Francisca Avellanet Garreta. Una mujer de ideas avanzadas, anarquista nacida en Meranges

Manel Aisa Pàmpols

Francisca Avellanet Garreta había nacido a las nueve de la mañana del 6 de marzo de 1893, su padre así lo testificó ante el juez de Meranges. El progenitor  era Pedro Avellanet Gispert y la niña había nacido en la calle Girul de Meranges y estaba casado con Teresa Garreta Basons  nacida en Grexa, término municipal de Ger, tenía 27 años. Francisca es nieta de Pedro Avellanet Tor y Buenaventura Gispert de Rivesaltes(Francia) y por parte materna de Pedro Garreta nacido en Grexa y Bernarda Serra, así lo certifica el juez de la zona, Cosme Turet.

Poco conocemos de la actividad revolucionaria que llegó a realizar nuestra estimada Francisca Avellanet Garreta. Tan solo sabemos que fue la madre de Josep Domènech Avellanet y vivía en Hospitalet, en Collblanc, un barrio que era un barrizal de barro y cañas con el que construir su vida junto a la carretera Collblanc 71, prácticamente en la Riera Blanca, donde hoy día se encuentra el Camp Nou del Barça.

Probablemente, la vida de Francisca como la de su compañero Manuel Domenèch así como la de su hijo Josep Domenèch Avellanet, son vidas muy arraigadas en el barrio de Collblanc/ La Torrass. Y son muestra de ese anarquismo en construcción que dejó tanta huella en las Juventudes Libertarias, en la pedagogía libertaria de las escuelas del CENU e, incluso, en aquellos que discreparon con la pedagogía que aplicó tanto Puig Elías como Alberto Carsí a los niños de toda Catalunya. 

Francisca Avellanet con gafas en el centro de la imagen junto a Joaquina Dorado, en la cárcel de Les Corts de Barcelona

El sueño de la revolución, duró lo que duró. Mayo de 1937 fue un engaño y una trampa política, que fulminó el sueño revolucionario, y después vino la represión para todos aquellos que tenían un mínimo acto de empatía por una nueva era hacia el sueño romántico de la revolución y la vida. Su sueño fue duramente reprimido, los llamados “incontrolados”, empezaron a pagar su ilusión de construir un mundo nuevo.

Y una vez terminada la guerra, apenas necesitaban pruebas y solamente bastaba con sospechas proceder a la detención. Todo era por la codicia de los verdugos quintacolumnistas, que salían de sus escondrijos, y acababa con el sosiego de sus vecinos y funcionaba el runruneo del vecindario rencoroso como el que más, que a veces a lo único a lo que aspiraban, era a salvar el pellejo, a demostrar su fidelidad con los vencedores, así eran las cosas en los primeros años de la represión. Todos se vigilaban, en cada esquina surgían las envidias, ahí estaba un comisario de barrio, donde delatar cualquier sospecha de libertad, y sobre todo ganar puntos con las nuevas autoridades que legislaban a partir del miedo y de la intolerancia a la dignidad humana. Ese sueño pasó a considerarse como algo maligno, increíble pero cierto, y había que lidiar con aquella intolerancia por las cuatro esquinas del barrio poco después del fin de la guerra en Barcelona, con la entrada de las tropas fascistas en Barcelona y los Nazis iniciando su aventura atroz para destruir Europa, con los Nazis paseando por las Ramblas de Barcelona, en busca del Santo Grial en la Montaña.

Nos situamos en el 14 de noviembre de 1939 a las 20 horas y media, en la delegación de  Falange y de las JONS de Collblanc, Torrassa, barrio efervescente de Hospitalet, se presentó  ante los funcionarios de la Brigada Político Social de aquella zona, Joaquín Pérez Alarcón Sánchez y José Sánchez Madronal,  el que dice llamarse Luis G. S. de 46 años casado, de profesión guardia urbano nacido en Castellgarbí  Barcelona, que es hijo de Pio y Emilia, que vive en la calle Mercader 7 bajos de Hospitalet, para denunciar a Francisca Avellanet Garreta, actualmente huida del barrio. Luis G. S. dice y denuncia que:  “Francisca es la madre del célebre anarquista Josep Domenèch Avellanet  y que ella igual que su hijo eran unos fervientes defensores de las ideas anarquistas, al estallar la revolución se la veía con frecuencia por las calles de Hospitalet y también de Barcelona alardeando, de que había que matar a las personas de orden, manifestando que si así lo hacían era por algo”.

