Manuel Vázquez Montalbán
Diciembre de 1992
Prologo: Siempre se espera un verano
Viene de lejos mi conocimiento de la obra del autor de este libro, forzado en el momento de escribir Barcelonas a consultar sus trabajos sobre el centro histórico barcelonés. Me di cuenta de que estaba en presencia de un urbanista riguroso que concebía la ciudad como el resultado histórico de la dialéctica entre relaciones de propiedad, poder y supervivencia, muy marcada a partir de la Revolución Industrial por la lucha de clases proyectada sobre el tejido urbano. No creo que esa dialéctica haya cambiado en lo fundamental, por más que algún filósofo pretenda que esta ciudad es fruto de la buena química entre el príncipe y el arquitecto. Tal vez hayan de pasar unas cuantas décadas para que podamos leer la nueva Barcelona olímpica al margen del voluntarismo sublimado de un alcalde o de su braintrust, como consecuencia de la victoria de una concepción neocapitalista y posmoderna de la ciudad, emparentada, bastante emparentada, con la concepción novecentista.
Pere López Sánchez se centra en el periodo de vida urbana que va de la reforma interior del siglo XIX a la revuelta de 1909, la Semana Trágica, y establece una geografía política de los usos sociales de la ciudad. No hay una Barcelona, sino varias Barcelonas según el sujeto social que las usa. Una Barcelona que ha despertado de un largo sueño para asumir su condición de capital de la revolución industrial y del mercado de trabajo y de vivienda, ciudad-mercado mal preparada para hacer frente a sus nuevos usos. Un nuevo tejido social va ocupando la Barcelona degradada mientras las clases patricias, viejas y nuevas, aprovechan el derrumbamiento de las murallas para irse hacia el norte, lejos de las aglomeraciones y de la insalubridad de las callejuelas. Será una constante. Los ricos suelen huir hacia el norte, por más que los poetas, a quienes alguno de ellos lee, les recomienden leer hasta entrada la noche y viajar hacia el sur en invierno.
La ciudad como marco del antagonismo social se convierte en este libro en una sólida argumentación, sin fisuras, ni siquiera apriorísticamente escorada hacia la ideologización. El autor describe una situación, un proceso de intolerancias e insumisiones objetivas y la ciudad como marco y materia prima de la complejidad de relaciones de protesta y violencia. Por más que el poder establecido, siempre, haya tratado de vender el imaginario de una ciudad consensuada, de todos y para todos, ha sido y es evidente que no es así y la ciudad materializa irrefutablemente el código de la desigualdad. Con los años, el orden establecido ha creado puntos de encuentro, de mercado, de ciudad escaparate, que pueden crear la ilusión pasajera de la ciudad pactada y es posible que, en situaciones de fiscalización democrática, se pueda llegar a pactar parcialmente la ciudad. Pero en su conjunto cualquier ciudad es la resultante de la dialéctica entre sus desigualdades, corregida aposterioripor la presión social. Ni siquiera puede ofrecerse el referente real de la ciudad socialista, lo que pudo haber sido y no fue, porque finalmente también se vio condicionada por ideologizaciones de la élite, por la desigualdad de uso al servicio de la élite y por la estética de la élite del poder.
