Habitar el mundo ya

José Luis Terrón

Guiomar Rovira (2024: 9), editora del libro Constelaciones feministas para habitar el mundo, nos cuenta en su prólogo la génesis y la confección de este libro coral, que es el resultado de tejer un encuentro
que buscaba «desarreglar la palabra, alterar el verbo, abrirnos a la complicidad, aprender unas de otras, discrepar y, sobre todo, reírnos». Tales propósitos poco o nada tenían que ver con un libro académico, aunque las voces sean profundas y se hable desde el rigor. Es otra cosa.

Más adelante, en el mismo prólogo, escribe: «No queremos cavar trincheras ni anhelamos purezas
emitidas desde los púlpitos de la verdad, el deseo o la clase. No queremos que, en nombre de la urgencia, se deje a los cuerpos, los cuidados y la vida para después. Lo queremos todo y ahora» (Rovira 2024: 10). Sí, es otra cosa.

Esa otra cosa también puede materializarse, por ejemplo, en otro escrito, «Instagram? No, gracias»1, en el que resuenan voces anónimas que critican las plataformas tecnológicas y reivindican la autogestión digital, los cuidados de seguridad y privacidad y el software libre, y lo hacen desde una perspectiva feminista, antirracista, anticolonial y libertaria. Esas mismas voces te hablan de ponerse en contacto con elles para ir formando una red solidaria y seguir avanzando en estos temas2. De nuevo la afinidad, la pluralidad y el proyecto común, un proyecto para el aquí y el ahora que orienta la iniciativa. De nuevo ese tejer encuentros desde los cuerpos; y en los dos casos, además, el anhelo que lleva a proclamar el «queremos habitar el mundo hoy».

Patricia Valdés (Política del malestar) apuesta por una «política» del notodo. En una entrevista,
esta autora manifiesta que «apostar por el “notodo” implica, necesariamente, que nos alejemos
un poco de la idea hegemónica de que o se consigue del todo, o no hemos conseguido nada». Y
añade: «aunque no vayamos a derrotar el capitalismo, vamos a tener espacios que son paralelos a
él. Es decir, vamos a tener alternativas en el presente»3. Sin duda, esa manera de entender la acción
(directa) entronca con los ejemplos que hemos puesto al principio de este escrito, y, a nuestro entender, con el ideario anarquista.

Recientemente, CrimethInc4 acaba de recuperar un texto anónimo escrito en 2018. Su título es lo suficientemente elocuente: «No es una cuestión de si podemos ganar, sino de cómo queremos vivir». Por falta de espacio no podemos dedicar muchas líneas a las reflexiones que recorren este artículo, pero me gustaría destacar algunas: en primer lugar, las luchas no se pueden ganar definitivamente, el proyecto anarquista siempre supondrá un continuar haciendo, luchando; en segundo lugar, la «capacidad de creer en la posibilidad del cambio, no como algo que ocurrirá en el futuro, sino como algo que puedo perseguir ahora mismo, es una parte fundamental de mi poder para vivir plenamente, para mantener una relación saludable con mi propio albedrío. Esto es diferente de creer en una visión milenarista de la revolución»; y, en tercer lugar, «asegurando espacios en los que llevar a cabo nuestros experimentos para inventar otras formas de vivir y relacionarnos. Algunos de estos espacios han durado minutos; otros, décadas». Para el autor, el propio movimiento anarquista lo podemos entender como uno de estos espacios.

10 y 100 y 1.000 Massanes

El pasado 28 de enero la policía desalojó la Antiga Massana. El edificio, de propiedad municipal, albergó la escuela de arte Massana, y al caer en desuso fue ocupado; desde 2020 fue un espacio en el que convergían y compartían, de manera autoorganizada y mutualista, distintas entidades y colectivos del barrio barcelonés de El Raval, centrándose, sobre todo, en dar respuesta a las necesidades de los colectivos más vulnerables del barrio. Con el cinismo al que ya nos tienen acostumbrados, desde el Ayuntamiento de Barcelona justificaron el desalojo porque «los intereses de unos pocos no pueden estar por encima del interés general»5. ¿Cuál, quién es el interés general? No lo sabemos, pero anunciaron que en un tiempo nos lo dirán. El tiempo necesario para encontrar qué hacer con un edificio en el que ya se hacía, eso sí, con maneras alejadas de la verticalidad institucional y del se hace en nombre de, ese nuevo despotismo ilustrado conformado por el entramado de comisiones, órdenes y legalidades democráticas
y sus lógicas de eficacia y de eficiencia.