La denuncia está relacionada con el “dimes y diretes” tan cacareado en la época, cuando en la zona de Hospitalet, La Torrassa y Collblanc, el señalar a uno, al diferente,  para cubrir las espaldas del quintacolumnista traidor, que  argumentaba en este caso que había un empresario llamado Vibet , que según parece fue señalado verbalmente por Francisca Avellanet  diciendo “Estos Vibet,  es inútil que se escondan, porque les darán lo suyo”, y como dato curioso a los tres días los Vibet padre y un hermano aparecieron asesinados. Declaró que Francisca mostraba alegría cuando unas de esas personas de orden eran asesinadas, y  que, además, siempre demostraba estar muy orgullosa de su hijo José Domenèch Avellanet. 

Ese era el pan de cada día, en aquella España tan lúgubre que acaba de terminar con los sueños de muchísimos hombres y mujeres que se habían enfrentado al fascismo y habían perdido, porque todo el fascismo Europeo se había volcado en aquella aventura.

Otra de las acusaciones procedía del Sereno de la zona de Collblanc, Remigio B. M. de 42 años de edad, con domicilio en la misma barriada , concretamente en la calle Ferrer nº33 y, efectivamente, dice que conoce a Francisca Avellanet desde antes de la Revolución  y recuerda que era una mujer de ideas avanzadas y que al estallar la revolución la vio en las barricadas  gritando “Ha llegado nuestra hora”  y continuaba con alguna de sus frases célebres como “Ahora tiene que correr la sangre”. Según el sereno eran los momentos de menos seguridad para la gente de orden, donde se señalaba a mucha gente de orden que era molestada y perseguida pero,al final, el Sereno dice no conocer, ningún hecho punible  en concreto, pero dado su temperamento cree que participó en varios asaltos y saqueos, como siempre, la acusación al final es por su “temperamento”, mal vamos, cuando una prueba de un juicio es a partir, del temperamento de una persona y no por hechos.

Aquí, como siempre, hace falta recordar que en los primeros tiempos historiadores como Pastor Petit recuerda que en el bando republicano, no se hicieron las razias que se podían esperar, ya que las patrullas de control se contuvieron en muchos casos, y eso  que se conocían  las masacres que se estaban produciendo en la zona ocupada por los franquistas, además que hasta enero del 37 los consulados alemán e italiano estuvieron como cinco o seis meses con plena impunidad, sacando con salvoconducto innumerables personas de ideología fascista que estaban en Barcelona o alrededores.

Dada la denuncia de ambas personas que ponemos sobre la mesa, Francisca Avellanet Garreta de 47 años de edad, nacida en Meranges en el Pirineo de Girona, hija de Pedro y Teresa, fue detenida dos días después de las acusaciones,  a pesar de haber puesto distancia entre los dos barrios, la policía localizó  a Francisca y como vemos dos días después, el 16 de noviembre de 1939, es detenida e interrogada por miembros de la Brigada Político Social. En aquel tiempo vive en la calle Caminos de San Isclo 42, en  Vilapicina y ella manifiesta que no pertenece a ningún partido y que, por supuesto, no hace propaganda marxista, y reitera que no es cierto que se alegre de las desgracias de los demás, ignorando la suerte de los  Vibet y señala que durante la revolución solo salía de su casa para ir a comprar, para comer.

Al día siguiente, tras el interrogatorio de la Brigada Político Social de Barcelona, el Juez militar permanente decreta el ingreso en la prisión de mujeres de Barcelona. Estamos a 17 de noviembre de 1939. Hasta el 5 de diciembre de 1939, no aparece ningún informe y cuando lo hace, la relatoría que le corresponde dice que Francisca Avellanet Garreta no tiene ningún antecedente. Por lo que entiendo que no tiene ningún sentido que haya estado detenida solo por rumores, y acusaciones que pueden deberse a otros intereses.

En escritos presentados tanto el 25 de junio de 1940, como el 19 de julio de 1940, vuelve a declarar que no tiene antecedentes penales y no se le conoce que en el periodo revolucionario tomará las armas en contra del Movimiento Nacional.