El periodo elegido por López Sánchez es de los más interesantes de la historia de Barcelona y tiene su metáfora de cuando la ciudad mereció el sobrenombre de la Rosa de Fuego por las muchas fogatas causadas por las revueltas. El autor es sensible a las metáforas (a veces vale más una metáfora que mil razonamientos) y titula su sólido trabajo Un verano con mil julios y otras estaciones, que más parece título de poemario de artista adolescente. Detrás de aquella rosa de fuego estaba la adquisición de una conciencia de clase, auxiliada por el despertar general del mundo industrial, de cuya noticia era Barcelona primera parada y fonda obligada antes de entrar en España. Aquella ciudad de los prodigios de una oligarquía contó con el prodigio no menor de construir una vanguardia de la clase obrera en las duras condiciones en que suelen gestarse estas vanguardias: iluminadas con lámparas de aceite o carburo, en los barrios que les sobraban a las clases instaladas. Cada prodigio tiene su finalidad y más prodigioso me parece que una clase condenada al analfabetismo y al silencio hiciera de la ciudad el espacio fundamental para su necesario saber social y el lenguaje que lo expresaba, legitimaba y expandía. Las barricadas de 1909 terminan y comienzan la historia de la relación entre la ciudad y su nuevo sujeto social ascendente. Los planes de crecimiento integrador posteriores, que fraguan en torno a la Exposición de 1929, representan un esfuerzo de modernidad conducido por las oligarquías que da paso a la intentona de cambio radical representada por la Segunda República. La derrota de 1939 daría paso al urbanismo de la desidentificación y la represión, y, tras un breve periodo de insumisión crítica coincidente con la reconstrucción de una vanguardia social democrática, la ciudad entró en la nueva etapa de los prodigios olímpicos, cuya interpretación distante y necesaria aún resulta difícil de establecer, aunque de buenas a primeras podamos detectar una cierta voluntad de posmoderna deshistorificación.
Contra la deshistorificación va este libro. La ciudad es su gente, dijeron los clásicos, pero no encerrada en la muerte plana bidimensional de una instantánea. Es su gente en movimiento, hacia finalidades antagónicas, que se plasman en la estructura física de la ciudad, aunque ahora, en plena posmodernidad, sea estrategia dominante el convertir esos antagonismos en un nuevo orden urbano en el que centro y periferia marcarán la distancia esencial entre la ciudad de los vencedores y la ciudad de los perdedores.
Introducción: Una ciudad con mil julios
… nuestros sueños, sus pesadillas…
Marc Dalmaui Torvà
La Bordeta-Sans Septiembre de 2024
Para quienes cruzamos el entonces aparente desierto de la protesta social de la década de 1990 en la ciudad de Barcelona, Un verano con mil julios fue un libro importante. Los procesos y las experiencias que en él se recogen desenterraron una veta de clarividencia para poder empezar a resquebrajar el espejismo del consenso social omnipresente en torno a la Barcelona olímpica. En aquel momento, cuando un silencio ensordecedor parecía llenarlo todo, lecturas como esta nos dieron herramientas para martillear la unívoca realidad, abrir grietas y entrever las costuras de un modelo de ciudad que se nos imponía monolítica y acríticamente como deseable. «Objetivo y triunfo de todos»,1 decían; «la ciudad de los mejores Juegos de la historia», ¿recordáis?; «hemos dejado de dar la espalda al mar»; «hemos puesto Barcelona en el mapa del mundo»…, pronunciaban como mantras los voceros del marketing urbano neoliberal, con Pasqual Maragall y sus acólitos a la cabeza.

Este libro que oportunamente se reedita, plenamente vigente, fue sin duda una suerte de antídoto y acicate contra el conformismo entusiasta que imperaba en aquella época y acaso podría volver a serlo en este presente de ruido blanco sedativo y reaccionario. En su estudio de la transformación urbana de la Barcelona de principios de siglo XX, Pere López propone una aproximación centrada en las expresiones del combate social. Una forma al mismo tiempo genealógica y dialéctica de elucidar los mecanismos esenciales de funcionamiento de la economía política del poder —y de la resistencia— de la ciudad. En el centro del análisis, siempre, el retronar relampagueante del conflicto social antagonista, con toda su complejidad y sus contradicciones. A un lado, el urbanismo higienista, redentor y disciplinante de la reforma interior para la consolidación de la ciudad-fábrica2 de la burguesía, la ciudad de los prodigios.3 Al otro, la ciudad de los barrios y la deserción proletaria, con el despliegue de sus formas de vida singulares, líneas de fuga trazadas en espacios cualesquiera.4 Como fondo atmosférico, el latido acompasado del crepitar de las hogueras y la prolongación de las llamaradas de una ciudad que recibió el sobrenombre de Rosa de Foc5 luego del proceso de Montjuïc (1896), con sus expresiones de organización y lucha, y con sus hitos, de la huelga general de 1902 a la Revolución de Julio de 1909.