La noche del desalojo miles de personas marcharon por El Raval vindicando la Antiga Massana a la par que coreaban «10 y 100 y 1.000 Massanes » y recordaban que «hoy no termina nada».

En 2016 un grupo de estudiantes, trabajadores y personas sin recursos ocuparon dos edificios colindantes de la calle Travessera de Gràcia de Barcelona. El primer bloque ocupado (la Jahnela) acogió en sus bajos la Oficina d’Habitatge de Gràcia. El segundo, pues acabaron funcionando de manera independiente, se materializó en Ca la Trava. En octubre de 2018 la policía se apropió del edificio, cuya propietaria, Inmobiliaria Mar SL (de la que también depende La Llave de Oro), pretende construir apartamentos de lujo en un barrio gentrificado que expulsa a sus habitantes.

Para prevenir futuras reocupaciones el edificio fue demolido. Pero su solar, reocupado, hoy es el Hort Ocupat Ca la Trava. Y como afirman sus promotores «hemos liberado lo que antes eran escombros para construir un espacio verde y de autogestión lleno de vida».

Poco a poco las plantas han ido ocupando el solar, poco a poco han ido creciendo y en medio de la asfixiante Travessera de Gràcia ahora se desarrolla la vida, a otro ritmo, el suyo y conforma un espacio en el que también crecen los encuentros y las iniciativas. Semillas bajo la nieve. No en vano es un proyecto autogestionado contra la gentrificación y la especulación del barrio. Recordad, «10 y 100 y 1.000 Massanes»; recordad, «no es una cuestión de si podemos ganar, sino de cómo queremos vivir».

Muy cerca de allí estaba el primer Banc Expropiat (Banco Expropiado). Como ellos mismos se presentan, «somos un espacio okupado autogestionado desde el 22 de octubre de 2011». Tras sufrir dos desalojos en sendos locales que entidades bancarias habían dejado vacías, ahora se encuentra no muy lejos, a unos 300 metros, en la calle Quevedo del mismo barrio barcelonés de Gràcia. Ocupan el local que dejó de utilizar un antiguo CAP (Centro de Atención Primaria); Cat Salut y la Seguridad Social no atendieron a las peticiones de distintas asociaciones del barrio para darle un uso comunitario.

El Banc Expropiat6 tiene su lema: Tejiendo redes de apoyo mutuo. Como no podía ser de otra forma, su funcionamiento es asambleario y antiautoritario. De hecho, la asamblea de cada lunes (la de actividades) está abierta a cualquier persona o asociación que desee proponer una actividad.

El Banc Expropiat nunca está vacío; aparte de los actos, reuniones o encuentros que se estén produciendo, no para de entrar gente, sobre todo mujeres, a su tienda de ropa gratis (o a buscar alimentos). No saben de anarquismo ni tienen por qué saberlo; saben que allí, en ese sitio, pueden encontrar esas prendas que necesitan. Es todo lo que tienen que saber.

Pero la utilidad del Banc Expropiatat no puede ni debe ser únicamente utilitarista. De ahí que cuando hablan de sí mismos digan que «juntos hemos dado forma a nuestras ideas, hemos creado proyectos, hemos crecido, nos hemos acogido los unos a los otros.

Hemos cuestionado nuestra manera de vivir, hemos tejido lazos de unión entre personas que no se conocían». Y nos viene a la cabeza Volin cuando afirmaba que el papel del movimiento libertario «podría ser constituir la base y el ejemplo, nunca la imposición». Porque, a nuestro entender, se hace anarquismo cuando se promueve la solidaridad activa dentro de las coordenadas de la cooperación y del libre acuerdo.