En un informe del Ayuntamiento de Barcelona que confirma que Francisca Avellanet vive en San Asisclo 42, ratifica que no se le conoce ningún peligro contra el Glorioso Movimiento Nacional y que la vecindad presenta buenos informes sobre ella, firmados el 20 de agosto de 1940.

De todas formas, los dos hombres que la habían denunciado, tanto el Guardia Urbano como el Sereno, vuelven a declarar el 2 de julio de 1940 y de nuevo declaran en la misma línea que lo habían hecho con anterioridad, sin duda, eran personas que mostraban antipatía con Francisca y Remigio. El Sereno, amplía su discurso y dice: “que Francisca, siempre tenía fuertes discusiones con la vecindad por temas políticos y que los tildaba de fascistas”.

También el alcalde de Meranges y presidente de Falange Española y de las JONS certifica el 2 de enero de 1941 que no hay constancia de nada refutable en la persona de Francisca Avellanet Garreta.

Todo sucede en diferentes procesos pero todo está documentado, el fascismo lo deja todo o casi todo escrito. El 28 de marzo de 1941 se le toma de nuevo declaración a Francisca Avellanet Garreta que  tiene una estatura de 1’50, usa frecuentemente gafas y  continúa en prisión preventiva y desde noviembre de 1939 por lo que han pasado ya, un par de años,  sin que se le haya inculpado de cargo alguno, y sin haber habido juicio y   permanece en prisión.

Sí, sin juicio, ni nada que se conozca, el juez Baldirich Gatell presenta el 15 de abril de 1941, la orden de “libertad provisional para Francisca Avellanet Garreta”, con la idea que se cumpla la orden desde el mismo momento. Así sale de la prisión de las Corts de Barcelona y podemos ver el documento firmado por ella misma, observamos que algunos de los documentos que firma Avellanet lo escribe su apellido con B (Abellanet) y otros con la V pertinente de su apellido, no sé, a qué interpretar ese cambio, a qué se debe.

La jefatura superior de policía había hecho un escrito firmado el 28 de febrero de 1941, con referencia a Francisca Avellanet Garreta, haciendo un resumen del porqué está retenida en la cárcel, a partir de las denuncias de las dos personas en Hospitalet de Llobregat Luis G. S. y Remigio B. Esa documentación llega a la cárcel de mujeres, que es recibida en Barcelona 14 de abril de 1941, poco más o menos que a la vez que el Juez Baldirich Gatell ya había presentado la orden de libertad provisional.

Así, desde la dirección de la cárcel de Mujeres de las Corts en Barcelona se le contesta que Francisca Avellanet Garreta ha sido puesta en libertad el 19 de abril de 1941.

Había pasado un año, siete meses y dos días de prisión provisional para después ni tan siquiera, al menos por el momento ser juzgada.

Pero todo llega y el 13 de julio de 1942, después de unas vicisitudes, se abre el sumario 18127 instruido por la policía contra Francisca Avellanet Garreta, 50 años de edad natural de Meranges (Girona)que durante el Glorioso Movimiento Nacional, según los cargos del Fiscal, “alardeaba por las calles de que matasen personas de orden”.

En el juicio se pide para ella 12 años y un día y que al final será reducida la pena a 8 años de prisión, era el 8 de septiembre de 1942 cuando se le leen los cargos, donde al parecer, ya cansada de tantas ignominias, sabiendo que apenas le van a escuchar, a la pregunta, si tiene algo que objetar dice que: “No”. En definitiva, el delito es por “auxilio a la rebelión”. Conoce su destino, la condena de 12 años queda reducida a 8 años debido a una ley posterior que permite esta reducción de pena.

El franquismo que tiene una burocracia impresionante a todos los niveles, después de todo el papeleo hace una liquidación de condena para Francisca Avellanet Garreta y en total calcula con los temas de liquidación de condena, que saldrá el 30 de noviembre de 1949, así están las cosas por el momento.

De todos modos, en aquella época se daba el caso  de salir en libertad provisional, teniendo sentencia de cárcel, así lo consideraron las autoridades del momento, y Francisca Avellanet Garreta tuvo la oportunidad de salir en libertad, a mediados de 1941 y volvió a vivir en la casa de Camino de San Asisclo 42, en algunos documentos habla del número 46, pero este último no debe ser correcto.