La requisa de la metrópolis: de la ciudad-fábrica a la metrópolis-plataforma
Sirviéndose de la interpretación histórica de un proceso socio- territorial concreto, y mediante un robusto andamiaje conceptual, Pere López nos ofrece pistas para vincular el análisis con el engranaje fundamental de producción-apropiación social de la ciudad como un lugar para el conflicto. Porque, y eso lo aprendimos principalmente con este estudio, bajo la contingencia de las Olimpiadas, se escondía un mecanismo histórico, acaso cíclico, que ni tan siquiera era nuevo en nuestra ciudad. Al contrario, forma parte, con los matices de cada época, de las entrañas del comandosocialdesde tiempos atávicos. La movilización general —de capital, de energía y de fuerza de trabajo— en torno a un acontecimiento o gran proyecto, usado como cebo para propiciar oportunidades de acumulación, era parte integral de una estrategia para imponer la visión de la ciudad como máquina de crecimiento.6 Para generar, en definitiva, un ambiente propicio, formando una comunidad purificada,7 movilizada material y emocionalmente para asegurar su realización, que facilitara la extracción de lucro y la requisa de la metrópolis, bajo el pretexto del bien común fabricando un hipotético consenso.
Siguiendo esta lógica, se puede afirmar que la ciudad-empresa no fue más que la reconversión y actualización neoliberal de la pretérita ciudad-fábrica taylorista, al igual que la metrópolis-plataforma no es más que la intensificación y actualización contemporánea del mismo mecanismo.8 El capital como relación social debe siempre yuxtaponer al incremento de acumulación capitalista la contención de las luchas obreras, nos recuerda Pere López. También para superar y utilizar las crisis en beneficio propio. De ahí que la ciudad, sus modos de producción y ocupación del espacio no sean sino el producto resultante del combate antagonista. En efecto, la clave reside, en su anverso, en el dominio que las clases directoras sean capaces de imponer mediante sus dispositivos de poder y técnicas de movilización para garantizar la sumisión: lo que Foucault llamó «gubernamentalidad».9 Y, en su reverso, en la germinación de la capacidad de resistencia, negación o deser- ción que las clases proletarias sometidas articulen, de forma sub- versiva, como contramovilidad o, incluso, como amovilidad. Con otras palabras, estaríamos ante la presencia de las estrate- gias obreras de (auto)territorialización que, según De Gaude- mar, niegan la lógica de movilización capitalista.10
El núcleo del análisis desplegado por Pere López se centra especialmente en el campo de batalla del antagonismo urbanístico. En un extremo, el urbanismo burgués, con sus instrumentos de producción, la Administración estatal y sus técnicas de movilidad forzada: derribos, haussmanización, sventramentos, expropiaciones, tematización. Frente a él, el urbanismo proletario, sostenido con el apoyo mutuo y la autoorganización entre iguales, la horizontalidad y la autonomía en el camino de la emancipación, con sus técnicas de deserción y contramovilidad: las barricadas como expresión efímera del urbanismo popular y la contrageografía obrera. Un urbanismo del dominio enfrentado a un urbanismo de la insumisión, lo cual se materializó en el combate de la reforma interior, expresada de forma particular en la apertura de la Via Laietana que, según el autor, debe leerse como un ensayo de adecuación del centro histórico a las necesidades del capital, en medio de la guerra por la supremacía social en la ciudad antigua: «Los derribos contra las barricadas».
