chicho Sánchez Ferlosio cantaba aquello de “Historia de tres amigos que plantaron cara junto a toda una serie de poderes del fascismo”.  Ascaso era el más moderado de los tres, Durruti era la fuerza, Ascaso tenía un no sé qué, de apasionado, mientras que García Oliver tenía el discurso más construido, de mejor oratoria,  pero lo que esperaban los compañeros, era el vozarrón de Durruti soltando algún que otro taco dirigido al Borbón o al gobernante de turno.

Francisco Ascaso era muy enclenque, tuberculoso, vamos que físicamente era poca cosa, pero muy ágil, incluso de mente, y con frecuencia discrepaba de la organización, no tenía pelos en la lengua si una cosa no la tenía clara, él se mantenía firme en sus decisiones, era más anarquista que Durruti, y siempre recordaba que no siempre la mayoría tenía la razón, mientras que Durruti y García Oliver que eran más organizativos aceptaban las mayorías.

Abel Paz, aputando el cigarrillo, Ducados, por descontado

Manel: Siempre me ha apasionado la figura de Juan García Oliver, aún recuerdo cuando tú y también Federico Arcos y Liberto Sarrau  me comentabais que os colabais  en el tranvía para bajar desde el Clot al Paral·lel para ir a escuchar a García Oliver, normalmente al bar de la Tranquilidad.

Diego: Sí, García Oliver era un cuerpo con tres cabezas, juntos fueron capaces de hacer, muchísimas cosas, Durruti no era un artista de la palabra, no había elegancia, hablaba a martillazo a frases, y eso a los compañeros les gustaba. García Oliver, era un orador,  Durruti decía “Estos burgueses que nos están chupando la sangre,  esos hijos de puta”. Y eso le gustaba a la gente, a los compañeros, era lo que estaban esperando oír. Sin duda, era el compromiso individual que despierta la estima de los demás, aquel que se compromete personalmente con el resto a cambio de muy poco, o nada.

Manel: Pero eso, ahora es muy difícil que ocurra todo el mundo cuando se mueve espera algo cambio, es lo que nos ha acostumbrado el capitalismo y en esos estamos, nadie se mueve si no hay algo económico a cambio, todo se vende y se compra, tiene que haber una catástrofe para que la gente se solidarice y eso ocurre en las capas de la sociedad más humildes y en ocasiones especiales.

Diego:  Mira Manel, las ideas anarquistas han desaparecido hace tiempo, las personas ya no son las mismas, incluso los proyectos de vida han variado, pese a todo, siguen existiendo los explotadores y los explotados, ahí es donde empieza la violencia y esa violencia debe de ser desenmascarada.  Ahí es, de donde deben de salir las nuevas luchas, las nuevas formas del anarcosindicalismo o como se quiera denominar, para no solo enfrentarse al capital, sino más bien a los propios miedos que hoy en día guarda el explotado, que duda, hasta a que clase social pertenece, y mientras recibas un salario, eres un asalariado, y por lo tanto un trabajador y si eres un trabajador alguien se aprovecha de tu esfuerzo.

Manel: Ya pero en vuestro tiempo había miles de Durruti, Ascaso y García Oliver pero ahora no somos nada, todo está por hacer, hay mucho miedo, el miedo nos ata, y los tiempos han cambiado parece que tenemos algunas cosa, o nos han educado, en la abundancia, si los abuelos vivieron la 2 Guerra Mundial que empezó en 1936 en España y terminó en Alemania o Japón en el 45, pero después la posguerra la pasaron nuestro padres con el racionamiento y el construir todo aquello, en una inmensa cárcel, por solo ser un desafortunado paria pagabas con la ignominia, o donde por solo ser anarquista o hijo de anarquista podía pagar con creces y perderte en algún penal de la península,  hubo que esperar a que muriera el dictador en la cama, pero no sus secuaces sanguijuelas, que por herencia siguen heredando los beneficios de clase obtenidos en aquella guerra, y los demás o se apuntan al carro de los especuladores, o te comes los mocos, como vulgarmente se dice, y así estamos, mientras en el anarquismo, ya ni se sabe ni se le espera, todos esos valores, están como en espera, pausa, no hay prisa, pero el planeta, necesita de respuestas, cuanto antes mejor, el cambio climático y esas historias se reciente, la herida está abierta, en África, hay luchas fratricidas, se matan por conservar cada pedazo de tierra que ahora todos buscan,  en América del Norte o del Sur las democracias son dictadura encubiertas, y todos los tecnócratas buscan esas tierra raras, que tanto se valoran para los aparatos de nuevas tecnologías.