Recordemos que de aquel edificio de la calle San Asisclo 42 ya salió detenido a mediados de agosto de 1939, el hijo de Francisca que era de las Juventudes libertarias de Hospitalet la Torrassa en tiempos de la revolución, Josep Domenèch Avellanet detenido concretamente el 30 de agosto del 39 a las 5 de la tarde, e interrogado por Quintela y Polo en la comisaria de Vía Layetana 43. Que lo trataron como una de las piezas de caza mayor importantes del momento, y fue condenado a muerte el 11 de junio de 1942, fusilado el 26 de junio de 1942 en el Campo de la Bota, como tantos otros. Con Josep Domenèch Avellanet estaban también los anarquistas Felipe García García, nacido en Cofrent Valencia, Miguel Gómez Carmona de Huercal Overa (Almería).

Pero volvamos a Francisca, la madre de Josep Domenèch Avellanet, que entre la suerte que corrió el hijo, lo que andaba sufriendo en la cárcel Modelo, un año antes, en espera de su condena, que seguramente andaban con dificultades para sobrevivir, máximo cuando su compañero Manuel Domenèch no hacía demasiado tiempo que había muerto, ella andaba intentando pasar desapercibida en otro barrio de Barcelona, como era Vilapicina, al no poder haber marchado al exilio. Vivió con una de sus mejores amigas, una tal “Consuelo”, que pudo exiliarse en Francia, de la que por el momento no tenemos demasiadas pistas, podría ser Consuelo García que estuvo en el maquis francés donde al parecer murió.

Francisca Avellanet Garreta buscaba alejarse de los lugares donde anteriormente había convivido con su gente en los momentos ilusionantes de la revolución, concretamente de la Torrassa y de Collblanc.

El principio de los años 40 eran tiempos de tristeza y muy lúgubres, que el fascismo franquista, enquistaba en el ambiente, y Francisca tuvo que alejarse de su barrio, de la Torrassa querida, y viviendo en el otro extremo de la ciudad. En fin, estamos delante de un nuevo episodio de la resistencia del movimiento libertario, pero también de mucho desgaste.

La mayoría de los jóvenes del movimiento libertario,  aquellos que no habían podido exiliarse y que en su mayoría habían acabado en la cárcel, en la Modelo de aquí o de otros lugares, por lo general en un principio, se pasaban una buena temporada en la cárcel.

Pero el sistema franquista, falto de todo,  como la prisión reportaba mucho gasto,  prefería en numerosas ocasiones dar la libertad provisional, ¿y qué ocurría con la libertad provisional?, muy sencillo, la mayoría de jóvenes anarquistas no tenían ninguna oportunidad de incorporarse al trabajo porque no lo había, pero había la mala costumbre de comer, vestirse y buscarse un techo para cobijarse, total “Buscarse la vida” y eso ya, era una forma de resistencia, de luchar contra el sistema y aquella gente que lo sustentaba y se aprovechaba de las garras del fascismo.

Así a primeros de 1942, concretamente el 30 de enero de 1942, en la comisaría de policía del barrio de San Gervasio de Barcelona, llega la información, donde al parecer ha había un robo, en la calle Muntaner esquina Platón donde hace unos días, un par de jóvenes con una pistola en mano han intimidado a una persona que portaba en los bolsillo la cantidad de 300 pesetas, no es una gran cantidad, por lo que al día siguiente tendrán que volver y no solo eso, sino que empezar a planear una expropiación, con un proyecto algo más ambicioso.

La noticia es recogida por la policía y en este caso la comisaría del barrio de  San Gervasio se pone en marcha con un dispositivo de vigilancia y los agentes de la Brigada Político Social de la zona se pone a patrullar aquella misma mañana,  salen a partir de las 12,30 del mediodía  por la parte alta de Barcelona, los agentes Pedro I. E., Justino C. C., José B. Y. y por la noche les acompañara el inspector Zacarías A. R.Aquella noche,   de golpe, ven a dos jóvenes que les infunden sospecha por la hora, el lugar, la vestimenta, y por las señas que había recogido anteriormente, seguro que no son de la zona, al dirigirse hacia aquellos dos jóvenes hubo un forcejeo y el resultado fue la detención de uno de ellos, mientras el otro logró escapar,  se trataba de Ignacio Ribas Sanfeliu y el otro después de un interrogatorio a Ignacio se logró saber que también se llama Ribas.