Por otro lado, parafraseando al recién desaparecido Alberto Magnaghi, la città-fabbrica11 no consistía simplemente en asegurar la concentración material de industrias y de fuerza de trabajo sobre un asentamiento urbano concreto. Al contrario, se basaba más bien en cumplir el cometido de generar un excedente continuo de demanda de trabajo: reunir un ejército de reserva siempre disponible para rebajar su valor en el mercado laboral y reducir al mínimo los costes de reproducción. De hecho, como esclarece Pere López en su investigación, la Barcelona soñada y proyectada por la reforma interior y el Plan Jaussely consistía en organizar la ciudad como «un gigantesco organismo productivo». Y, para ello, había que atraer a una masa de cuerpos dóciles siempre disponibles para la explotación, pacificarlos, someterlos y domesticarlos. Algo que, cabe resaltar, fracasó relativamente en aquella Barcelona.
De la misma manera, intentan hoy imponernos la metrópolis entera como un gigantesco organismo de generación de plusvalor. Un nodo subalterno y provinciano de una red mundial competitiva, especializado en las «oportunidades» financieras de inversión inmobiliaria y en el consumo barato de lugares y de experiencias por medio del turismo de masas. Este proceso de financierización y turistificación del territorio se sustenta en un mecanismo aupado tecnológicamente por plataformas y se refuerza gracias a él con el fin de sincronizar mejor, sectorial y territorialmente, oferta y demanda para incrementar la captura de valor y acelerar la circulación del capital y la rentabilidad financiera. Al margen del solucionismo digital, este sistema reposa en la necesidad de una gran demanda de trabajo precarizado, un ejército internacional de reserva, formado en su mayoría por migrantes, sobre todo mujeres atrapadas en las cadenas globales de extracción de valor y explotación.
También podemos, debemos, hacerlo fracasar.
Voces y miradas, desde abajo, sobre la ciudad
Igual que hoy, en aquel lejano 1993, las voces críticas eran apenas audibles. Aunque estaban ahí para quien quisiera escucharlas, nos llegaban como murmullos de voz queda. No obstante, enseguida aprendimos que sus resonancias venían de muy lejos, casi como psicofonías, recogiendo y proyectando El eco de los pasos12 de todas las personas vencidas y sometidas en el continuum de las luchas de y por la ciudad.13 Tirando de ironía, humo(r) y algo de mala leche, y rellenando los agujeros de la memoria familiar, sumado a la experiencia biográfica de compromiso y tozuda lucha colectiva, la voz y la mirada de Pere López nos inducen a buscar las otras Barcelonas que subyacen tras la cara oculta, tras la Gran Barcelona de la burguesía y del poder. En esa dirección, nunca podríamos mejorar la expresión de Manuel Vázquez Montalbán en el irrepetible prólogo original de este libro, quien, re- sumiendo su perspectiva, sentenciaba: «No hay una Barcelona, sino varias Barcelonas según el sujeto social que las usa».

Tampoco hay una historia, sino varias según la interpretación de quien narra desde el presente. Según la importancia de lo que se dice y lo que se calla, lo que se resalta y lo que se oblitera. La investigación que tenemos entre manos se proponía «rebuscar en la historia de la ciudad que fue y pudo ser para pensar en la metrópolis que es y podría ser», esto es, transitar del poder a la potencia, abriendo el campo de posibilidades y determinaciones. En este sentido, la tesis que se desarrolla a lo largo de esta obra no solo nos ayuda a entender que la ciudad que tenemos es fruto de los combates que nos precedieron, sino que se articula como una aportación imprescindible para una genérica pero mayor comprensión del funcionamiento del conflicto social. En efecto, el texto ofrece herramientas interpretativas clave para leer la conflagración social de una manera situada e inscrita en el territorio.