Arrebatar al poder las decisiones que nos afectan Colin Ward (2013: 56 y 57) cita a David Wikey, para quien la acción directa es la «acción que, contando con las capacidades del individuo, alcanza el fin deseado». Wikey observa que «si asumimos que en cualquier situación cada individuo y cada grupo puede ejecutar alguna forma de acción directa, podríamos fácilmente darnos cuenta de muchas cosas que se nos habían escapado, así como de la importancia de muchas otras antes infravaloradas». La acción directa, lejos de su mistificación, no sería otra cosa que arrebatar el poder de tomar las decisiones que nos afectan. Esta forma de concebir la acción directa subyace en cada uno de los ejemplos, de las experiencias de las que venimos dando cuenta. Es el caso, también, de la Masa Crítica.

La Masa Crítica empieza en San Francisco en 1992; se trataba de retirar el coche de las calles, o sea, lo que ha venido en llamarse pacificar las ciudades. Mucha gente se sintió identificada con la idea, con la reivindicación y se organiza la primera quedada: ir en bicicleta en un grupo compacto. Así de simple. Y quizás por ello, las quedadas se empiezan a hacer en más y más ciudades de todo el mundo.

La Cinètika. Per un Palomar Autònom, Anticapitalista i Feminista. Imagen: https://lacinetika.wordpress.com

La Masa Crítica no deja de ser un paraguas, una identificación de lo que se tiene en común, pues cada Masa Crítica, cada localidad busca unos propósitos acordes a las características de esa ciudad y a los propósitos de la asamblea que llama a las quedadas. Así, por ejemplo, la de Barcelona ya no se conforma con los carriles bicis, lo que persigue es que los coches dejen de circular por la ciudad, o la de Bilbao se caracteriza por la reivindicación de la ciudad como un espacio público, un espacio de todos. Y aunque las quedadas, las bicicletas son el nexo de unión, las bicicletas pueden ser el pretexto y no la finalidad en sí mismas. Cada asamblea decide, cada asamblea marca unos propósitos. La de Barcelona, por ejemplo, se califica como antisexista y antifascista y anda discutiendo si se autoproclama como anticapitalista.

Una vez al año se reúnen en la Criticona, una quedada de todas las masas críticas del Estado. Allí se comparten experiencias, anhelos, problemas (agresiones de los cochistas, pagos de multas, etc.) pero sin olvidar la diversión; porque las quedadas tienen su lado lúdico y también relacional. Una asamblea, una quedada son lugares para que germinen colectivos de afinidad o para que se organice una fiesta. En este sentido, cuando el cochismo y las autoridades lo permiten, las quedadas se asemejan a un carnaval callejero.

Masa Crítica no bloquea el tráfico, son el tráfico. Masa crítica es una multitud informal que fluye en los encuentros sin necesidades de directrices u organigramas. Es la afinidad del deseo y de la necesidad. No hay cabezas ni portavoces y con cada quedada, con la ruta que eligen, con las proclamas y con las risas van haciendo que la ciudad empiece a ser distinta7.

No se autodefinen como libertarios, aunque en su seno los haya. Para Colin Ward (2013: 42) el anarquismo «lejos de ser una visión especulativa de una sociedad futura, es la descripción de un modo de organización humana enraizada en la experiencia de la vida cotidiana, que opera junto a, y a pesar de, las corrientes autoritarias dominantes en nuestra sociedad».

Muchos de los que participan en las quedadas a buen seguro que sienten que el anarquismo es otra cosa e, incluso, rechazarían que se relacionaran sus actos con lo libertario. Como a muchos anarquistas jamás se les ocurriría que las quedadas fueran si no libertarias algo muy próximo. ¿A qué se debe, qué concepción del anarquismo tienen unos y otros? Cabe recordar que Colin Ward (2013: 11) «llegó a la convicción de que la mejor forma de promoverlo (el anarquismo) consistía en partir de la experiencia de las redes de relaciones informales, temporales y autogestionadas, por encima del rechazo total de la sociedad existente o de la prefiguración de alguna sociedad futura, en la que una sociedad diferente
viviría en perfecta armonía».