Ignacio Ribas Sanfeliu resultó ser un chaval nacido en Manresa, en 1916, que con quince años entró a trabajar en el sector del textil donde se afilió a la CNT, luego marchó a  trabajar en Sabadell. Con veinte años, estalla la guerra y él  marcha al frente de Aragón, pertenecía al Bloc Obrer i Camperol, fue voluntario al frente con una columna del POUM, donde llegó a ser nombrado Capitán de una Brigada. Al final de la guerra, fue preso en noviembre de 1938 por las tropas nacionales en el frente del Segre, pasó por varias cárceles del estado español, estaba condenado a 15 años de cárcel por auxilio a la rebelión, es decir, por colaborar en la revolución, pero fue puesto en libertad condicional el 20 de junio de 1940, con la condición de que la primera semana de cada mes, debería presentarse en la Modelo de Barcelona donde debía firma su libertad condicional, en ese momento, volvía a trabajabar en Sabadell, como antes de la revolución, en la casa del textil Girabal, donde tiene un jornal semanal de 83,50 pesetas.

A raíz de aquel encuentro con la Brigada Político Social, Ignacio Ribas Sanfeliu ingresó de nuevo en la Modelo el 1 de febrero de 1942.

A partir de la detención de Ignacio Ribas Sanfeliu la policía registra el domicilio donde vive en Sabadell en la calle Ángel Guimera 18, y allí encuentra la dirección de la novia del Ribas que había huido, se trataba de Isabel Clavero que vive en la calle Fonollar 32, 1º 1ª de Barcelona, a partir de la información que les da Isabel aquel día varios agentes de policía, ya tienen una dirección donde acudir para ir en busca del Ribas que les falta.  Y se dirigen hacia la calle Camino San Acisclo 42 donde al parecer vive un tal José Ribas Moracho de realquilado de Francisca Avellanet y también vive otro anarquista, que por el momento desconocen, se trata de Joaquín Sanahuja González.

Isabel Clavero acompañó a la policía hasta la puerta del patio de la casa de San Acisclo 42, una vez frente a la puerta, llamaron al timbre y apareció Francisca Avellanet Garreta que mantuvo una conversación con la policía, hasta que en última instancia la policía le pidió por Ribas Moracho y Francisca una y otra vez decía que no lo conocía, tal vez, por qué sencillamente Ribas tenía otra documentación, con otra identidad, sea como fuere, al final Francisca para advertir a los compañeros,  que andaba dentro de la casa, al parecer gritó “ Esta la policía, cacheo”, e intentó cerrar la puerta entrando solo uno de los policías se trataba de Zacarias A.R. mientras, otro de los policías entró por una ventana y  la mayoría se quedó fuera custodiando a la chica  Isabel Clavero y a la expectativa de lo que podía pasar dentro.

El que se escondía en la casa era precisamente el Ribas que andaban buscando, pero este tenía un revolver que no dudo en utilizar, ya que la policía franquista también estaba dispuesta a utilizar sus armas. Se llamaba José Ribas  Moracho y el otro compañero que se encontraba en el interior de la casa de San Acisclo era Joaquín Sanahuja González, los tres se habían conocido en la cárcel los dos primeros habían estado en la misma brigada del POUM, Sanahuja creo que, era aragonés, estuvo durante la revolución en la “Columna de la muerte”, en realidad, se trata de la “Brigada de la Mort” que dirigía el anarquista Pascual Fresquet Llopis eran milicianos que pertenecían a la columna Ortiz y durante un tiempo se dedicaron a la caza de quinta columnistas sobre todo en la parte de Tarragona persiguiendo a fascistas, carlistas y católicos, sobre todo en las comarcas del Priorato , Terra Alta, la Ribera del Ebro, y Baix Camp,  Al parecer en Falset llegaron a encontrar ,una noche a 27 quintacolumnistas que fueron ejecutados.

Joaquín Sanahuja González durante la guerra civil llegó a ocupar el cargo de Sargento en la cuarta compañía de la 30 División del este, en la 142 Brigada mixta, creada en mayo de 1937 y estuvo por el centro de la península hasta el 12 de febrero de 1939, donde prácticamente todos los sobrevivientes cayeron prisioneros.