No es casual que el mismo Pere López Sánchez fuera —aun que quizá su fobia al protagonismo le impida reconocerlo— uno de los primeros geógrafos catalanes en identificar los procesos de gentrificación —aunque sin llamarlos así— en su estudio de 1986 sobre la destrucción del barrio barcelonés de Portal Nou y Santa Caterina, lugar, por cierto, donde se crio.14
Pero si algún elemento destaca en la perspectiva del autor a lo largo de toda su trayectoria es que sus investigaciones y aportaciones —sean en forma de artículo, libro o incluso clases de geografía social en la Universidad de Barcelona— siempre han sido un envite para ensayar una visión de la ciudad desde abajo. Con pasión, la suya es una mirada más atenta a los procesos autónomos de autoorganización de las voces subalternas —a las resistencias difusas, no oficiales, no registradas, denostadas por informales— que a la literatura de los planes urbanísticos e, incluso, a los manifiestos y programas de las propias organizaciones obreras. Una buena muestra de ello se encuentra en este libro y más allá, en sus aportaciones, muchas veces tras el seudónimo o el anonimato,15 en los pro- yectos colectivos impulsados por colectivos autónomos de la ciudad de Barcelona, con la inestimable compañía de Virus Editorial.
Mención especial merece la investigación en la barriada de Can Tunis, tras los pasos de su propio abuelo, que significó un antes y un después en la memoria secuestrada de muchas familias de la zona, al descubrir el alto nivel de implicación y compromiso político de sus familiares. Un auténtico ejercicio de desfolklorización y repolitización, de justicia y de restauración de la identidad y la dignidad de sus antepasados, ahora que ya no quedan nirastrosnirostros16 de aquellas vivencias, pero sí sus voces y recuerdos.
Preocupado siempre por indagar en la realidad subalterna bajo la supuesta verdad oficial, en estos últimos tiempos, recogiendo hilos antiguos, Pere anda enfrascado, desmenuzando y desgranando la trayectoria de la Administración Popular Urbana (APU), el ensayo de colectivización de la vivienda puesto en funcionamiento durante la Revolución de 1936. Una experiencia más, inexplicablemente desconocida y que casi no se ha estudiado hasta el presente.
Por último, pero no por ello menos importante, conviene resaltar el espíritu colectivo que subyace tras todas sus investigaciones, la presencia de una atmósfera envolvente entre lo íntimo y lo afín: el apoyo incondicional de Neus y de Laura, a quien va dedicado este libro, y sin las cuales ni tan siquiera podríamos leer estas páginas; y de toda la colla de compañeros y compañeras, amistades de debates y de luchas, que han (hemos) compartido momentos y sueños17 con el autor de esta obra que ahora, felizmente, vuelve a salir a la luz.
Nuestros sueños, sus pesadillas…
Ha pasado mucho tiempo, treinta años, desde el olímpico espejismo y la primera edición de este libro, y más de cien desde la Semana Gloriosa de 1909. Creo que ni aun hoy, en plena consumación de la Copa América, somos conscientes de todo lo que hemos perdido y nos han arrebatado. Nos robaron nuestra ciudad y nuestros barrios, nuestras formas de vida y de autoorganización; expropiaron nuestros sueños y nuestra experiencia para ponerlos en venta al servicio del capital global. La vida en Barcelona se vuelve cada vez más cara e insoportable bajo una presión inmobiliaria sin precedentes, con desahucios a diario y grupos inversores a los que se les extiende la alfombra roja para asaltar la ciudad. Mientras, el entorno urbano tematizado funcionalmente se polariza entre inmigrantes expats y personas explotables sin papeles, y el presente duerme envuelto en pesadillas.
Por suerte, nunca está todo perdido. Nos queda la memoria, la protesta y la denuncia, el aprendizaje y el legado de libros como este. Nos queda la lucha por la vivienda y por nuestros barrios, la autoorganización y los Soulèvements de la Terre.
Nos queda el futuro y la fuerza para imaginar y construir nuevos sujetos colectivos capaces de impugnar, desde el campo y la ciudad, el desastre del presente.
