Directores: Jon Arregui, Jon Garaño
Paco Marcellán
Esta incursión fílmica en el tramo final de la vida de Enric Marco i Batlle (1921‐2022) es el contrapunto de un recorrido personal que había atraído la atención del escritor Javier Cercas cuya obra El impostor, publicada en 2014, constituye una novela sin ficción saturada de ficción. En este caso, la ficción no la pone el escritor sino Enric, su personaje de «carne y hueso». Novela y película constituyen un elemento de gran utilidad para entender la complejidad del personaje.
Enric, excelentemente interpretado por Eduard Fernández y que le valió el Goya al mejor actor de 2024, se construye como elemento conductor de una película, en la que más allá de la descripción de las peripecias del protagonista, plantea al espectador una reflexión sobre la inconsistencia de medios (la impostura y la mentira conscientes) para alcanzar unos fines loables (hacer todo lo posible para mantener la existencia de los campos de concentración viva en la memoria de la gente dado que los sobrevivientes de la barbarie nazi están muriendo). El desgarrador «Hijo de puta, ¿por qué nos has hecho esto?» emitido por sus compañeros de la Asociación Amical de Mauthausen, que presidió Enric entre 2003 y 2005, resume la decepción y el enfado ocasionados por su impostura. Como un apunte histórico, hay que recordar que de los 7.532 españoles internados en el campo de concentración nazi de Mauthausen, solamente 2.335 sobrevivieron. Durante su etapa frente a la Asociación, Marco dio un gran número de charlas, principalmente en centros de enseñanza, sobre su pretendida vivencia como superviviente de los campos nazis. Su intervención en el Congreso de los diputados en enero de 2005 con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto fue uno de los puntos culminantes de su historia junto a su ausencia en el último momento del acto central en Mauthausen con motivo del sesenta aniversario de la liberación del campo en mayo de 2005.
Desentrañar esta impostura fue fruto de la labor de investigación del historiador Benito Bermejo (interpretado por Chani Martín) quien lo conoció en 1999: «No tuve mucho tiempo de hablar con él, solo me dijo que había estado en Flossenbürg. Pasó un año y di con el libro de Eduardo Pons Prades, publicado en 1978 (época en la que era Secretario General de la CNT), a quien Enric contó su versión por primera vez. Había algunas contradicciones en su relato», recuerda el historiador. En 2002 volvió a coincidir con él, precisamente en las conmemoraciones por la liberación de Mauthausen. Bermejo quería entrevistarle y tras una búsqueda en el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores recibió como respuesta oficial que Enric había trabajado en el astillero naval de Deutsche Werke en Kiel, en el norte de Alemania. Lejos de la lucha contra el fascismo, formó parte de los 20.000 españoles que trabajaban para el Tercer Reich tanto en Alemania como en la Francia ocupada tras el acuerdo suscrito en 1941 entre Franco y Hitler. Benito Bermejo llegó a comprobar que Enric, lejos de ser un deportado y haber sufrido un campo de concentración, se embarcó en una expedición de trabajadores voluntarios enviados por la España franquista a la Alemania nazi.

Diferente fue la sensación que le apareció apenas un año después. «Ahí ya vi al Marco confabulador, interesado en aparecer en todos los lugares como el protagonista, siempre intentando ser el centro de atención», añade. Desde entonces, Enric no dejó de repetir en periódicos y platós de televisión que «gracias a él se conocía la historia de los deportados españoles. Que él y solo él había sido capaz de contarla de esa forma tan atractiva. Que él y solo él había conseguido acercarla a las aulas, llevado a la opinión pública y puesto en valor».
Marco es el fruto de un exhaustivo trabajo de los directores iniciado hace 18 años. Todo comenzó en 2006, cuando incluso Enric estuvo dispuesto a participar en un documental que contara su trayectoria. «En un momento dado, nos dijo que quería ir a Alemania a que acreditaran su paso por la cárcel de Kiel. Le dijimos que querríamos filmar ese momento, pero se negó. Nos dijo que era algo muy íntimo».
La interacción entre los dos personajes centrales, esa indagación cuasi‐detectivesca de Benito plasmada en tantos momentos de la película junto a la dualidad entre el egocentrmo y la impostura de Enric, es el hilo que mantiene nuestra atención.
Esencialmente descriptiva y correcta desde el punto de vista cinematográfico, Marco sugiere tras su visión cuestiones que no siempre se formulan ni ocupan el espacio público más allá de la atención de los historiadores de la memoria. Ese «recuérdalo tú y recuérdalo a otros», título de la pionera e imprescindible obra de Ronald Fraser, lo podemos abordar en los siguientes términos: ¿Quién no ha querido narrar las historias de vida? ¿Qué acuerdo formal se establece entre el narrador y el receptor? ¿Es más útil, y para quién, un falso deportado con una narrativa perfecta soportada en grandes titulares o un deportado real que no es capaz de hilar la historia por falta de medios y ausencia de un apoyo social que amplifique lo vivido?
Hola el otro día hice un comentario, pero creo que no se guardo bien , referente a Enrique Marcos, en este tema con Txema Bofill estábamos dando respuesta a lo que hizo en su día Cercas, aporté algún escrito como creo que hicieron otras personas, la cuestión es que Txema murió en un accidente de tráfico y este proyecto se diluyo con él, puede que sea una pena al menos tener otra visión sobre Enrique Marcos que ya conocí en los años 70 y creo recordar que la última vez que estuve con él fue en la celebración del 20 N en Homenaje a Durruti, Ascaso y Ferrer i Guàrdia, la cuestión es que Enrique Marcos estuvo durante mucho tiempo portavoz del AMPA de Barcelona y allí también tuvo su protagonismo, que desconozco su actuación, la cuestión es que cuando él llega a la Amicale Mauthausen, creo que en aquel momento ya apenas la organización tenía una organización digamos estable , por las bajas que sufría constantemente y él aprovecho ese momento. he de decir que en los años 70 en la CNT ya sabíamos que el estuvo trabajando en las fábricas alemanas y poco más en ningún momento dijo en aquella época que pasará por los campos de la muerte. En fin, lastima de Txema Bofill se nos fuera tan pronto, no por este hecho, sino porque era un compañero que todavía nos podía dar muchísimo con su actuación y con su artículos, pero también creo recordar que llegó a entrevistar a Enrique Marcos, en fin, las cosas han ido de esta manera y ya poco podemos hacer. salut Manel Aisa
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