 Joaquín Sanahuja como una buena parte de los jóvenes de aquella época estaba con la tuberculosis encima por las pésimas condiciones que había conocido entre cárceles y campo de concentración después de la guerra, en concreto él, estaba en una centro para tuberculosos penitenciario que existía en la zona de Valencia de donde Sanahuja pudo escapar, por ese motivo mientras esperaba poder cruzar la frontera, tampoco podía trabajar, al parecer ya había estado juzgado en la zona de Valencia  y condenado en 1939 a cadena perpetua.

De todos modos “la Brigada de la Mort” que tiene mucha leyenda negra, nada que ver con “La Columna de la Muerte”  que podría ser su homóloga por el lado fascista, que, desde Sevilla y Extremadura hasta llegar a Madrid, llegó a matar y fusilar  a miles de obreros antifascistas que eran detenidos, hechos presos, fusilados y abandonados en las cunetas, recuérdese por ejemplo la matanza de la plaza de toros de Badajoz, donde esta “Columna de la Muerte “tuvo el consentimiento de todo el ejército fascista, con el general Yagüe a la cabeza, ese general que a la entrada en Barcelona organizó una misa en plena plaza de Cataluña.

Bien, volvamos al tiroteo que se produjo en la casa de Francisca Avellanet,  en el momento de la detención de los dos anarquistas, donde murió el agente de la  policía, Zacarias A. R., mientras que Joaquín Sanahuja González quedó detenido desde primer momento y custodiado al igual que Isabel Clavero y una vez ambos estaban esposados fuera de la casa, mientras que José Ribas Moracho disparó varias veces, en la confusión  del momento y herido  José Ribas pudieron escapar Joaquín Sanahuja esposado y José Ribas Moracho, con pistola en mano  ambos desaparecieron y la policía salió detrás de ellos, al parecer,  llegaron hasta una casa del barrio de Horta concretamente en la calle Nadal 30 donde pidieron, de comer, una manta y una lima, después marcharon y conocedores del terreno se escondieron en una especie de túnel. Hasta que fue localizado en el mismo José Ribas Moracho por la guardia civil, que se dedicó a seguir el rastro de sangre, José Ribas una vez detenido fue llevado hasta el dispensario de San Andrés y de allí enviado al hospital del Clínico, para ser operado en urgencias de los varios impactos de bala que tenía, temiéndose por su vida, Ribas inmediatamente estará señalado como el autor de la muerte del agente de la Brigada Político Social Zacarias A. R.

Resultado de toda esa refriega había un policía muerto, un anarquista herido de gravedad, y otro que había escapado esposado y la inquilina de la casa, Francisca Avellanet Garreta, por lo que había que abrir una causa general, que llevará el número 29151, por los sucesos ocurridos en San  Asisclo 42, contra Francisca Avellanet, Isabel Clavero, Ignacio Ribas, el herido José Ribas Moracho y el escapado Joaquín Sanahuja González.

Por los interrogatorios sabemos que Isabel Clavero  Ramos tiene 21 años , está soltera, trabaja en una sastrería, era Modista,  nacida en Zaragoza  y es hija de Arturo y Encarnación  y vive en la calle Fonollar 32, 1º 1ª de Barcelona y declara que conoció a Joaquín Sanahuja que fue su novio en un baile, hace  unos 5 meses que fueron detenidos al pedirles la policía la documentación en la calle San Pablo de Barcelona, ella estuvo  una semana en prisión mientras que Joaquín ha estado bastante más tiempo, él, vivía de realquilado en casa de Francisca Avellanet con documentación falsa, a veces iba a casa de Isabel para buscar comida ya que no tenía con que,  no tenía posible económicos, también quedaban por los alrededores del Paseo San Juan para pasear por su entorno.

También sabemos que, en aquellos tiempos, José Ribas Moraucho iba detrás de una chica de alterne que bailaba boleros, y trabajaba en un salón de baile de la Rambla de Catalunya que se llamaba Marisol, vive cerca del Paralelo probablemente en el Poble Sec, pero desconocen la calle en concreto. 