Nos quedan la rabia y los sueños de aquella ciudad batallada en mil julios, siempre dispuesta a rebelarse.18
- Pere López Sánchez, «1992, objectiu de tots? Ciutat-empresa i dualitat social a la Barcelona olímpica», Revista Catalana de Geografia, vol. 6, n.º 15, junio de 1991, pp. 90-99, lc.cx/FTLGEV. ↩︎
- Alberto Magnaghi, Augusto Perelli, Riccardo Sarfatti y Cesare Stevan, La città fabbrica. Contributi per un’analisi di classe del territorio, Cooperativa Libraria Universitaria del Politecnico, Milán, 1969. ↩︎
- Eduardo Mendoza, La ciudad de los prodigios, Seix Barral, Barcelona, 1986. ↩︎
- Gilles Deleuze, Laimagen-movimiento. Estudios sobre cine 1, Paidós, Barcelona, 1983. ↩︎
- Para una contextualización histórica de este periodo, véase, por ejemplo, Chris Ealham, La lluita per Barcelona. Classe, cultura i conflicte (1989-1937), Virus, Barcelona, 2022, lc.cx/jJFmu_. ↩︎
- John R. Logan y Harvey Molotch, «La ciudad como máquina de crecimiento», en Observatorio Metropolitano de Madrid (eds.), El mercado contra la ciudad. Globalización, gentrificación y políticas urbanas, Traficantes de Sueños, Madrid, 2015, pp. 157-210. ↩︎
- Richard Sennett, Vida urbana e identidad personal, Península, Barcelona, 2002. ↩︎
- Unió Temporal d’Escribes (UTE), Barcelona, marca registrada. Un model per desarmar, Virus, Barcelona, 2004, lc.cx/eFDXGj; Tinc Tant, Barcelona metròpoli-empresa. Crítiques pràctiques per desarmar la marca, Virus, Barcelona, 2023, lc.cx/kiWnyX. ↩︎
- Michel Foucault, «La gubernamentalidad», en Michel Foucault, Jacques Donzelot, Claude Grignon, Jean-Paul de Gaudemar, Francine Muel y Robert Castel, Espacios de poder, La Piqueta, Madrid, 1978, pp. 9-26. ↩︎
- Jean-Paul de Gaudemar, La movilización general, La Piqueta, Madrid, 1981; Pere López Sánchez, en esta edición, p. 124, n. 19. ↩︎
- Magnaghi, Perelli, Sarfatti y Stevan, La città fabbrica…,op. cit. ↩︎
- Juan García Oliver, El eco de los pasos, Virus, Barcelona, 2021, lc.cx/Z0yEzq. ↩︎
- Walter Benjamin, Sobreel concepte d’història, Flâneur, Barcelona, 2019. ↩︎
- Pere López Sánchez, El centro histórico: un lugar para el conflicto. Estrategias del capital para la expulsión del proletario del centro de Barcelona: el caso de Santa Caterina y el Portal Nou, Universitat de Barcelona, 1986, lc.cx/6wuGoF. ↩︎
- Según él mismo, «una manera de zafarse de la alienación política» (p. 114, n. 4 de este volumen). ↩︎
- Pere López Sánchez, Rastros de rostros en un prado rojo (y negro). Las Casas Baratas de Can Tunis en la revolución social de los años treinta, Virus, Barcelona, 2013, lc.cx/_bNuf5. Se ha ido incluyendo y renovando información relacionada con este libro en el blog rastrosderostros.wordpress.com. ↩︎
- Y que, afortunadamente, también han aportado sus observaciones y comentarios a esta introducción. ↩︎
- Habeas Corpus, «La rabia y los sueños», Otra vuelta de tuerca, 2002, lc.cx/i5iBba. ↩︎
Un homenaje a Montalbán, una novela online: «Caldo de Carvalho».
https://todoloquesesobrepepecarvalho.blogspot.com/
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