Diego: bueno Manel, tú sabrás lo que haces, ya te dije, antes de marchar, que vuestro anarquismo nada tenía que ver con el nuestro, y es verdad, nosotros, luchamos con ilusión, creímos que podíamos hacerlo y lo llegamos a tocar con la mano y lo vivimos, mucho o poco tiempo eso siempre se podrá discutir, pero estuvimos ahí, plantamos cara, y cada uno puede sacar sus conclusiones. Ahora lo que veo, ¡si te digo, la verdad!  en realidad, no veo nada, nada que tenga una coherencia relacionada con el anarquismo. Nosotros, el exilio, la clandestinidad, la cárcel, ese tiempo ha sido demasiado duró y hubo mucho desgaste, las ilusiones se esfumaron, después hubo esa conexión en el 1976,77,78 que creímos que se podía volver a organizar alguna cosa, pero ya había demasiados intereses, los unos y los otros, cada uno en su capillita y al final todos quería un pedazo de un pastel imaginario. No nos podemos llegar a imaginar la magnitud de la tragedia, que todavía de alguna manera continuamos pagando, aquel tiempo de esperanzas e ilusiones.

Manel: Entiendo cuando repaso la historia del anarquismo que me apasiona, es evidente que estos vuestros rostros en blanco y negro nada tienen que ver con los nuestros.

Manel Aisa y Abel Paz

Diego: Sí claro, nuestra generación perdió el miedo, por qué todos los miedos se resumen en uno, el miedo a la muerte y la muerte siempre está presente si conservas el miedo.  La voz rebelde será domesticada, y el discurso de los políticos te venderá al patrón al empresario o al engaño del emprendedor. Solo hay una salida y esa hay que construirla, y esa está en la acción, que es el motor de toda transformación social. Y el anarquismo se construye con acción, porque con la teoría solo, no vamos a ninguna parte, La huelga de alquileres de 1931, que tú conoces bien, es una muestra de lo que digo, la necesidad obligaba y por lo tanto no se podía esperar a que la republica determinara, sino todo lo contrario había que actuar y el anarquismo actuó.

Manel: Siempre te he escuchado y sigo recordando tus debates y tus ideas puede que tengamos que continuar reflexionando y abriendo el debate que tanto necesitamos, ¿la Colaboración de clases es un error?

Diego: Efectivamente la colaboración entre individuos de diferentes clases sociales, siempre es un error, porqué los intereses de clase te hacen diferentes y sobre todo eso se ha notado en los años 70 donde había muchos de los llamados compañeros que eran hijos de una burguesía, educada en el franquismo y eso no podía salir demasiado bien, en esta lucha solo se puede caminar con paciencia, mucha paciencia y tener las cosas muy claras y ser inflexible en el empeño, pero eso ahora lo dejaremos para otro momento el siglo XXI se está caracterizando por un individualismo demasiado agudizado, el egoísmo y las envidias, que han llevado a la mayoría de los amigos a callar, a mirar a otro lado y eso sin duda no conduce a nada.

Recuerda, la revolución la hicieron en 1936 los que no tienen nombre.

En recuerdo de Abel Paz, Diego Camacho en el día de su 104 aniversario, allí en Almería entre Chumberas y Alacranes.

12 de agosto de 1921
Manel Aisa Pàmpols
Porrera, Salamanca, 12 de agosto de 2025

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