Cinètika8 es un cine okupado desde 2016 y se declara como anticapitalista, autónomo y feminista y aunque no se define a las claras como libertario mantiene que opera «con una base libertaria». Sito en el barrio de Sant Andreu del Palomar (Barcelona) ha devenido en una referencia no solo para el barrio sino para todos aquellos que comparten sus principios, aunque sus actividades estén orientadas a tratar, en dar respuesta a los problemas y necesidades del barrio. No se trata de otra cosa, como en otras experiencias que aparecen en este escrito, que imbricarse con lo próximo.

Como en otros ejemplos expuestos, el espacio está abierto a la participación de individuos y colectivos y se organiza asambleariamente por las individualidades interesadas en mantener vivo el proyecto. Se declaran antiespecistas y un espacio libre de drogas9, alcohol y humo.

Cinètika despliega un gran abanico de actividades diarias y, a la par, da cobijo a iniciativas como la Xarxa de Suport Mutu de Sant Andreu, el Sindicat de l’Habitatge de Sant Andreu o el colectivo antirrepresivo Colza a Colze (Codo con Codo). Ejemplos de que la imbricación con lo próximo supone abrirse a lo próximo, no creando barreras discursivas excluyentes a partir de maximalismos ideológicos.

La polifonía del mundo libertario

Y así como hemos escrito de algún espacio, de alguna experiencia informal, se hace necesario tratar de aquellas que encierran una formalidad mayor. Es el caso, por ejemplo, de Descontrol Editorial10, que en su página web nos dicen que creen «en una transformación radical de la sociedad pensamos que los libros son armas en manos de quienes quieran usarlos». Gaston Leval (1960: 4) sostenía que los anarquistas lo son en tanto que constructivos —dan respuestas a problemas— y, por tanto, «adquirir una formación y unas sólidas bases culturales que convenzan a quienes queremos influir de que están viéndoselas con hombres capaces y responsables, y no con simples agitadores o aficionados a la revolución», afirmación bien asentada en el ser libertario.

Descontrol es una editorial libertaria y uno de sus miembros manifiesta que «el ideal es poder trasladar los valores libertarios a las prácticas cotidianas, tanto desde la responsabilidad individual y la forma de trabajar y tomar decisiones, como en la solidaridad hacia otros proyectos y movimientos o la participación de espacios colectivos barriales como el Espai Comunitari Veïnal Autogestionat Can Batlló, donde se encuentran nuestras instalaciones».

En la actualidad en Descontrol trabajan 8 personas que se organizan asambleariamente y de manera horizontal, aunque legalmente estén constituidos como una Sociedad Cooperativa Catalana Limitada. Realizan una asamblea semanal de gestión y organización y a la vez que, si es necesario, se tratan sobre otros temas. A la par, hacen un consejo editorial trimestral, jornadas intensivas de inicio y final de curso y asambleas emocionales para tratar del cuidado de sus miembros. No en vano, trabajan en un sector con una competencia feroz, una burocracia infernal y las grandes fluctuaciones del coste de los materiales como el papel. Aun así, publican 12 libros al año a la vez que producen otros para muchos proyectos libertarios (Bauma, Virus, CEJEB, FSS, etc.).

No cabe duda de que el mundo libertario es polifónico y que esta polifonía le caracteriza, o así debiera de ser. Quizás por ello, y por lo raro de encontrarnos con un proyecto semejante en el Estado, cabe dedicar algún párrafo a otra experiencia libertaria que se está desarrollando en Barcelona desde 2012, la Escola Arcàdia11, que trabaja desde la perspectiva de la tradición pedagógica libertaria.

Una iniciativa que vine de lejos, de 2009, coincidiendo con el centenario del fusilamiento de Ferrer i Guardia y a partir de la organización de un grupo para hablar y tratar sobre pedagogía libertaria. Tras un año de debate conjunto, con las más afines se proponen poner en marcha el proyecto, que viene aun de más lejos, de cuando algunos de sus integrantes participaban en el Ateneo de Poble Sec y, más tarde, en Espai Obert, que acaba trasladándose del barrio de Poble Sec al de Sants; traslado que les facilita integrarse en la recuperación y desarrollo de Can Batlló; fue en ese momento cuando proponen construir una escuela libertaria en alguna de las naves que se rehabiliten del antiguo polígono industrial.