Por otro lado, Francisca Avellanet Garreta, en las declaraciones delante de la Brigada Político Social se mantiene en sus trece y en asegurar que la puerta de la casa se cerró sola, en todo caso se niega a aceptar, que ella la cerró, también que no conocía a José Ribas Moraucho, ya que tenía otra documentación y lo conocía como Juan Casas, y a Joaquín Sanahuja hacía muy pocos días que estaba en la casa, era un recién llegado, era amigo del primero, y Francisca ni siquiera sabía cuál era su nombre.

Del interrogatorio por parte de la Brigada Político Social, de Barcelona a Ignacio Ribas Sanfeliu seguramente en la Vía Layetana 43, y con intimidaciones, al final se sabe que, había quedado para el día siguiente verse todos ellos en el metro de Plaza España, y tenía planeado ir hasta la avenida de Montserrat, siguiendo un cobrado que al día siguiente tenía que llevar en su cartera unas 22000 pesetas, que planeaban repartirse ellos tres y un chófer que debía acompañarlos.

Respecto al herido José Ribas Moracho que se encuentra en el Hospital clínico y que ha sido operado a vida o muerte, se sabe que es de profesión barbero tiene veintidós años, nacido en Barcelona, junto a Joaquín Sanahuja había atracado a una persona llevándose 300 pesetas que se repartieron entre los dos. Al parecer los tres tenía el proyecto de marchar a Portugal como vía de escape hacia América, ya que en ese momento en Europa el nazismo seguía avanzando y no ofrecía demasiadas ilusiones.

Por lo demás es increíble como Joaquín Sanahuja González esposado como estaba, ha conseguido quedar camuflado en la ciudad, seguro que en aquel momento los anarquistas todavía contaban con una infraestructura importante para esconderse y sobrevivir al fascismo. Aunque por el momento nos falta esa documentación que nos asegure una cosa u otra, es decir si al final fue detenido o consiguió escapar y poner tierra de por medio. Lo que sí sabemos es que en 1943 la Brigada Político Social ya ha cerrado el expediente y dejaron de buscarlo.

El 21 de febrero de 1942 algo ya mejorado después de la intervención quirúrgica es interrogado José Ribas Moracho o Mouracho, y él asegura que salió por la ventana disparando y recibiendo dos balazos en el estómago, también dice que, no pretendió sacarle la pistola a uno de los guardias civiles en el momento de la detención, en todo caso lo que intentó es quitarse la vida, porque sabía del sufrimiento que le esperaba, que también vio como Sanahuja usó su pistola ya que llevaba una Star 7,65, esto es una declaración de defensa, para poner en duda ¿quién mato a Zacarias?, en la refriega de aquel día, para poner en duda las afirmaciones policiales,  y abrir la posibilidad  de que fueran los disparos ocasionados por Sanahuja quiénes terminaron con la vida del policía.

Recordemos que, toda esta causa empezó cuando José Ribas Moraucho junto a Ignacio Ribas Sanfeliu, realizaron un atraco en la calle Muntaner y la vigilancia rutinaria de días posteriores que dio con los anarquistas, unos días después,  Ignacio Ribas que resultó detenido llevaba una pistola Star 7,65 con su cargador correspondiente.

En Jefatura Superior de Policía, las pesquisas para detener al huido, se hace un informe donde da a conocer que no ha sido posible detener a Joaquín Sanahuja González y también menciona que su compañera o amiga cada semana recibía una carta suya,  desde algún rincón de Cataluña, lo que indica que no ha podido escapar, y esperan poder detenerlo en cualquier momento. También este informe policial recuerda que es un hombre de la columna Ortiz y de la “Brigada de la muerte” o sea que acompañaba en busca de quinta columnistas a Pascual Fresquet Llopis. 

La Brigada de la Muerte, uno de estos compañeros, es probable, que sea Joaquín Sanahuja González

Llega el momento del proceso, la causa sumarísima 29151, Isabel Clavero Ramos no fue procesada ya que no se la implicó en el proceso, José Ribas Moraucho (Moracho), Ignacio Ribas Sanfeliu y Francisca Avellanet Garreta, y huido, en rebeldía Joaquín Sanahuja González. La sentencia fue firme y la condena también rigurosa, ya que no se hicieron pruebas balísticas ni nada parecido.  Dice la sentencia: Debemos condenar y condenamos a José Ribas Moraucho a dos penas de muerte y a 10 años de prisión por los delitos de asesinato y el de robo y al pago de 30000 pesetas a los familiares del agente de policía muerto Zacarias A. R. siendo de abono la totalidad de la prisión preventiva en caso de indulto. Ignacio Ribas SanFeliu condenado a la pena de 20 años de reclusión menor, por el primero de los delitos y 10 años de reclusión mayor por el segundo, en aquel momento ya un proyecto de robo aunque no se lleva a cabo ya era condenable,  y finalmente a Francisca Avellanet Garreta se  la condena de 20 años y un día de prisión mayor, además al pago de 30000 pesetas a los familiares de Zacarias por considerarla cómplice de asesinato del agente policial, siendo para ambos el abono de la prisión sufrida hasta hoy.

Hay que recordar que Francisca Avellanet Garreta estaba en aquel momento en libertad condicional, y ahora ante este nuevo altercado debía cumplir las dos penas. Además, el juez insiste y pide que se localice a Joaquín Sanahuja González al igual que, pregunta y espera respuesta para saber, quién era el chófer que necesitaban para hacer el robo del cobrador Avd. de Montserrat.

A Francisca Avellanet Garreta se le pasa la notificación de la sentencia el 28 de Mayo de 1942.

Ya lo hemos comentado antes. Al parecer en 1943, en referencia a  Joaquín Sanahuja González el expediente para localizar a Joaquín quedó en archivo, por lo que entendemos, que en principio lo dejaron de buscar.

Según los datos de liquidación de condena con que el franquismo plantea cada caso, Francisca saldrá en libertad el 22 de agosto de 1963.

Después desde la prisión de mujeres de las Corts y a través de abogados y en el entresijo de las leyes y los indultos del régimen, por ejemplo del congreso eucarístico de Barcelona, que eran pequeños indultos que le ayudaban a ir liquidando condena. Así, desde la dirección de la prisión de las Corts de Barcelona se manda una carta firmada por el director de la prisión a la secretaria de Justicia Negociado A1. El director de la Prisión de Mujeres de Barcelona recuerda que sobre la mesa de su despacho tiene dos sumarios de referencia a Francisca Avellanet Garreta y recuerda que el primer indulto fue inoperante debido a que ya se había cumplido la sentencia plena, el indulto del segundo proceso referente a una condena con unos beneficios de  ”una cuarta parte de la condena”, ley firmada y puesta en práctica el “1º de mayo de 1952” proceden que el juez militar le apliqué la liquidación de condena obrante y se comunique, el resultado de la liquidación a la prisión de mujeres de Barcelona. Esta carta del director de la prisión de Mujeres de Barcelona estaba fechada el 10 de junio de 1952.

Si interpreto bien la documentación que tengo en las manos de su proceso, entiendo que Francisca Avellanet salió de la cárcel de mujeres de Barcelona el 26 de febrero de 1953 con la libertad condicional y fue al Palacio de Justicia de Barcelona a buscar la absoluta de libertad el 20 de marzo de 1953, con 56 años de edad ya cumplidos, había pasado una buena parte de su vida, entre rejas, prácticamente por discrepar del sistema impuesto por la dictadura.

En su estancia en la prisión de Mujeres de las Corts disponemos de una foto en la que se encuentra, junto a otras mujeres presas y junto a nuestra estimada Joaquina Dorado Pita.

A partir de ese momento solo restaba poner flores a la fosa común del cementerio de Barcelona en recuerdo de su hijo Josep Domenèch Avellanet, un chaval de las juventudes libertarias de la Torrassa y de Manuel Domenech  su compañero, que prácticamente no conocemos, por el momento, ningún dato destacable.

Mientras que José Ribas Morancho o Moraucho fue fusilado en el campo de la Bota el 25 de marzo de 1942.

Referente a Ignacio Ribas Sanfeliu por el momento no hemos podido seguir su pista, y su periplo por las cárceles del Estado Español y desconocemos su suerte final. Al igual nos ocurre con Joaquín Sanahuja González, que tuvo la suerte de poder escapar, y seguramente cambiar de identidad y esperemos que con el tiempo pudiera pasar a Francia, o llegar a Portugal como tenía planeado y acabar sus días en Sudamérica.

Continuara

Febrero 2024

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