En la escuela, actualmente, hay niñes hasta los 6 años, pero el proyecto se propone aprovechar alguna nave que aún queda por restaurar para ubicar la nueva escuela y que contemple la Primaria y la ESO, con otras palabras, hasta los 16 años.

Los miembros de la Escola Arcàdia se declaran abiertamente anarquistas y su funcionamiento es asambleario. También les niñes se organizan en asambleas, como se nos dice «desde la mirada libertaria, esa que nos indica que la libertad no se regala a nadie, que es una conquista que se tiene que ir logrando y construyendo en colectividad». Les niñes forman grupos naturales, no por edad, que libremente van constituyendo y que pueden abandonar para integrarse en otro; dependiendo del grado de maduración, en el punto en el que estén, su capacidad de decisión se va ampliando. La participación de les niñes es
esencial en la dinámica de la escuela. Los padres también funcionan asambleariamente, pero el eje
vertebrador del proyecto son les niñes.

Sus promotores hacen hincapié en la necesidad de que la escuela sea accesible económicamente, ya que les niñes provienen de unidades de convivencia muy diversas económicamente, a la vez que de formas de vida bien distintas. El ser parte de Can Batlló les facilita este objetivo. Ahora bien, a la vez que tiran adelante la escuela siguen trabajando para que ateneos, sindicatos y el movimiento libertario en general se marquen como uno de sus objetivos prioritarios la acción educativa (libertaria) y que ayuden a incentivar y a financiar los proyectos que puedan ir surgiendo. Tal como dicen, con proyectos como el de la Escola Arcàdia se trata de dar una respuesta pragmática a las problemáticas actuales.

Este punto de vista nos retrotrae de nuevo al anarquismo pragmático de Colin Ward, que se nutre de tres ideas básicas, relacionadas entre sí: el pluralismo, el anarquismo como parte integrante del presente y una marcada preocupación por la resolución de problemas. Consideramos que las experiencias que hemos venido exponiendo, se definan o no como abiertamente libertarias, parecen regirse por estos principios y se constituyen en sí mismas en claro ejemplos de lo que ha venido llamándose propaganda por el hecho y que no son otra cosa que semillas bajo la nieve.

Bibliografía

  • Leval, Gaston (1960). «A Constructive Libertarian Movement», Freedom, 21 (13).
  • Rovira Guiomar (2014). Constelaciones feministas para habitar el mundo, Bellaterra Ediciones.
  • Ward, Colin (2013). Anarquía en acción. La práctica de la libertad, Enclave de libros.

  1. https://sindominio.net/logout/web/posts/2024-11-18-instagram-no-gracies ↩︎
  2. Hacklab Logout: https://sindominio.net/logout/web/ ↩︎
  3. López Baena, Marina (19 de enero de 2025): «Qué hacer en la era de la desmovilización: “Ha calado la idea de ‘manifestar’ cosas con velas, pero no manifestarse en la calle”», eldiario.es: https://www.eldiario.es/era/politicadel‐malestar‐alicia‐valdes_1_11962026.html ↩︎
  4. https://redeslibertarias.com/2025/02/27/no-es-una-cuestion-de-si-podemos-ganar-sino-de-como-queremos-vivir ↩︎
  5. Vicente, Sandra (28 de enero de 2025: «La Guàrdia Urbana de Barcelona carga contra manifestantes durante el desalojo del edificio ocupado de la Antiga Massana», eldiario.es:
    https://www.eldiario.es/catalunya/guardia-urbana-barcelona-carga-manifestantes-impedir-desalojo-edificio-ocupado-antiga-massana_1_11998843.html ↩︎
  6. https://bancexpropiatgracia.wordpress.com/ ↩︎
  7. Las quedadas son el primer viernes de cada mes. ↩︎
  8. https://lacinetika.wordpress.com/ ↩︎
  9. Véase en Redes Libertarias «Drogas y militancia
    política»: https://redeslibertarias.com/2024/08/05/drogas-y-militancia-politica ↩︎
  10. https://descontrol.cat/ ↩︎
  11. https://canbatllo.org/cb/escola-arcadia ↩︎

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